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ABC MADRID 02-02-2014 página 15
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ABC MADRID 02-02-2014 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO, 2 DE FEBRERO DE 2014 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS LOS BAÑOS ÚNICOS Habría que derribar ese muro de Berlín que separa el servicio de señoras y el de caballeros L empezar a escribir el artículo y teclear lo de Los Baños Únicos me he acordado de las Primas Únicas, aquel polémico producto bancario anterior al lío del montepío de las preferentes, que tenía nombre de chirigota. Es que estás viendo al Yuyu con Las Primas Únicas Y a chirigota se pueden tomar muchos los Baños Únicos que ha sacado en vísperas de Carnaval la alcaldesa Ana Botella, al decretar que a los bares y restaurantes de no más de 200 metros ni capacidad superior a las 50 personas se les exima de la duplicidad de váteres, servicio de señoras y servicio de caballeros, doblete que se sustituirá por el que llaman baño mixto que aunque suena a Salus Per Aqua, vulgo Spa, es un alivio económico para la hostelería de nueva planta. Los Baños Únicos no sólo me parecen bien, por lo que felicito a la señora de Aznar (cuya mano beso) sino que se han quedado cortos. Tiene de bueno que, como la medida ha sido adoptada en Madrid, España entera la imitará pronto. Cuando el concejal cateto de Turismo esté redactando las nuevas Ordenanzas de Hostelería, propondrá en el pleno: -Y un váter ná má pá tor mundo en los bare, ¿eh? Aquí no vamo a ser meno que en Madrí. ¡Que las mujeres meen donde los hombres, joé! Eso está bien, que la moda de los baños mixtos llegue a España entera. Pero me parece poco. ¿Por qué sólo en los establecimientos minis? ¿Es que el aparato génito- urinario de hombres y mujeres varía acaso según las dimensiones del local donde se va a producir la micción o, en caso de apretón, la defecación? No A he acabado de explicarme nunca que con tanta Ley de Igualdad, cuando incluso está perseguido que los colegios separen a los niños de las niñas, se mantenga la discriminación por sexo en los váteres públicos. ¡Vamos, para presentar recurso ante el Constitucional, por discriminación en materia de sexo! ¿Tiene usted acaso en su casa un baño para su mujer y sus hijas y otro para usted y sus hijos? Sí, ya sé lo que dicen las mujeres: lo de los salpicones fuera de la taza... Pero en los aviones y en los trenes, ¿no nos aviamos todos con el mismo, pese a los salpicones? ¿Por qué entonces mantener esta costosa separación por sexos, este apartheid Me recuerda cuando en Guadalcanal las mujeres se ponían delante y los hombres detrás en la iglesia. Llegó el Concilio Vaticano II y se acabó la separación por sexos: todos en los mismos bancos. Pero en el Casino Nuevo Círculo, ay, como si fuera parroquia preconciliar, se mantenía la separación por sexos del servicio de señoras y el de caballeros. Y las señoras, además, con la ignominiosa y pública afrenta de la llave. Como su baño estaba cerrado siempre, las señoras le tenían que decir al conserje delante de todos: -Antonio, ¿me da usted la llave? La separación por sexos las convertía, además, en alguacilillos taurinos que tenían que pedir la llave para comenzar el festejo. Y se enteraba todo el mundo de cuándo iban a donde iban. Le oí decir a una señora, muy digna: -No, yo cuando estoy en el Casino y he de ir al baño, me voy a casa a hacerlo. Porque ¿qué necesidad tengo de que se entere todo el pueblo de que voy a hacer pis? Más que crear la conquista social e igualitaria del Baño Único, habría que derribar en los bares ese muro de Berlín que separa el servicio de señoras y el de caballeros. Ya no se estila cerrar con llave los de señoras: ha sido la gran conquista del feminismo. Pero si sigue habiendo dos baños. ¿Y por qué uno siempre está ocupado y el otro libre? Si el de hombres está ocupado, ¿por qué no voy a entrar yo en el de señoras? ¿No hay Ley de Igualdad? Nada, nada, hay que profundizar en los Baños Únicos. ¿Saben cómo conseguirlo? Pues con las feministas. El día que las feministas digan que no hay derecho a que los hombres tengamos unos baños para nosotros solos, ese día derribarán inmediatamente el muro de Berlín del señor Roca. Pero no Roca el defensor de la Infanta, sino el Roca que se tira de la cadena. IGNACIO CAMACHO ZAPATONES En un país de escasa tradición innovadora, Luis fue el padre del más célebre invento nacional moderno: el tikitaka RA tan cascarrabias que su hosquedad provocaba una especie de ternura; castizo, malhumorado y chapado a la antigua, impermeable al estilo diletante de la posmodernidad, Luis Aragonés encarnaba el espíritu clásico de un fútbol de balones de cuero cosido, pierna fuerte y olor a linimento en el vestuario. Fue un jugador excelente, fabuloso lanzador de faltas frikis, free kicks con un enorme pie de seda, y aprendió en los campos sin drenaje los códigos primarios de la motivación y el liderazgo. Colchonero de sangre, tenía un concepto tan sólido de la lealtad y el compañerismo que renunció a la oportunidad de entrenar al Real Madrid por una llamada de Vicente Calderón, el hombre al que siempre consideró su padre moral, su Rey Arturo. Áspero, sincero, supersticioso, gruñón, frontal, de una caballerosidad añeja, se convirtió en el hechicero de una tribu que le adoraba. Y la condujo al éxito a base de inocularle autoestima y borrar con una fe de carbonero el estigma de la españolidad derrotista. En un país de escasa tradición innovadora, Luis fue el padre del más célebre invento nacional contemporáneo: el tikitaka. Se le ocurrió como una forma de buscar la virtud en un defecto de fábrica: los jugadores españoles eran bajitos, de poca presencia física, inhabilitados para un juego de presión y choque, y decidió él, que siempre había sido paladín y maestro del contraataque envolverlos para defenderse en una estrategia de pausa, control y habilidades. Los hizo sentirse orgullosos de una impronta y con ella rompió el techo de la maldición perdedora. Otros más hábiles para el marketing habrían creado con eso un know how patrimonial, una marca millonaria, pero él fue siempre alérgico al postureo de las relaciones públicas. Llevaba la satisfacción de un modo íntimo y casi huraño, retador, en plan ahí queda eso. Y vaya si quedó: grabado en el mármol simbólico de la historia del deporte. Lo apodaban con motes rudos, casi cuartelarios: el Mono, el Sabio, Zapatones. Pero nunca hubo en su vida, cuando estas cosas valen futbolista capaz de hablar mal de él ni de faltarle el respeto. Tenía el aura de la nobleza moral, de una veracidad honesta y limpia que traspasaba sus prontos arrebatados de cólera; en un mundo de egos y alharacas se ganaba a la gente por su franqueza ausente de hipocresía. En aquella Eurocopa de 2008 que cambió la deriva pesimista de la selección tuvo la intuición feliz de convertir un conglomerado sin cohesión sentimental en un equipo: lo bautizó la Roja a despecho de connotaciones políticas, sin pensar en otra cosa que en la identidad tribal del fútbol. Llegó a Austria al borde de la destitución y salió transformado en un referente nacional y en un ídolo de los jóvenes. En Inglaterra lo habrían nombrado Sir; en esta España tan huérfana de ejemplos merece ser enterrado envuelto en la bandera que hizo ondear en lo más alto. E JM NIETO Fe de ratas

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