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ABC MADRID 28-11-2013 página 14
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  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN HORIZONTE PUEBLA JUEVES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2013 abc. es opinion ABC RAMÓN PÉREZ- MAURA OTRO SOCIALISTA ¡HOLANDÉS! Para algunos sectarios la patulea bolivariana de Venezuela es mucho mejor que la dictadura qatarí E UROPA ha sufrido a lo largo de todo este año el error de nombrar presidente del Eurogrupo a Jeroen Dijsselbloem, el ministro de Finanzas holandés que hasta que asumió esa cartera, en noviembre de 2012, nunca había tenido la más mínima experiencia en las finanzas internacionales. Los resultados han sido patentes. Pero como casi nadie parece habérselo tenido en cuenta en el Consejo Europeo y Luis de Guindos fue el único ministro que se opuso a su designación al frente del Eurogrupo el socialismo holandés está crecido y ahora tiene un candidato para suceder a la socialista baronesa Ashton al frente de la política exterior europea: el ministro de Asuntos Exteriores holandés, Frans Timmermans. Acabáramos. Este Timmermans es un hombre que promueve una política exterior de principios. De principios socialistas, claro. En marzo de 2011 la Reina Beatriz de Holanda se vio obligada por su Gobierno a posponer una visita de Estado al emirato de Qatar. La causa fueron unos incidentes callejeros. Timmermans, a la sazón diputado socialista, dijo que Holanda nunca debería dar la impresión de apoyar al régimen, ni siquiera involuntariamente Perfecto. Pero el sábado pasado el mismo Frans Timmermans, que ahora es ministro de Asuntos Exteriores, visitó al dictador Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores. Lo hizo acompañando a los Reyes de los Países Bajos, Guillermo- Alejandro y Máxima, que su Gobierno no tuvo ningún inconveniente en mezclar con la patulea bolivariana. Esa dictadura debe de ser mucho mejor que la qatarí. Quede para los holandeses decidir cómo quieren gestionar su política exterior. Pero, como europeos, creo que la hoja de vida de todo candidato a los altos cargos de la Unión es algo que debemos tener muy presente. Y lo que se hace en defensa de los intereses de todos, también. Por ejemplo, cobrar lo que tenemos pendiente. En Venezuela las líneas aéreas extranjeras ingresan en la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) los bolívares que quieren sacar del país en divisas convertibles. Cadivi mantiene 800 millones de dólares de deuda con compañías europeas (165 millones con Iberia) Y hasta donde consta, Timmermans no movió un dedo ante Maduro por exigir el pago de esa deuda. Como tampoco lo hizo en una anterior visita suya hace seis meses. Dirán que iba como holandés, no con un cargo europeo. No entraré en esa discusión, pero sí recordaré que como ministro holandés tampoco se ocupó de reclamar al gran Maduro, el que nos acaba de declarar a todos que los capitalistas roban como nosotros los casi cien millones de dólares que Cadivi debe a aerolíneas de Holanda, Aruba y Curaçao. Y Guillermo- Alejandro y Máxima son Reyes de todos esos territorios. Agradezcamos siempre los sectarismos que se prueban por anticipado. CAMBIO DE GUARDIA GABRIEL ALBIAC ¡INCAUTO ALBIACH! Los endecasílabos de Garcilaso, Aldana, Góngora y Quevedo fueron compuestos por patrióticos bardos lituanos del siglo XI Y O amaba a Richmal Crompton. Fue un flechazo de mis cinco o seis años. Los inviernos eran glaciales en Utiel, pueblo de la serranía valenciana al cual azares funcionariales de mi madre me llevaron a nacer. Cada mañana, con agua hirviendo y cuchillo, arrancábamos lascas de hielo en el vidrio de las ventanas. Había que atrincherarse en torno a una vieja estufa para no cristalizarse. No me importaba. Estaba Richmal Crompton. Estaba la colección completa de las aventuras de su Guillermo Brown, con las cuales aprendí a leer. Que es lo único importante en la vida de un hombre: en la mía, al menos. Con las cuales aprendí también a reírme de los memos, especie cuyas máscaras son prolijas y el meollo siempre idéntico. Recuerdo una: podría, en realidad, ir tejiendo mi biografía con los estratos de las sucesivas lecturas que, a través de seis decenios, fui haciendo de ese cuento. Guillermo y su cuarteto de proscritos deben acudir a una de esas conferencias aburridísimas con que mima las neuronas de sus mastuerzos el director del instituto. Se trata, esta vez, de un ingenioso erudito que ha descubierto en Bacon al verdadero autor de las obras de William Shakespeare. Tampoco es tan raro: hubo un gran entusiasmo por este tipo de originalidades a inicios de siglo. El trabalenguas monumental, en cuyo caos logra el joven Brown hacer naufragar tan cultural acto, marca uno de los momentos más regocijantes de mi vida: las locas homofonías con las que Crompton hace jugar a su personaje en medio de las erudiciones alusivas a Hamlet, Bacon y lo que se tercie. Aún hoy, me es imposible releerlo y me lo sé, claro está al cabo de tanta visita, de memoria sin despepitarme de la risa. La cáustica ironía británica alcanza allí la sutileza asesina de una navaja de barbero. Pero aquello eran los años veinte. Y Crompton escribía en Gran Bretaña. A nadie que no quisiera ser visto como un perfecto memo se le pasaría por la cabeza sentirse ofendido por su restallante prosa. Salvo, tal vez, a aquellos polis que, dice Guillermo, son tontos, los pobres, no por culpa suya, sino porque les hacen los uniformes tan grandes que tienen que buscar, para llenarlos, gigantones privados de cerebro. Pero ese sentido del ridículo, al cual la inteligencia fuerza, no está hoy muy en uso. Y, en Cataluña, el CAC da cuenta de ello. Su último informe se lamenta contra un tal Gabriel Albiach. Que no soy yo, por supuesto: me llamo Albiac, apellido proveniente del pueblito del mismo nombre (y ortografía) en el sur de Francia, cuyos habitantes se exiliaron en Aragón durante la cruzada contra los cátaros. Pues bien, parece que a ese tal Albiach no a mí, que soy un tipo prudente le habría provocado una sonora carcajada el hallazgo de cierto erudito catalán, según el cual El Quijote, lejos de haberlo escrito Miguel de Cervantes Saavedra, habría sido la mala traducción castellana de un libro que escribió en catalán un hijo local, de nombre Miquel de Servent. Al CAC, la risa de ese Albiach se le hace presunto delito de incitación al odio y a la violencia catalanófoba. Y es que el tal Albiach no ha debido de leer a Crompton. De haberlo hecho, se habría cuidado mucho de provocar la casi infinita vocación de estupidez de ciertos humanos. Y sabría, además, que todos y cada uno de los endecasílabos de Garcilaso, Aldana, Góngora y Quevedo fueron, en rigurosa y erudita verdad, burdas versiones españolas de exquisitos cantos compuestos por patrióticos bardos lituanos del siglo XI. Y, si cuela, cuela.

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