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ABC MADRID 06-03-2014 página 15
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ABC MADRID 06-03-2014 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 6 DE MARZO DE 2014 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN QUO VADIS SOCIALISMO? Los electores castigan los acuerdos contra natura sin más fundamento que el apetito de poltrona N AVARRA se convierte hoy en campo de batalla llamado a decidir el futuro de Alfredo Pérez Rubalcaba y, con él, el de un Partido Socialista que dejó de ser obrero hace lustros y que ahora duda entre seguir mereciendo el apellido de español o lanzarse definitivamente al abismo de la fragmentación en taifas. Lo que se juega en Pamplona no es únicamente un encuentro decisivo para el futuro de la Comunidad Foral y sus habitantes. Ni siquiera una batalla clave en la guerra que libran España, la Historia, la razón democrática, la libertad y la dignidad contra la barbarie del terrorismo etarra y su pretensión de incorporar el viejo reino a la mítica Euskal Herria de sus delirios sanguinarios. Lo que se dilucida en la pugna que enfrenta al socialismo navarro con la dirección federal del PSOE (o mejor dicho, a la parte actualmente predominante del PSN con el todavía líder de la calle Ferraz) es el modelo político y territorial que pretende defender la segunda fuerza de este país en esta etapa. Un órdago en toda regla. La formación que dirige Roberto Jiménez tiene dos caminos posibles: consumar la defenestración de Yolanda Barcina prestando su apoyo a la moción de censura planeada y propiciada por los proetarras de Bildu, sea cual sea el formato que adopte finalmente ese instrumento, o rechazar cualquier contacto con un grupo que dice abominar de la co- rrupción mientras justifica el asesinato de inocentes, y dejar que UPN concluya el mandato que ganó en las urnas. Si toma el primer atajo es posible que Jiménez alcance la presidencia del Gobierno autonómico, aunque lo hará en calidad de tonto útil del separatismo vasco. Si opta por dar marcha atrás, habrá salvado a Navarra de caer en manos que chorrean sangre, a Rubalcaba del batacazo final y al PSOE de la pérdida total de identidad y la subsiguiente debacle. Porque son las señas de identidad del PSOE las que están amenazadas en este envite. Unas señas de identidad que durante la era Zapatero se vieron desdibujadas hasta casi desaparecer en Cataluña, con ese tripartito que encamó sin pudor a socialistas con republicanos secesionistas; en Baleares, donde la cleptocracia regionalista de Munar no fue obstáculo para que los del puño y la rosa apoyaran un pacto a cinco de perdedores, sin más proyecto común que la okupación (con k) del poder; o en Galicia, que contempló cómo hasta La Coruña, feudo histórico que había permanecido en manos de Paco Vázquez durante 23 años, cedió al tsunami provocado por el gobierno compartido con el BNG. Los electores castigan, con razón, los acuerdos contra natura sin más fundamento que el apetito de poltrona. Penalizan con mayor dureza aún la falta de liderazgo y la deriva ideológica que nace de la ausencia de principios y convicciones firmes. La catástrofe socialista de 2011 no se debió solo a la crisis económica, sino a la pérdida de un eje de actuación común a toda la organización; a la multiplicación de cabezas de ratón que dejó al de León sin fuerza, sin razón de ser y hasta sin causa que defender. El PSOE salió de ese trance gravemente herido. Desde entonces han acudido a su rescate los errores de Rajoy, sus promesas incumplidas y las graves dificultades a las que se enfrentan los ciudadanos, de las que siempre resulta fácil culpar al Ejecutivo de turno. Pero, de momento, nada de lo que ha hecho el número uno socialista ha contribuido a mejorar la posición de su partido. Antes al contrario, las encuestas demuestran que es incapaz de frenar la hemorragia de votos que amenaza su subsistencia con carácter de alternativa y la del escenario político español tal como lo hemos conocido. Por el bien del PSOE y el de todos, esperemos que Navarra no sea su Waterloo. IGNACIO CAMACHO LA BARAJA Un vientecillo primaveral ha susurrado en La Moncloa un nombre con mucho morbo por si en Dublín tocase la euroloto ASTA la mesa de Rajoy, allá en La Moncloa, entre pinturas de Miró y Luis Gordillo, ha llegado algo parecido a una sugerencia, un soplo, un vientecillo confidente de marzo empujado hasta la carretera de la Coruña por los lobbies de la corte de los milagros. Alguien ha insinuado que en el equipaje del viaje a Dublín, donde este fin de semana los prebostes de la derecha europea van a decidir la futura cúpula de la UE, debería figurar una carpeta con la candidatura de Aznar a la presidencia de la Comisión comunitaria. Todo el mundo sabe que al gobernante hermético no le gustan las recomendaciones, pero esta vez se trata de una cuestión de Estado; el jefe del Gobierno sueña con una carambola diplomática que le permita postular a un español para el puesto clave y entre los jardines monclovitas, donde se intuye la primavera entre suspiros de cedros, chopos y granados, los setos susurran el nombre de su antiguo paseante. Por si acaso. La agenda política de los próximos meses está condicionada por la reunión de Irlanda. De ella depende en primer lugar el candidato del PP para las elecciones de mayo. También el futuro del Gabinete, de donde podrían salir las piezas que Rajoy logre colocar en el puzle de la nueva nomenclatura eurocrática. La cabecera de la Comisión solo podría caer en una especie de farol de póker, un rebote de fortuna que permitiera colar una baza de arbitraje si la disputa entre Francia que pretende a Michel Barnier y Alemania Merkel lleva a Juncker en cartera provocase un bloqueo. El objetivo más asequible es la presidencia del Eurogrupo o una comisaría de mucho peso: la económica o la de la Competencia. De ahí para abajo se irá repartiendo la baraja. España aspira a volver al menos con un as, pero el gallego no pía porque cuanto más altas sean las expectativas más áspero puede resultar el fiasco. Amén de que falta un pequeño detalle: si los socialdemócratas alcanzan mayoría en el Parlamento se quedarán para el alemán Martin Schulz el premio gordo y los liberalconservadores tendrán que repartirse la pedrea. En cuestión de nombres propios no vale la pena apostar con un tipo que acaba de mostrar en Andalucía el modo en que le gusta marcar el paso. Cañete está en todas las cábalas, Guindos en algunas cada vez en menos y también Méndez de Vigo y su ministro García Margallo. Lo de Aznar no deja de ser una quimera con mucho morbo que tal vez el presidente no tome en consideración siquiera. Pero hay más aspirantes y el líder silente no soltará prenda hasta que expire el último plazo. Convencido de que Europa es la salvación, está actuando con la pauta exterior que los presidentes suelen reservar para el segundo mandato. Las izquierdas le van a plantear el desafío electoral en clave interna: los recortes sociales, la reforma laboral y mucho aborto. Si se encuentran al bigotes al frente de la Troika les da un pasmo. H JM NIETO Fe de ratas

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