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ABC MADRID 05-01-2014 página 34
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  • EdiciónABC, MADRID
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34 INTERNACIONAL DOMINGO, 5 DE ENERO DE 2014 abc. es internacional ABC El terrorismo amenaza los Juegos de Sochi, la gran apuesta de Putin El terror yihadista resurge en Rusia en vísperas de un evento mundial más político que deportivo RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL EN MOSCÚ El volcán del Cáucaso Mar de Azov Elistá Astracán KRAY DE KRASNODAR Krasnodar KALMUKIA ASTRACÁN Otras zonas conflictivas Stávropol KRAY DE STÁVROPOL Cherk Cherkessk Cher 2 Transdiniestrer Moldavia, Ucrania y Rusia Península de Crimea Ucrania Nálchik chik 3 5 Beslán 1 Maikop Maik Zona ampliada Nadie esperaba que a poco más de un mes de los Juegos de invierno de Sochi, que tendrán lugar entre el 7 y el 23 de febrero, la insurgencia islámica del Cáucaso Norte pudiera golpear dos veces seguidas en menos de 24 horas y en una misma localidad del interior de Rusia. Volgogrado, la antigua Stalingrado, sufrió dos atentados suicidas el 29 y el 30 de diciembre, con un balance provisional de 34 muertos. Estos dos ataques han aumentado los temores de que los atentados continúen, tanto en la víspera como durante los Juegos de Sochi. El pasado verano, el cabecilla de la guerrilla islámica del Cáucaso, Doku Umárov, hizo un llamamiento a través de un vídeo para que sus muyahidines emplearan todos los medios a su alcance para impedir que Sochi sea una fiesta. En aquella alocución anunció el final de la moratoria unilateral decretada por él mismo, que había limitado las acciones terroristas a la zona del Cáucaso. Las autoridades se tomaron la moratoria como un signo de debilidad y no como un acto de buena voluntad afirmó. El primer atentado fuera del Cáucaso tras aquella siniestra advertencia se produjo el 21 de octubre, precisamente en Volgogrado, con un balance de seis muertos y una treintena de heridos. Lo perpetró Naida Asiláyova, una viuda negra quien hizo estallar en el interior de un autobús la carga explosiva que llevaba sujeta al cuerpo. Sochi 1 ADIGUESIA 2 KARACHAEVOCHERKESSIA 3 KABARDINO- BALKARIA 4 OSETIA DEL NORTE 5 INGUSETIA 6 OSETIA DEL SUR ABJASIA AB CHECHENIA Nazr Nazran Grozn ozn ozny Makhachkala ka kala Valle de Ferganá Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán Sujumi Vladikavkaz Vladik 4 Tsjinval jinval 6 DAGUESTÁN Mar Caspio Mar Negro ADJARIA ARIA Batum GEORGIA Tiflis Conflictos armados Federación Rusa Repúblicas Autónomas de Rusia Georgia República Autónoma de Georgia Estado independiente de facto Azebaiyán República Autónoma de Azebaiyán Estado independiente de facto TURQUÍA ARMENIA Ereván AZERBAIYÁN Bakú St Stepanak Stepanakert NAGORNO NAGORNO KARA KARABA RABA RABAJ AZERBAIYÁN AZERBAIY IRÁN HORIZONTE RAMÓN PÉREZ- MAURA Presunción de fortaleza Los otros dos recientes atentados de Volgogrado confirman que las amenazas de Umárov van muy en serio. Suponen un desafío para el presidente Vladímir Putin, que pretende hacer de los Juegos de Sochi un escaparate de la nueva Rusia, un país supuestamente modernizado y fuerte que, según la propaganda oficial, ha logrado superar sus complejos tras la pérdida de influencia que supuso la desintegración de la Unión Soviética. Putin, cuyo país se ha apuntado varios triunfos en la escena internacional durante 2013 (humillar a Estados Unidos dando asilo a Edward Snowden, proteger el régimen sirio de Al Assad evitando una intervención aliada, y ganar el pulso a la UE en la CATORCE AÑOS DESPUÉS... El objetivo es acabar con el terrorismo con más poderes de los que legitima la democracia B oris Yeltsin tuvo un epílogo presidencial marcado por un auge del terrorismo: desde pisos volados por explosivos en Moscú hasta una guerra en el Cáucaso en la que había no pocos elementos de carácter terrorista. El 31 de di- ciembre de 1999, le sucedió Vladímir Putin como presidente en funciones, más tarde legitimado por unos procesos electorales muy cuestionables. A lo largo de casi tres lustros el poder ha estado en manos de una misma persona desde diferentes cargos que se puso como objetivo acabar con el terrorismo y para ello asumió poderes que van más allá de lo que legitima la democracia. Ni con esos poderes que afectan a toda la sociedad no solo a los terroristas ha podido el Estado ruso impedir que terroristas chechenos tomaran un teatro moscovita en 2002 o atacaran a escolares en Beslán en 2004, o actuaran contra el metro de Moscú en 2010 o el aeropuerto de Domodiédovo en 2011. Y ahora tenemos los casos de Volgogrado, claramente orientados a los Juegos Olímpicos de Sochi. Como bien sabemos algunos en España, frente al terrorismo no se puede ceder. Pero contra el terrorismo no se justifica el uso y abuso de un poder desmedido por el Estado. Un poder que va mucho más allá de la legítima persecución de los criminales. Y un poder que bajo Putin ha llegado a causar sólo en la llamada Segunda Guerra Chechena 100.000 víctimas. El estado policial creado por Putin le tiene a él muy firmemente asentado en el trono imperial. Pero no garantiza la seguridad ciudadana de los rusos, que es la única justificación que podría haber para alguna regresión de las libertades. La futura seguridad de Rusia pasa por una consolidación democrática de la que está muy lejos el país de Jodorkovsky y las Pussy riot. Un país libre en el que sus múltiples estados anexionados por los zares puedan decidir si quieren seguir formando parte del último imperio del mundo.

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