ABC MADRID 12-12-2013 página 5

ABC JUEVES, 12 DE DICIEMBRE DE 2013 abc. es ENFOQUE 5 Marc Márquez, que visitó ayer ABC, muestra la portada que nuestro periódico le dedicó al proclamarse campeón del mundo IGNACIO GIL Vuelta rápida al circuito de ABC Marc Márquez, otra lección de pilotaje JAIME GONZÁLEZ Para pilotar por el circuito de ABC se necesita una pizca de talento, la justa dosis de arrojo y un pelín de respeto. Es indispensable el casco, más por prevención que por las irregularidades del trazado, que por otra parte está perfectamente señalizado y se ha ido renovando con el paso del tiempo. Hay tres o cuatro curvas que requieren de un poco de mesura, de esa sensatez natural que te marca el camino para no salirte de la pista. Reconozco que cuando empecé, llevado por el miedo escénico, me enfundé un mono de cuero reforzado en las rodillas, pero ahora circulo en mangas de camisa sin miedo toco madera a dar con mis huesos en el suelo. ABC es un circuito sencillo, sin espacios opacos donde la falta de visibilidad obligue a correr riesgos innecesarios. Está bien peraltado y cuenta con barreras protectoras a lo largo de la pista, que por algo somos conservadores en el sentido más humano del término. Abierto siempre al talento, el circuito de ABC recibió ayer a Marc Márquez, campeón del mundo de Moto GP, un prodigio de juventud que deslumbra por su condición de persona, también en el sentido más humano del término, y la manera que tiene de susurrar a su caballo de fibra de carbono, un auténtico derroche de ternura. No creo que la audacia de Marc sea consecuencia de su corta edad, sino de un corazón sin complejos y tan abierto que le ha dotado de un carácter puramente universal, nada dado a parapetarse detrás de esos muros artificiales donde solo cabe un sentimiento, una bandera o una manera de pensar. Marc Márquez sabe que el mundo es mucho más grande que lo que abarca la visera de su casco. Y se le nota. Reconforta verle pilotar por el circuito de ABC susurrando a su caballo de fibra de carbono, trazando las curvas con esa naturalidad propia de quien, pese a su juventud, ha alcanzado la madurez a toda prisa. Marc Márquez es el antidivo, una condición que le vuelve extraordinario en estos tiempos en que lo frecuente ya no es lo normal, sino todo lo contrario. Ahora que algunos se erigen en pilotos suicidas de la vida de los otros, vetan circuitos y cubren sus cascos con lemas ofensivos para marcar territorio, este joven catalán circula por la vida con el talento, el arrojo y el respeto que sus padres le inculcaron bastante antes de que le compraran su primera moto, que no sé si era de fibra de carbono, pero que le enseñó a conducirse tan recto que viéndole pilotar por ABC pensé: Este chaval es un genio porque es muy de carne y hueso