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ABC MADRID 03-01-2014 página 14
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  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN LLUVIA ÁCIDA PUEBLA VIERNES, 3 DE ENERO DE 2014 abc. es opinion ABC DAVID GISTAU FIESTA Kiko Rivera ha llevado el concepto de fiesta española más allá de la suelta de vaquillas, y en eso es un precursor de esnobismo mundano SÍ, de entrada, el cine nos trae dos recuerdos de animales feroces introducidos en una juerga. El elefante de El guateque que es película muy del gusto de Ruiz Quintano. Y el tigre de Resacón en Las Vegas rescatado por Mike Tyson, que por tanto hizo lo mismo que la Guardia Civil con los dos cachorros de león que Kiko Rivera puso a la entrada de su fiesta como si fuera el portalón del Parlamento. Ahora que lo pienso, qué perfecta, por triste, sería esa alegoría de nuestro achicamiento institucional: la reducción a mininos que son como abrigos que caminan de aquellas mayestáticas melenas que fueron fundidas con los cañones capturados al enemigo. Es un paso intermedio hacia la conversión definitiva del Estado en Garfield, cuya avidez fiscal combatiría el déficit en lasaña de la herencia recibida. Kiko Rivera ha llevado el concepto de fiesta española más allá de la suelta de vaquillas en una capea, y en eso es un precursor de modernidad y esnobismo mundano, un poco como Dalí cuando cruzaba hacia el bar el vestíbulo del Palace con un ocelote llamado Babou sujeto con una correa cuyo collar, si no recuerdo mal, llevaba pedrería engarzada. Un felino que desayunaba en Tiffany s, y que acaso inquietó alguna siesta de Camba en la Rotonda. Es muy hermoso este gesto con el que Kiko Rivera rompe con la determinación taurina y termina de hacerse con un personaje propio, pues la fiesta lo ha salvado de otras vocaciones erráticas hasta convertirlo en un Studio 54 ambulante, con su atrezo de auriculares y ese aire de saber pedir aliño de huevas con simpatía. Con todo, en su emergencia de animador total, de gurú parrandero en la eterna Nochevieja de la evasión, habría dado más de qué hablar si hubiera soltado dos leones adultos. Como los de Bokassa, otro gran organizador de fiestas, que devoraban carnaza humana en los banquetes de Villa Kolongo. Ni en la Movida, que sólo reparó en los matices orgiásticos de la herencia cultural antigua, hubo fiestas que degeneraran a venatio romana, con Fabio McNamara pinchando con un tridente o abrazándose al cuello de un toro, a lo Ursus. Bien saben los amigos que, como lector de Hemingway, concedo un enorme valor literario al antagonismo del león. A ese examen en el que en realidad se busca el ideal del león interior, pues eso es lo que hay en Hemingway, como en la ballena de Melville. O en el pez de El viejo y el mar con el que, según Mailer, Hemingway quiso hacer una metáfora de la lucha solitaria por escribir un libro que luego, en segundos, es destrozado, no por los tiburones, sino por la crítica. El apellido Hemingway, como viene avisando Ruiz Quintano en su blog, ya sólo pervive en la bisnieta Dree, una hermosa top model de fragancias. Y con el león ya vemos lo que ha hecho Kiko Rivera, cuya casa, al menos, era una fiesta. A MONTECASSINO HERMANN LA CARTA IMPERTINENTE El presidente de la Generalidad se retrata como un insensato e inmoral que hace de intereses propios el único norte de su conducta T AMBIÉN en esto es Artur Mas un español realmente vulgar. Es un español al que no hay indecoro que le espante, lo suficiente ignorante para desconocer el miedo al ridículo y convencido de que somos el ombligo del mundo y que como allí, que es aquí, en ninguna parte. Ahora ha decidido contárselo a los de fuera. Por carta. El presidente de la Generalidad se retrata. No solo como un insensato e inmoral que hace de apetencias e intereses propios el único norte de su conducta. También por su suprema impertinencia. La carta a diversos mandatarios europeos es torpe y paleta. Primero en las formas. Está escrita en un inglés de escolar esforzado por no colar gazapos. Podría ser de Pilar Rahola u otro sabio. Y no explica nada. Quizás porque le queda algo de vergüenza para explicar los motivos de este delirio, las causas para esas preguntas tramposas de esa consulta del nunca jamás. Pero el escrito es, además, un insulto a quien la recibe. Mal favor se ha hecho con esta carta que intenta vender un producto podrido sin presentarlo. Sabedor de que, si abre algo el envoltorio, la pestilencia espanta al potencial cliente y tumba la propia venta. Mentirosa la carta e inoportuna. La recibe una Angela Merkel que, en su alocución navideña, habló de los aniversarios que coinciden en este año estelar para la historia y su conocimiento. Recordó que son tres las efemérides que se ce- lebran: los cien años del comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, los 75 del trágico comienzo de la Segunda y los 25 años de la caída del muro que trajo la unidad alemana y la unidad europea tras medio siglo de división. Toda Europa lleva mucho tiempo preparando este centenario de la Primera Gran Guerra, cataclismo político, militar, cultural y moral. Fue el comienzo de una escalada bélica e ideológica que, en los 75 años que separan su comienzo de la superación de sus últimas consecuencias, causó más de cien millones de muertos. Y el origen de todo aquello fue, Merkel lo sabe como cualquier europeo adulto culto y cuerdo, el nacionalismo. El veneno del nacionalismo que ahora el señor Mas distribuye a espuertas en los colegios catalanes que, sí, es el mismo que llenó de muertos las trincheras de Verdún, el que llevó al poder a monstruos como Hitler o Mussolini, el que llenó los hornos crematorios, el que erigió muros y campos y persiguió a pueblos enteros. Sus caras amables son siempre caretas. Hasta su réplica proletaria e internacionalista, la otra ideología criminal, llega al poder y a aplicar su política genocida gracias al nacionalismo que emponzoñó Europa. Entre esas dos fechas tan presentes este año, están las montañas de muertos, de ciudades devastadas, de pueblos aplastados y genocidios. Tras esas terribles experiencias y gracias a estadistas sabios, esfuerzo común y altura de miras, Europa es hoy un milagro en el que aun muchos luchan por entrar. Y cuando se hacen esfuerzos ímprobos por este proyecto, una casta política manipuladora agita un nacionalismo en seis de los 340 millones de europeos y exige dinamitar la ruta común. A coste cero. Desde la autonomía más amplia y de mayor calidad de Europa. Con privilegios inimaginables en otros lares menos habituados al chantaje. Los destinatarios de la carta saben que Mas jamás podrá dinamitar España. Pero estadistas con conciencia de la historia solo podrán sentir desprecio hacia quienes persiguen sus fines agitando los peores instintos del nacionalismo, causa de tres cuartos de siglo de odio, muerte y crimen, cuyo comienzo el 28 de junio de 1914 y final, el 9 de noviembre de 1989, conmemoramos este año.

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