Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 10-12-2013 página 3
ABC MADRID 10-12-2013 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 10-12-2013 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

ABC MARTES, 10 DE DICIEMBRE DE 2013 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA SUDÁFRICA, TIERRA DE PÓLVORA Y DE SANGRE POR JAVIER REVERTE Llueven justos elogios sobre este hombre inigualable, en cuya colosal estatura histórica destaca, sobre todo, su infatigable lucha contra el appartheid, uno de los sistemas políticos más infames concebidos por el ser humano. Supo tender la mano al adversario para lograr acuerdos que parecían imposibles, pero sin renunciar a sus principios ners, avanzaron hacia el norte, masacrando a miles de xhosas, los antepasados de la etnia de Mandela. En 1750, Inglaterra se anexionó la colonia enviando un pequeño contingente armado. Y desde 1820, los colonos británicos, uitlanders comenzaron a disputar las tierras a los bóers. Con ellos vinieron culis de la India, casi en condición de esclavos. Y la mezcla de sangres creó una suerte de casta de mestizos, los coulored El llamado Arco Iris sudafricano se iba dibujando. Entretanto, las guerras indígenas no cesaban. Shaka, un caudillo zulú, construía un imperio guerrero en el este del país, tras vencer a los ndebeles, que se retiraron al actual Zimbabue. En 1835, los bóers, presionados por los británicos, comenzaron a desplazarse hacia la actual provincia de de Natal, en lo que se conoce como el Great Treck Tres años después derrotaron a los zulúes en la batalla de Blood River (Río Sangriento) y ocuparon todo el territorio. Pero los británicos los expulsaron y los bóers huyeron hacia el Trasnvaal, donde fundaron un nuevo estado. P OCAS veces el mundo ha mostrado un acuerdo tan unánime, para homenajear sin reservas a una figura histórica, como en el caso de Nelson Mandela. Y pocas veces un hombre ha merecido tal reconocimiento. Eche el lector una mirada a la historia del pasado siglo XX y busque alguien semejante entre los políticos. No será fácil encontrarlo, por no decir imposible. Ahora que le llueven los homenajes, que sus funerales van a constituir un acontecimiento universal y que los periódicos del mundo se vuelcan en exaltar su legado, me viene a la memoria un día de 1997 en que, recorriendo África en un largo viaje que había comenzado justamente en Sudáfrica me detuve a comer en el humilde comedor de una aldeúcha de Tanzania. Me atendió una muchacha que se expresaba en un torpe inglés. No había carta, por supuesto, y lo único que ofrecían era pollo frito con cerveza caliente. Mientras comía, la chica se sentó cerca y comenzó a decirme palabras en swahili señalando objetos, y yo las repetía traducidas al español, una suerte de juego que les encanta a los tanzanos. Después, logré entender que me preguntaba de dónde venía. Y al decirle que desde Sudáfrica, la joven adoptó un gesto serio, casi místico, y dijo: Mandela is my father Suelo echar mano de esa pequeña anécdota para explicar que la gente, incluso la más analfabeta y humilde, sabe muy bien distinguir la libertad de la esclavitud y a quien defiende la libertad de quien los oprime. Aquella muchacha sin cultura conocía muy bien lo que significaba Mandela para los africanos. Llueven justos elogios sobre este hombre inigualable, quizás el mejor estadista del siglo XX, en cuya colosal estatura histórica destaca, sobre todo, su infatigable lucha contra el appartheid, uno de los sistemas políticos más infames concebidos por el ser humano. Supo tender la mano al adversario para lograr acuerdos que parecían imposibles, pero sin renunciar a sus principios. Ni siquiera el arzobispo anglicano Desmond Tutu, otro gran campeón sudafricano en la lucha contra el appartheid el que dijo aquello de cuando llegaron los blancos traían la Biblia y nosotros teníamos las tierras; ahora, ellos tienen las tierras y nosotros la Biblia ni siquiera Tutu, ya digo, ha alcanzado la altura moral de Mandela. Hay otro aspecto de la lucha de Mandela poco destacado: el hecho de que, sobre todo, fue un hombre de paz, alguien que comprendió que una nación libre no se construye sobre charcos de sangre, sino sobre la concordia. Suya fue la idea de poner en marcha la llamada Comisión de la Reconciliación y la Verdad, cuyo ob- odo hubiera terminado ahí de no descubrirse en Transvaal inmensas cantidades de diamantes y de oro. Y los británicos se apoderaron de la región. No solo eso, sino que se lanzaron en Natal contra los zulúes, empresa al principio catastrófica: en 1879, en la batalla de Insandlhwana, un imponente ejército indígena, armado con lanzas, derrotó a un contingente británico, exterminándolo casi por completo. Fue algo parecido al desastre de Custer frente a los sioux en Little Big Horn. No obstante, apenas unas semanas después los zulúes eran JAVIER MUÑOZ derrotados por las ametralladoras Maxim s de los ingleses. Los afrikáners libraron contra Londres, jetivo era que los torturadores y opresores con- en 1880, la Primera Guerra Bóer. Vencieron y fesaran sus crímenes en público y que sus víc- proclamaron su independencia. Pero Inglatetimas aceptaran perdonarlos. La verdad duele, rra, en 1899, impulsó la Segunda Guerra Bóer. pero puede asumirse; lo que jamás se asume es Y tras salvajes batallas, Albión ganó la contienla mentira. da en 1902. Ocho años después, se creaba la Hablo de paz y hablo de una nación que ha Unión de África del Sur integrada al imperio sido, a lo largo de toda su historia, un territo- británico. En 1948, con un grado de autonomía rio de pólvora y de sangre. No sé de otro país considerable, los afrikáners crearon las prime si exceptuamos la antigua Roma y nuestra trá- ras leyes del appartheid mientras Londres migica España que haya sufrido más conflictos raba hacia otro lado. bélicos en el interior de su territorio. Pero, sin En ese instante surgió la figura de Mandela, duda, Sudáfrica se llevaría la medalla de bron- el principal líder del Consejo Nacional Africace en esta particular competición. En 1652 lle- no, en rebeldía contra el appartheid. Siguieron garon al actual El Cabo los primeros colonos represiones terribles, como la de Sharpeville, holandeses, los llamados bóers (la palabra se y torturas y humillaciones. Mandela fue contraduce como campesino) Eran calvinistas, se denado a cadena perpetua en 1964. consideraban un pueblo elegido y, en pocos Cuando abandonó la cárcel, en 1990, iba deaños, a golpe de Biblia y espingarda, extermi- sarmado, con tan solo un programa de paz en naron a los hotentotes y provocaron el exilio el bolsillo. Y Sudáfrica no ha vuelto a oler ni a masivo de los bosquimanos. Siguieron luego pólvora ni a sangre. las llamadas guerras de fronteras cuando los bóers, ya conocidos también como afrikáJAVIER REVERTE ES ESCRITOR T

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.