ABC MADRID 19-01-2014 página 12
- EdiciónABC, MADRID
- Página12
- Fecha de publicación19/01/2014
- ID0006296854
Ver también:
12 ENFOQUE DOMINGO, 19 DE ENERO DE 2014 abc. es ABC semana La foto de la AFP Las infidelidades de Hollande Los vicios privados LUIS DEL VAL Decía Bernard Shaw que el matrimonio es una carga tan pesada que, a veces, hay que llevarla entre tres. Es probable que el presidente de Francia, agobiado por la carga del Elíseo y el peso matrimonial, decidiera mantener conversaciones con una dama en un lugar discreto, aunque ya se sabe cómo son los franceses de malpensados, que, en cuanto una mujer y un hombre se encierran en un hotelito, nunca piensan que lo hagan para discutir de filosofía o de los misterios del cosmos. Los vicios son siempre privados, pero el problema de las personas públicas es el cálculo que hace el personal afectado por si sus decisiones están influidas por los vicios. No es lo mismo que sea alcohólico el barman que el piloto de una aeronave, y la privacidad del dueño del colmado para practicar la infidelidad matrimonial no tiene las mismas consecuencias que la del presidente de la República, a pesar de que los franceses, en general, son tolerantes y comprensivos en la materia, hasta el punto de que han creado un género teatral, el teatro de boulevard, basado en las debilidades e incontinencias de hombres y mujeres, y el eterno problema de mantenerse castos fuera del matrimonio. Sacha Guitry, autor de este género, sobre el que escribió medio centenar de piezas, sostenía que el secreto de un matrimonio feliz consistía en perdonarse mutuamente el haberse casado. Ahora bien, ¿la tolerancia hacia los vicios privados de las personas corrientes puede ser la misma que ante las personas públicas? Hay dos teorías al respecto, y ambas con argumentos. Los intransigentes aducen que, si una persona no puede sujetar sus debilidades íntimas, es un síntoma de que, al decidir asuntos de trascendencia para la colectividad, puede ser arrastrado por esas debilidades y tomar decisiones perjudiciales para la sociedad. Sin embargo, hay un sector más permisivo que sostiene precisamente todo lo contrario: es tal la presión del ejercicio del poder, que es conveniente humanizar al ungido, aunque sea con el descenso a los vicios, porque así comprenderá mejor los defectos de la sociedad. Una noche, cenando en mi casa con varios amigos, alguien habló de los vicios privados de un personaje público y muy poderoso, e intervino Emilio Romero, que, aun nacido en Arévalo, parecía francés o inglés, según las ocasiones, y soltó esta frase: Prefiero a los gobernantes flojos de bragueta, porque así serán comprensivos con los vicios de los gobernados No sabemos qué preferirán los franceses. De momento, la popularidad de Hollande ha bajado, pero casi todos sostienen que es por los recortes del presupuesto, algo tan público y notorio como ya son sus vicios privados. El gran seductor El presidente francés saluda a una joven durante la inauguración, ayer, de un cuartel de la Gendarmería en la localidad de Vigeois