ABC MADRID 18-12-2013 página 5
- EdiciónABC, MADRID
- Página5
- Fecha de publicación18/12/2013
- ID0006285351
Ver también:
ABC MIÉRCOLES, 18 DE DICIEMBRE DE 2013 abc. es ENFOQUE 5 Igueldo deja hoy de ser un barrio de San Sebastián, después de que Bildu proclamara ayer su independencia EFE San Sebastián, laboratorio de pruebas La independencia de Igueldo JAIME GONZÁLEZ En lo alto del monte Igueldo hay un pequeño parque de atracciones con su Casa del terror y El laberinto Desde la cima, San Sebastián parece un collar de perlas desparramado en la arena, como si el mar se lo hubiera arrancado del cuello para enterrarlo en la orilla. Un pequeño casco urbano y unos cuantos chalés y caseríos salpican de piedra un paisaje que los dioses pintaron de verde y azul para dotar de espíritu a esa naturaleza indómita que aún sueña con ser libre. De un tiempo a esta parte, la Casa del terror y El laberinto son mucho más que dos atracciones del parque, pues sirven como metáfora perfecta de una Guipúzcoa inquietante cuyos hilos más negros manejan los amigos de ETA, guiñoles de un escenario de espesos cortinones en el que Bildu actúa en funciones de mañana y tarde. Desde hoy, Igueldo ya no forma parte del paisaje de San Sebastián, porque el presidente de la Diputación, Martín Garitano, ha aprobado la secesión del barrio, que será un municipio independiente. Supongo que quien patentó los nombres de la Casa del Terror y El laberinto en el parque de atracciones no podía imaginarse que fueran a convertirse en un presagio de males, no exento de ese humor negro que aporta el hecho de que el hoy alcalde donostiarra, Juan Carlos Eizaguirre, fuera el impulsor de Itxas Aurre colectivo próximo a eso que ahora llaman izquierda abertzale y que llevaba casi veinte años reclamando la soberanía de Igueldo. Bildu ha dividido en dos el cielo y la tierra de San Sebastián, al que los amigos de ETA le han arrancado el corazón y la historia, que es tanto como triturar el alma y el espíritu de una naturaleza que nació para ser libre, como las vistas que se divisan desde lo alto del monte mientras los niños echan la tarde en la Casa del terror o El laberinto El afán mutilador de los guiñoles ha partido de cuajo una ciudad a la que le han expoliado la memoria para dejarla sin conciencia y sin recuerdos. Tan hermosa que duele verla desparramada en la arena, como ese collar de perlas que el mar se arrancó del cuello para enterrarlo en la orilla. Ahora sé por qué lo hizo: porque tuvo un fatal presentimiento.