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ABC MADRID 08-12-2013 página 42
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42 INTERNACIONAL HORIZONTE DOMINGO, 8 DE DICIEMBRE DE 2013 abc. es internacional ABC RAMÓN PÉREZ- MAURA EL REVOLUCIONARIO E s más relevante lo que Nelson Mandela tiene de Mohandas K. Gandhi que lo que tiene de Lech Walesa H emos leído ya casi todo sobre el estadista Nelson Mandela. Pero quizá conviniera recordar algo que puede quedar desdibujado: la relevancia de lo que hizo antes de llegar al poder en 1994 por comparación con lo que logró después en el ejercicio de la Presidencia sudafricana. Sin más arma que la palabra acallada en una prisión consiguió crear una conciencia mundial sobre el apartheid. Ayudado por esa marea de opinión pública mundial de carácter transversal, que iba desde las calles hasta los despachos del poder, Mandela derrotó al régimen cuando éste se vio obligado a darle la libertad. Y, sobre todo, cuando se llegó a un régimen de igualdad de oportunidades y de derechos- -algo también muy distinto de lo que el Mandela comunista de la primera hora había buscado y por lo que también penó cárcel. Lo fascinante de este revolucionario que llegó al poder es que tiene mucho más mérito lo que logró antes de ganar la Presidencia de Sudáfrica que lo que consiguió desde esa magistratura. Es más relevante lo que él tiene de Mohandas K. Gandhi que lo que tiene de Lech Walesa. Con Nelson Mandela los tres son dirigentes políticos que derribaron pacíficamente el poder político que les gobernaba. Gandhi nunca conquistó el poder. Y tras la retirada británica siguió actuando como fiscal sobre las conciencias de la clase política india y paquistaní. En cambio, Nelson Mandela (y Lech Walesa) quisieron llevar su autoridad moral revolucionaria a la gestión política diaria. Y esa legitimidad no puede traspasarse con facilidad. En el caso de Sudáfrica, con las complicaciones añadidas que representaba gobernar un país dividido en mil facciones. Y ese gobierno tuvo, como todos, luces y sombras que están lejos de justificar la canonización de la figura de Mandela. Por eso su grandeza reside en lo que hizo para liberar Sudáfrica del apartheid. Su grandeza es la del revolucionario. Los blancos sudafricanos, rotos de dolor por la muerte de Madiba Los descendientes de europeos adoran a Mandela por evitar una venganza negra JAIME VELÁZQUEZ CORRESPONSAL EN JOHANNESBURGO A los sudafricanos blancos les gusta Mandela más que Jesucristo dijo hace meses el controvertido activista antiapartheid Allan Boesak. Allan Boesak criticaba en una conferencia en la Universidad de Kwa- Zulu Natal las supuestas concesiones que el expresidente de Sudáfrica hizo a la población blanca cuando puso término al apartheid. Si para los negros sudafricanos el premio Nobel de la Paz fue el hombre que los liberó, para los descendientes de europeos fue el hombre que les perdonó, el que les salvó de la swart gevaar (la amenaza negra) Por eso, cientos de ciudadanos de raza blanca han acudido desde el pasado jueves hasta la casa de Mandela en Houghton, Johannesburgo, para mostrar su dolor por la muerte de Madiba, el padre de la nueva Nación Arco Iris en la que ellos también encontraron acomodo. Cuando Mandela fue liberado, no sabíamos cuál sería nuestro futuro. Pero hay algo que siempre recordaré; cuando salió de la cárcel dijo había decidido dejar su odio en la celda, porque si no aprendía a perdonar, jamás podría salir de su celda explica Teresa Corn, una mujer sudafricana blanca que ha venido a rendir tributo a Mandela. Liza McGuire recuerda también aquellos momentos de incertidumbre, cuando en el año 1990 Nelson Mandela fue liberado y comenzó el desmantelamiento del apartheid. Algunos estaban muy preocupados. Tengo una amiga que compró comida suficiente para sobrevivir durante cuatro años Un duelo más austero Frente a las demostraciones de afecto de sus compatriotas, que celebran la vida de Mandela con canciones y bailes, los sudafricanos blancos optan por un duelo más sobrio, llevando flores, encendiendo velas o dejando cartas de recuerdo. La libertad es universal afirma Cameron Tandy con su pequeña hija rubia a los hombros La reconciliación, la unidad y la paz no es asunto de blancos y negros. Salvó este país para todos Podría decir que vivía mejor durante los años del apartheid, pero no lo creo. Vivía una vida falsa; quizá más cómoda, pero no era real. Mandela nos sacó de un mundo irreal Hoy aquí, junto a las tapias de la casa de Mandela en Houghton, cubiertas por decenas de ramos y carteles de recuerdo a su figura, Sudáfrica se reafirma en los valores de convivencia que la hacen casi única en el continente africano. Pero muchos negros comparten la opinión de Boesak, que consideran que el expresidente fue demasiado condescendiente con la minoría que les negó de sus derechos durante cuatro décadas. Las diferencias entre razas aún perviven: los ingresos de las familias blancas son seis veces mayores que las de los negros, el paro de los blancos apenas roza el 5 en comparación con el 25 de sus conciudadanos de color, y la mayoría del capital y los puestos de dirección permanecen aún en sus manos. Las desigualdades han alentado a figuras como Julius Malema, un líder populista, antiguo presidente de las juventudes del CNA, que ha encontrado respaldo entre los más desfavorecidos con sus promesas de liberación económica, nacionalización de las minas y expropiación de tierras a los blancos, Mandela luchó desde su juventud por la liberación y la emancipación de la población negra, y fue un fiero lu-

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