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ABC MADRID 01-01-2014 página 11
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ABC MADRID 01-01-2014 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 1 DE ENERO DE 2014 abc. es opinion OPINIÓN 11 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS REYES RICOS EN UNA ESPAÑA POBRE ¿Qué clase de crisis es ésta que los Reyes Magos no vienen este año pobres, como en nuestra infancia, sino es que lo tiran? UANDO yo era niño, España acababa de pasar los Años del Hambre, y no sé qué carestías generales habría o qué fatiguitas estarían pasando mis trabajadores padres, que cuando se acercaban estas fechas de fin de año, y yo pegaba la nariz y el vaho del frío, como en un cuento triste de Navidad, contra los cristales de aquellas maravillosas tiendas de juguetes para niños ricos, con trenes eléctricos dando vueltas en sus escaparates, y le decía a mi madre que en mi carta iba a pedir uno así a los Reyes Magos, me contestaba cada año con la misma frase en su voz de pena: -Eso no puede ser, porque este año los Reyes vienen muy pobres... Tan pobres venían los Reyes que me traían, sí, un tren. Pero una birria de tren. En absoluto eléctrico. De cuerda. Sin aquel potente foco blanco en la locomotora que alumbraba la vía. Sin los vagones que reproducían los coches- cama de Wagon Lits del expreso de Madrid. Un tren triste y baratito, con una máquina de cuerda y dos vagones de lata. De lata de la mala, de la traicionera, que te pegaba unos cortes horribles en los dedos al cogerlos. Y todos los vagones, además, eran de Tercera: ni un solo coche- cama. Si no fuera a quebrarme este clima lírico de evocación, estaba por decir que el tren de hojalata era como si lo hubiera contratado un presidente de autonomía de ésos que trincan la tela de las comisiones, para que se hagan una idea de lo chungo que era la mierda de tren que me traían aquellos Reyes Magos tan pobres. C Aunque otra vez estamos en años de penuria con los caminos de serrín del Nacimiento llenos de vacas flacas, donde las obras del castillo de Herodes han quedado paralizadas a causa de la crisis inmobiliaria y donde el pescador no puede tender su caña en el papel de plata del río porque estamos en parada biológica impuesta por la UE, a mí me gustaría ser un niño de ahora, porque por mucha crisis que haya, los Reyes Magos nunca vienen pobres. Y eso que la televisión está llena de pornografía infantil. Han leído bien: la televisión escupe en estas fechas pornografía infantil a cada instante. Es absolutamente pornográfico que en una España donde los padres están ahogados por la crisis y el paro los niños sean asaeteados por los tecnológicos objetos del deseo de los más caros y sofisticados juguetes anunciados por televisión. Que, además, se agotan. ¿No es pornografía infantil lavar el cerebro a los chavales con unos juguetes que o bien no pueden comprarlos sus padres de caros que son y de tiesa que la familia está, o bien se han agotado en España entera, para desmentido de la crisis? ¿Qué clase de crisis es ésta que los Reyes Magos no vienen este año pobres, como en nuestra infancia, sino es que lo tiran? En un periódico salmón he leído un divertido informe económico de Papá Noel, donde analiza ante su junta general de accionistas de la ilusión los pobres resultados de su ejercicio en Europa, de lo chunga que está la cosa. Aquí los Reyes Magos o bien tiene muy malos analistas, o no se quieren enterar por razones de ilusión de la crisis que tenemos en todo lo alto. O son los únicos que se creen el triunfalismo económico que predica electoreramente el Gobierno de España que ya he perdido la cuenta de la de veces que ha dicho que la crisis está ya dando las boqueadas y que si ha subido la tarifa eléctrica es por el consumo que va a ver de luz al final del túnel. Me sigo quedando con el realismo de aquellos Reyes Magos pobres de mi tren de hojalata. Y también, hombre, ya que estamos metidos en harina de Reyes, pues me sigo quedando con el Rey en el que sigo creyendo. Que no es de Oriente, sino del Palacio de Ídem, y que se llama Juan Carlos. Y que como sabe mejor que nadie que sus colegas Melchor, Gaspar y Baltasar vienen este año tan pobres a esta tierra donde no hay caridad, nos ha dado en su mensaje de Nochebuena ánimos y realismo, en esta tierra a la que todavía algunos viejos niños con tren de hojalata llamamos Patria y llamamos España. IGNACIO CAMACHO MÚSICA AUSTROHÚNGARA Bajo la exaltada euforia de la Marcha Radetzky late el fracaso de un desastroso precedente de la nación de naciones N las películas de Berlanga siempre hay un personaje que pronuncia la palabra austrohúngaro al genio valenciano le fascinaba la retumbante sonoridad del adjetivo y sus connotaciones estéticas de fastuosas solemnidades imperiales. La memoria de la monarquía dual de Francisco José, que en este 2014 va a alcanzar honores de protagonismo retrospectivo con el centenario de la Primera Gran Guerra, irrumpe cada Año Nuevo en la escena global bajo el simbolismo marcial de la Marcha Radetzky que cierra el mediático concierto de Viena: el célebre momento de las palmas con que el empingorotado público del Musikverein acompaña los compases eufóricos de esa romántica partitura que durante décadas fue el epítome de la orgullosa hegemonía centroeuropea que se desmoronó en la Paz de Versalles. La pegadiza composición de Strauss padre apenas evoca hoy una vaga melancolía palaciega de la corte de Sissi pero en su tiempo representó una enardecida exaltación de supremacía aristocrática cuyo eco resuena aún en su ámbito natural como paradigma de autocomplaciente liderazgo. Hace un quinquenio el profesor Sosa Wagner, antiguo director de tesis de Zapatero al que le aprovechó poco tan docto magisterio y actual eurodiputado de UPyD, publicó un interesante ensayo que encontraba peligrosas concomitancias entre el fragmentado modelo político imperial y la nación de naciones que afloraba bajo el vago proyecto confederal de las reformas estatutarias del zapaterismo. No es casualidad que la fórmula austrohúngara figure como referencia destacada en la tradición catalanista, ahora superada por el órdago directo de la independencia. Y todavía sigue instalada en el subconsciente colectivo de gran parte de la dirigencia catalana que ve en la bilateralidad una solución a la tensión soberanista. Lo que Sosa trataba de denunciar era la falsa mitología de un modelo que en realidad fue un auténtico descalzaperros, una amalgama desastrosa, un lío colosal de asimetrías competenciales, lingüísticas e identitarias que acabó en una completa parálisis, en un ruidoso y trágico fracaso. No son pocos sin embargo los miembros de la élite política, dentro y fuera de Cataluña, que abogan por un proyecto de reforma constitucional que consagre una suerte de Estado plurinacional y bilateralista inspirado, acaso de forma inconsciente, en el viejo imperio fallido. La antítesis del sólido federalismo unitario que ha prosperado en democracias avanzadas, y al que algunos confusos arúspices del soberanismo asimilan con esta embrollada mixtura de nacionalidades superpuestas. Por eso cuando esta mañana suene en nuestros televisores la Marcha Radetzky y Barenboim vuelva hacia el público su batuta maestra convendría recordar que se trata del hermoso, decadente vestigio sonoro de una descomunal catástrofe. Y que la ignorancia de la Historia conduce siempre a su parodia siniestra. E JM NIETO Fe de ratas

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