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ABC MADRID 06-12-2013 página 3
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC VIERNES, 6 DE DICIEMBRE DE 2013 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA LA VIGENCIA DE LA CONSTITUCIÓN POR FRANCISCO PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL Quizá la necesaria revitalización de los consensos constitucionales pase por abordar la reforma de la Constitución en alguno de sus extremos. El propio texto constitucional, consciente de que lo que se quiere conservar debe necesariamente un día reformarse, contempla sendos procedimientos de reforma. Al cabo, reformar la Constitución, observando, eso sí, los cauces que ella misma prevé a tal efecto, es una de las formas, quizás incluso la más importante, de cumplirla y hacerla efectiva de regeneración democrática. Pero para ello es menester que se restauren, actualicen y recreen los consensos políticos que constituyeron su base, pues esos consensos fueron entonces y deben seguir siendo ahora la auténtica constitución material en la que el texto normativo se ancle. De todos es sabido que precisamente a causa pero también como consecuencia del consenso la Constitución es a menudo un texto abierto en el que hubo cuestiones, incluso centrales de la organización política del Estado, que sólo pudieron apuntalarse y que, por tanto, quedaron pendientes de ulteriores desarrollos. Pero paradójicamente esas, si se quiere, carencias del consenso remitían y remiten al consenso mismo, pues ponen de relieve que este no es sólo el rasgo genético más relevante del pacto constitucional de 1978, sino, sobre todo, lo que hoy es más importante: el modo natural de cumplirlo y remozarlo. Como algunas voces destacadas señalan, quizás esa necesaria revitalización de los consensos constitucionales pase por abordar la reforma de la Constitución en alguno de sus extremos. El propio texto constitucional, consciente de que lo que se quiere conservar debe necesariamente un día reformarse, contempla sendos procedimientos de reforma, que requieren tiempos y mayorías distintas en NIETO función del alcance de la modificación pretendida y que constituyen garantías de racionalidad y consenso para el proceso. Al cabo, ha alcanzado un nivel de respeto a los derechos reformar la Constitución, observando, eso sí, los y libertades fundamentales de los ciudadanos cauces que ella misma prevé a tal efecto, es una insólito en nuestra historia política; se ha asen- de las formas, quizás incluso la más importantado un sistema político que ha permitido la al- te, de cumplirla y hacerla efectiva. ternancia con naturalidad y ha consentido a diferentes partidos desarrollar sus programas de ada generación decía Thomas Jeffergobierno; y se ha conformado un Estado con un son tiene derecho a elegir por sí misgrado de descentralización política perfectamenma la forma de gobierno que cree que te comparable al de los estados federales, garanmejor promueve su propia felicidad tizando a las nacionalidades y regiones que lo pero decía también, llamando a la responsabiliintegran un nivel de autogobierno del que nun- dad colectiva la libertad llama siempre a la resca antes habían gozado. ponsabilidad que es responsabilidad de cada La gravedad de la crisis económica y política generación pagar sus propias deudas... que atravesamos y las urgencias del momento En momentos políticos y económicos mucho no debieran hacernos olvidar o minusvalorar lo más difíciles que los actuales, una generación de mucho conseguido. Precisamente en tiempos de españoles y de representantes políticos, los prozozobra, el marco de integración política que la tagonistas de la Transición, fue capaz de ponerConstitución representa es, seguramente, el me- se de acuerdo y de sellar un pacto social de conjor escenario para afrontarlas, y los valores y vivencia que el tiempo ha evidenciado como muy principios constitucionales un buen norte para provechoso. No creo que nuestra generación, que establecer el rumbo de las reformas necesarias. en gran medida gracias a aquella ha crecido en No caigamos en la ingenuidad de imputar al tex- libertad y ha disfrutado de una democracia pleto constitucional posibles errores del pasado que na, sea menos generosa o capaz para actualizar explicarían el momento presente, ni en la de ci- o reformular el pacto constituyente. Insisto, a frar en meros cambios normativos la clave de los poco que se lea con inteligencia política, el procambios políticos o económicos necesarios. pio texto constitucional ofrece principios, insLa Constitución de 1978, que, por cierto, sigue trumentos y directrices para este apasionante siendo una de las más jóvenes constituciones eu- cometido nuevamente histórico. Un cometido ropeas, contiene, creo, suficientes instrumentos que conviene no olvidarlo está en manos de y suficientemente flexibles como para afrontar todos y, por ello, a todos compromete. todos los desafíos del momento, desde los relativos a las tensiones en el modelo territorial hasta FRANCISCO PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL ES los que derivan de la creciente demanda social PRESIDENTE DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL H OY se cumplen treinta y cinco años desde que el pueblo español aprobara en referéndum, por amplísima mayoría, la Constitución española de 1978. Que podamos celebrar el trigésimo quinto aniversario de la Constitución es, en sí mismo, un hito en nuestra atormentada historia constitucional, pues, como es sabido, ninguna otra constitución española y resulta oportuno recordarlo ha tenido una vigencia real tan prolongada. Esta ya larga vigencia de la Constitución del 78 no ha sido fruto del azar. Antes bien, ha sido el resultado de la inteligencia política y jurídica con la que los constituyentes abordaron el proceso constituyente y redactaron el texto constitucional. Quisieron acertadamente, conjurando fantasmas del pasado, que la nuestra no fuese una constitución de bandería o facción, sino una constitución de todos, y supieron deponer sus visiones unilaterales, sus intereses particulares y sus pasiones, y redactar un texto en el que pudieran reconocerse la inmensa mayoría de los españoles. El consenso fue, en efecto, un gran pacto integrador que confirió a la Constitución una amplísima legitimación democrática y afianzó la democracia española hasta hacerla una realidad irreversible. Una de las decisiones fundamentales a las que alcanzó el acuerdo de los constituyentes fue el carácter normativo de la Constitución, novedad radical en nuestra historia constitucional, que ha sido clave para la transformación de nuestro sistema jurídico. La Constitución se configuró a sí misma no sólo como la norma fundamental del Estado, sino como norma a la que están sujetos todos los ciudadanos y los poderes públicos (art. 9.1 CE) encomendando, además, la garantía de su observancia al Tribunal Constitucional. Estas previsiones han sido fecundísimas para la transformación de nuestro Ordenamiento, que hoy está profundamente impregnado de los valores y principios constitucionales, en buena medida merced a la labor desempeñada por el Alto Tribunal. Pero la Constitución, además de cabecera y fundamento de todo el ordenamiento jurídico, quiso sobre todo ser un marco de integración política, un marco de convivencia en el que cupieran opciones políticas de muy diverso signo. A la vista de la experiencia, creo que es de justicia reconocer que ha conseguido este propósito, pues durante sus treinta y cinco años de vigencia se C

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