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ABC MADRID 17-01-2014 página 14
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ABC MADRID 17-01-2014 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN LLUVIA ÁCIDA PUEBLA VIERNES, 17 DE ENERO DE 2014 abc. es opinion ABC DAVID GISTAU BOULEVARDIER La izquierda de bulevar no busca la playa debajo de los adoquines, porque no se aviene ni a que se los pongan M E ha preocupado enterarme por Santiago González de que el episodio de Gamonal, en lo que trasciende el asunto municipal y la discusión en vecindad, ha consagrado una nueva marca política que él llama izquierda bulevar Que no busca playas debajo de los adoquines, porque no se aviene ni a que se los pongan. Al revés: la calle interrumpida, destripada como un hombre al que se le hubiera ido la luz del quirófano en plena operación, no admite sugestiones utópicas en las que la ciudad aparece como una corrupción del estado de naturaleza, como un contexto de existencias mecánicas ordenadas por el televisor. El anhelo liberador de la playa, tan 68 y tan adolescente, con cerveza en hielo, me recuerda esa frase de Pedro Ampudia según la cual a la vida se viene a veranear, incluso cuando a la edad se le prolongan las sombras como bajo la luz de otoño, que es por la que camino despacio. Aclaro que mi preocupación es, ante todo, lingüística. Mi parte francesa se siente obligada a custodiar la evolución de los galicismos incorporados a nuestro idioma. En ese sentido, el secuestro político, violento, de la palabra bulevar supone una degradación de la que debería informar a París mediante algún tipo de clave como las utilizadas en el espionaje. Hasta el mismísimo Balzac está siendo agredido, pues él, como Baudelaire, fabricó una aureola literaria para que la llevara puesta el personaje del boulevardier del flâneur Que no es otra cosa que el sofisticado caballero urbano que deambula por las calles entreteniendo la mirada y que se siente absolutamente integrado en la ciudad y en las posibilidades para el recreo de la inteligencia que esta ofrece. A un boulevardier difícilmente lo verá usted en traje de baño. O rascando los adoquines para encontrar pretextos redentores y colectivistas. Háganme el favor de restaurarle al bulevar este prestigio antes de que Llamazares termine de convertirlo en el eufemismo de la eterna revolución pendiente: ¡A los bulevares! Suficiente daño hizo ya la cursilería para enamoradizas de James Dean en el bulevar de los sueños rotos, con pitillo y cuello subido a lo Camus. Dos paradigmas dignos de una inquietud no lingüística ha dejado Gamonal. La fotogenia de la violencia, siempre que esta escoja la coartada adecuada. Y la necedad, leída a alguien en alguna parte, de que las detenciones matan al lechero de Churchill. Como si la democracia debiera equivaler a una ausencia de ley y de autoridad. Entiendo que esto forma parte de la abolición de lo institucional, del auge de la soberanía del megáfono, o de la identitaria, que han inventado para sí mismas una legitimidad ajena a la de las urnas. Que la respuesta institucional sea el repliegue, hasta en el discurso, no es cosa que nos haga mejor democracia. Mientras, y aunque llueva, bajo a hacerme el flâneur por unos bulevares tumultuosos de rebajas. MONTECASSINO HERMANN VOX O LA CONCIENCIA PERDIDA Ningunear al recién llegado es la reacción lógica de los partidos tradicionales. Prefieren pensar que los nuevos son anécdotas y flor de un día Y A pueden tener algunos cuidado con la arrogancia. Sobre todo con la de esos mandos de segunda fila o esas gentes de los recados que tienen todos los partidos y, sobre todo, por supuesto, los que gobiernan. Algunos de los trovadores del poder con más celo laboral ya han dicho que al Partido Popular no le inquieta nada la creación de Vox, un nuevo partido en la derecha en España. Ningunear al recién llegado es la reacción lógica de los partidos tradicionales. Prefieren pensar que los nuevos son anécdotas y flor de un día. Pero ya saben hasta ellos que en la España actual todo se ha puesto en movimiento y no solo las fuerzas más odiosas de la discordia, el resentimiento y el separatismo. El espectro político español en general está mutando. Y aquel bipartidismo que se turnaban la cama con los nacionalistas para gobernar a expensas de concesiones, ha muerto, por mucho que algunos en PP y PSOE lo añoren y pretendan reanimarlo, incluso con una versión momificada en la próxima legislatura. Para eso dan algunos oxígeno a líderes ya amortajados. El establishment español y ahí caben muchos querría volver a esa situación. Pero no hay vuelta atrás. El final del perverso minueto de partidos grande y partidos nacionalistas se ha manifestado de forma irreversi- ble cuando la mayoría absoluta actual dejaba a los chantajistas fuera de juego. Las fuerzas separatistas se han montado en el tigre. Pero no solo ellas están en movimiento. Quienes infravaloraban este fenómeno se han equivocado. Sucedió con UPyD hace años y fueron legión a derecha e izquierda los que sufrieron una muy desagradable sorpresa cuando tuvieron que reconocer el éxito sin precedentes de ese animal político que es Rosa Díez. Pasó con Ciudadanos en Cataluña, recibido con sarcasmo y altivez por todos, hasta que, con el liderazgo de otro fenómeno político de primer orden, Albert Rivera se ha convertido en una gran fuerza en Cataluña y puede aspirar a serlo en el resto de España. Y ahora ha aparecido Vox que es la primera fuerza que surge como desafío directo al PP en el poder. Entre los dirigentes hay gente que militaba aun en el PP hace unos meses. A su cabeza una personalidad extraordinaria y símbolo para España del sufrimiento ante el terrorismo, José Antonio Ortega Lara. En cualquier otro país sería símbolo incuestionable de toda la sociedad y todos los partidos. Ahora será símbolo del nuevo partido. Que a su vez quiere ser la conciencia perdida de un PP marcado por la falta de empatía de su líder y una cúpula que, para muchos militantes, ha despreciado principios, programa y promesas con arrogancia. Santiago Abascal, Ana Velasco, Ignacio Camuñas, Cristina Segui, Ivan Espinosa de los Monteros y otros han llegado a fundar Vox como declarados huérfanos de un proyecto liberal y conservador de regeneración nacional que una mayoría vio en el PP y que consideran abandonado por el Gobierno de Rajoy. Les llegan reproches de que dividen la derecha. Han llegado a la conclusión de que los valores de la derecha estarán mejor protegidos si el PP tiene que pactar con ellos. Y no secuestrados e ignorados por un aparato de partido que ni lo defiende ni los aplica, movido por un pragmatismo que ellos consideran indolencia. El PP deberá ahora esforzarse por demostrar que es capaz de defender esos valores mejor que el nuevo partido. Lo cierto es que es verosímil que Vox esté haciendo un favor al PP para la próxima legislatura. Porque Vox podría movilizar votos en la derecha decididos a no volver jamás al PP de Rajoy.

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