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ABC MADRID 01-01-2014 página 10
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ABC MADRID 01-01-2014 página 10

  • EdiciónABC, MADRID
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10 OPINIÓN POSTALES PUEBLA MIÉRCOLES, 1 DE ENERO DE 2014 abc. es opinion ABC JOSÉ MARÍA CARRASCAL 2014 Desear un feliz Año Nuevo en estas condiciones es suicida. Sin embargo, se lo deseo AY años en que no pasa nada podríamos decir, parafraseando a Camba. Como se le consideraba un humorista, lo tomamos a broma. Pero, en efecto, hay años en los que no pasa nada, nada importante, vamos, diría incluso que les ocurre a la mayoría. La física cuántica rige también para la historia, que se va cargando de acontecimientos hasta alcanzar una masa crítica que explota, pasando todo a la vez y transportándonos a otra época. Momentos estelares de la humanidad les llamó Stefan Zweig. Puede que 2014 sea uno de ellos, al menos tiene la pinta, sobre todo en España. Por lo pronto, vamos a saber si es el año de la recuperación económica, como vaticina el Gobierno, o seguimos estancados, como pronostica la oposición. Si la trascendencia económica que esto tiene es enorme significaría el fin de la pesadilla para millones de españoles las consecuencias políticas pueden ser incluso mayores. La salida de la crisis no sólo garantizaría la reelección de Rajoy un año más tarde, sino también el desplome en caída libre de la oposición, desde el PSOE a IU, pasando por los nacionalistas. De hecho, significaría el fin de una etapa, desde la Transición a nuestros días, dominada por el progresismo con la derecha avergonzada de serlo y la izquierda teniendo la superioridad moral y social. Una etapa que occidente ya ha pasado, nosotros, no, frenándonos, pero se acabaría de tener Rajoy razón. Si, en cambio, fracasara, nuestra situación sería aún más angustiosa. En la Europa de Angela Merkel, sin embargo, no hay sitio para la política de izquierdas que el nuevo gobierno adoptaría. Pero se hacen los ajustes que exige Bruselas o se queda uno colgado de la brocha, sin escalera. Y, encima, el problema catalán. No sabemos si la consulta soberanista se celebrará, se meterá en un cajón, se sustituirá por unas elecciones plebiscitarias o si tendremos una declaración de independencia a la brava. Los catalanes son personas tranquilas, pero los tranquilos resultan los más vehementes cuando se enamoran o embriagan, situaciones bastante parecidas a la que se encuentran en estos momentos. Sin que nadie pueda decir si se impondrá en ellos el seny o la rauxa. Puede que ni ellos mismos lo sepan, y eso es lo más preocupante de todo. Del resto, mejor no hablar. Echen una ojeada a las páginas de internacional y sólo verán guerras, escándalos, protestas, atentados, catástrofes naturales o provocadas. Bien, lo que se dice bien, no marcha hoy ningún país. Alemania, China dependen de que les compren sus productos e incluso las no ha mucho dos superpotencias están en apuros. La globalización hace que lo que ocurre en una esquina del planeta repercuta de inmediato en la otra esquina. Somos prisioneros de nuestros avances. El mundo es hoy un lugar resbaladizo, excitante, imprevisible, lleno de riesgos y oportunidades, en resumen, un auténtico desastre. Desear un feliz Año Nuevo en estas condiciones es suicida. Sin embargo, se lo deseo. Peor que los anteriores es difícil que sea. H LLUVIA ÁCIDA DAVID GISTAU LAS TRAGADERAS ETA siempre ha sido consciente del daño causado. Ha sido su única fuerza durante décadas, la unidad de medida de su eficacia terrorista AY que admitir que, en lo concerniente a los presos etarras, el manejo de los tiempos es magistral, y se atiene a la lógica de la dosificación perfectamente calculada. El último comunicado habría sido insufrible para la opinión pública si hubiera coincidido con los picos de escándalo y frustración provocados por la anulación de la doctrina Parot y la suelta de numerosos terroristas de los años de plomo, dueños de un historial horripilante. Sin embargo, en esta sociedad cuyo ritmo mediático es vertiginoso, en la que no resulta fácil mantener mucho tiempo a la audiencia concentrada en una tensión de índole moral, las excarcelaciones no tardaron demasiado tiempo en convertirse en una rutina que fue perdiendo espacio en las primeras páginas. De los etarras pasamos a los violadores. Y, de ahí, casi a la indiferencia, con la única excepción de las víctimas, a las que ya hace tiempo, al menos desde la primera legislatura de Zapatero, que se les aplica un tratamiento paradójico: respeto retórico pero descarte para la participación en las decisiones políticas por un supuesto exceso de emoción que linda con la barbarie vengativa. No deja de ser significativo que a los asesinos en serie, o al menos a sus intermediarios institucionales, nunca se les haya negado la legitimidad para erigirse como sujetos políticos en los que incluso el castigo por los crímenes dependen de un contexto, de una conveniencia política. H Una vez digerido el final de la doctrina Parot, aparece el comunicado, que traslada el debate a la solución para la siguiente generación de presos. Lo sobrevuela una constatación deprimente: si han tenido ustedes tragaderas para aceptar cuán relativa es la palabra terminal en el diagnóstico de Bolinaga y para acostumbrarse en tan sólo un par de semanas a las primeras excarcelaciones e incluso a los festejos populares en el regreso a casa de los gudaris con sólo un pequeño esfuerzo más zanjaremos el conflicto y no nos veremos en la obligación de volver a matarlos. ¿Que las víctimas insisten en su indignación? Úntenles algún ungüento balsámico, qué sé yo, alguna condecoración, alguna mención particular del Rey en su discurso navideño, hagan que se sientan arropadas, pero no permitan que su emotividad y su lealtad a la memoria de los desaparecidos arruinen esto que tenemos tan bien encauzado. En realidad, este mensaje ya está interiorizado. Lo demuestra el entusiasmo ante el comunicado de no pocos medios de comunicación de ámbito nacional. Hay tantas ganas de premiar a los etarras y de hacer pasar la firmeza por una forma de intransigencia, que se les reconoce, no ya lo que dicen, sino lo que se interpreta que podrían haber querido decir. Así ha ocurrido con unos renglones carentes de arrepentimiento, trufados de vindicación del pasado violento, cuando no directamente de orgullo, en el que ha habido que extraer y distorsionar el reconocimiento del daño causado. ETA siempre ha sido consciente del daño causado. Ha vivido del daño causado. Ha sido su única fuerza durante décadas, la unidad de medida de su eficacia terrorista. Su única razón de ser fue la gigantesca coacción que ejercía sobre una sociedad entera mediante el daño que era capaz de causar, ya fuera con los grandes atentados con bomba o con las purgas mafiosas resueltas en la cercanía del disparo a la cabeza. Que ETA reconozca el daño es una obviedad. Lo novedoso habría sido que se mortificara por ello. Pero de eso no hay nada en el comunicado, donde el daño causado roza la consideración de proeza de una vida dedicada a la causa. Lo demás depende de las tragaderas.

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