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ABC MADRID 09-12-2013 página 13
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ABC MADRID 09-12-2013 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC LUNES, 9 DE DICIEMBRE DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN HACIENDA SON LOS OTROS Una nación puede sobrevivir a la crisis, pero no a la pérdida de fe de sus ciudadanos en las instituciones que estructuran el Estado N esta España de economía sumergida y fraude a gran escala que alcanza, según el Sindicato de Técnicos de Hacienda, una cuarta parte del PIB, equivalente a más de 250.000 millones de euros anuales. En este país de pícaros en el que más del ochenta por ciento de la ocultación total, fiscal y laboral, queda impune, enterrada bajo gruesas capas de inmoralidad e ineficacia. En esta vieja piel de toro acostumbrada a que siempre paguen los mismos, los que no tienen donde esconderse, los que dependen de un salario fácilmente controlable por el Fisco... es evidente que Hacienda no somos todos. Ni siquiera la mayoría. Hacienda, aquí, son los otros, en más de un sentido. El fraude fiscal es, junto con el paro, uno de los pocos indicadores económicos en los que España está a la cabeza de la Unión Europea desde que existen registros. Las cifras varían según la fuente, pero coinciden en que defraudan mucho más, global y porcentualmente, las grandes empresas que las pequeñas o los autónomos (más del 70 por ciento del total) y las grandes fortunas que los ahorradores de a pie. Coinciden así mismo en el altísimo nivel de fraude que soportan los impuestos al consumo (9,7 euros recaudados por cada cien consumidos, frente a 12,3 de media en Europa) lo que explica que las sucesivas subidas del IVA apenas hayan logrado in- E crementar la recaudación. Unos defraudan más que otros, pero no hay sector que se salve de este dudoso honor, exceptuando el de las nóminas, seguramente no por falta de ganas, sino de medios para burlar al gran ojo que vigila; el que retrataba magistralmente el cineasta Florian Henckel en La vida de los otros Traigo a colación esta película sobre las prácticas de la policía secreta en la Alemania comunista porque a la luz de lo que está ocurriendo en la Agencia Tributaria una llega a la conclusión de que nuestros inspectores, o mejor dicho quienes les gobiernan, no seleccionan a sus presas pensando en el mejor modo de reducir estas cifras escandalosas, sino en función de criterios similares a los que guiaban a los agentes de la Stasi. O sea, fijándose en el color y las amistades de la persona o empresa investigada. ¿Qué otra cosa puede deducirse de las acusaciones que se lanzan mutuamente al respecto socialistas y populares? Dicen los de Rubalcaba que Montoro ha llevado a cabo una purga entre cargos directivos de la Agencia, destinada a proteger determinados intereses cercanos al PP. Responde el ministro que la entidad en cuestión estaba repleta de socialistas Y una asiste perpleja al tiroteo, preguntándose si alguno de los dos será consciente del daño irreparable que produce este fuego cruzado en la ya escasa credibilidad de nuestra Hacienda pública. Bueno, de la suya, la de los dirigentes políticos y sindicales que se reparten a su antojo, no siempre de forma legítima, lo que pagamos, muy a nuestro pesar, quienes sí contribuimos. Una nación puede sobrevivir a la guerra, a la crisis, a la miseria incluso, pero no a la pérdida de fe de sus ciudadanos en las instituciones que estructuran el Estado. Y eso es exactamente lo que le está pasando a España. No confiamos en nuestros líderes ni en nuestros partidos políticos. Cada vez lo hacemos menos en una Justicia politizada. No se nos permite confiar tampoco en el Fisco, utilizado por unos y otros como herramienta de control del adversario. Hacen falta mucha decencia y unos principios muy sólidos para no agarrarse a esa excusa y buscar el modo de conseguir que Hacienda sean los otros. IGNACIO CAMACHO CITA CON EL DENTISTA Para los dos grandes partidos las elecciones europeas de mayo equivalen a una visita al odontólogo. Sin anestesia L año político le quedan quince días mal contados y en enero arranca una larga campaña electoral, la del Parlamento Europeo, la primera a escala nacional en la que se va a medir el Gobierno tras el ajuste. Las elecciones son en mayo, sí, pero para la clase dirigente el baile empieza en cuanto recoja los envoltorios de los Reyes. Candidatos, listas, estrategias, programas. Bueno, programas no; en las europeas importan tan poco que el PP ha encargado el suyo a Carlos Floriano. El único programa de esta clase de comicios consiste en atizarle al Gobierno. La novedad de 2014 es que también la oposición se puede llevar lo suyo. Para los dos grandes partidos, las elecciones europeas equivalen a una visita al dentista. Se van a dejar varias muelas (escaños) y es probable que ni siquiera el vencedor pueda pasar el trance con anestesia. El que quede primero sufrirá tal hemorragia de votos y diputados que apenas estará en condiciones de consolarse con la derrota del otro; la lectura de la opinión pública será la de un patente desgaste. Con todo, peor será el horizonte del segundo. Si es el PP le caerá encima una moción de censura social y tendrá que escuchar precipitadas reclamaciones para adelantar el final del mandato. Si se trata del PSOE le espera un motín contra el liderazgo de Rubalcaba. No es imposible que sucedan incluso las dos cosas ante una victoria mínima del Gobierno; esta es una legislatura tan sufrida que cualquier retroceso, y es seguro que lo va a haber, se interpretará en clave de descalabro. El problema para los ejes del bipartidismo consiste en cómo sustraerse a la oleada negativa que puede provocar el resultado. Cualquier político con cierta experiencia sabe que unas europeas contienen una dosis notable de espejismo y proyectan una fotografía sociológica distorsionada. La ausencia de poder real en juego permite a los ciudadanos emitir con desahogo visceral un voto de castigo sin consecuencias prácticas, que premia a las minorías e incluso otorga alegrías inesperadas a ciertas propuestas estrafalarias. Pero ese veredicto descomprometido crea un estado de ánimo al que nadie logra sustraerse. Por desenfocado que esté el retrato tiene el efecto de provocar en sus propios protagonistas una visión borrosa de sí mismos que de alguna forma acaba adquiriendo el valor de una profecía autocumplida. Los emergentes cobran vigor y los declinantes incrementan su sensación de inseguridad hasta abocarse a un vértigo autodestructivo. Por eso la convocatoria de mayo tiene valor decisivo para la segunda parte de la legislatura. Y más allá esperan las primarias socialistas. A partir de enero el lenguaje público español va a estar cifrado en código electoral; se acabó, si es que la ha habido, la política de decisiones puras. En cuanto acaben los brindis navideños nuestra clase dirigente volverá a atornillarse sobre los hombros una urna. A JM NIETO Fe de ratas

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