ABC MADRID 24-12-2013 página 8
- EdiciónABC, MADRID
- Página8
- Fecha de publicación24/12/2013
- ID0006288926
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8 ENFOQUE MARTES, 24 DE DICIEMBRE DE 2013 abc. es ABC Barack Obama abraza a su esposa durante un partido de baloncesto disputado en Honolulu Vacaciones en Hawái de los Obama Michelle, en tribuna JESÚS LILLO Barack prefiere la oratoria, pero Michelle domina el lenguaje de los signos, lengua franca que entre unos y otros, a través de codazos celosos y aspavientos psiquiátricos, acabaron por imponer en el funeral de Mandela. Sin ataúdes, sin palabras, sin vergüenza. Fue allí cuando el presidente de los Estados Unidos mostró la debilidad de quien pierde de vista el objetivo de su retratista de cámara y el guión escrito por sus asesores. Barack interpreta y dramatiza, pero a Michelle, pura improvisación, se le entiende mejor. Iba para ensayista y teclista de la comunicación virtual, pero Obama, tan clásico como sus obsesiones históricas, se ha quedado en la superficie de una mirada sostenida en el aire y un estribillo repetido sobre los acordes, venga fanfarrias, de la épica. Contrahecho para la galería del tiempo, Obama se retrata, sin embargo, cuando casi nadie lo observa. Lleva más de cinco años posando, ejerciendo de presidente de un gobierno que, de aquí a la eternidad, empieza y termina en su imagen. Sigue haciéndose fotos el domingo en Hawái, en un partido de baloncesto del equipo de su cuñado, bien abrazado a su esposa pero la memoria de su público se empeña en revelar el carrete que mejor lo define: como un hombre común, habitante de una casa más o menos blanca y en la que, cuando nadie mira, manda su mujer. Arriba, Obama bromea con la primera ministra danesa ante el gesto de enfado de la primera dama norteamericana, durante el funeral de Nelson Mandela REUTERS