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ABC MADRID 12-11-2013 página 14
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ABC MADRID 12-11-2013 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN COSAS MÍAS PUEBLA MARTES, 12 DE NOVIEMBRE DE 2013 abc. es opinion ABC EDURNE URIARTE LAS LÁGRIMAS DEL PSC Quizá Navarro llore su propia marginación, o el desvanecimiento del socialismo en Cataluña ERE Navarro lloró, cuentan los cronistas, tras el aplauso de la Conferencia Política de los socialistas a la petición de unidad entre PSC y PSOE. Y lloró, cuenta el propio Navarro, por el apoyo recibido del PSOE. ¿Apoyo a un partido que quiere un referéndum independentista en Cataluña? Extraño apoyo de una Conferencia cuya noticia más llamativa ha sido la reivindicación de España y de su unidad por parte de Susana Díaz. Quizá Navarro llore su propia marginación, o el desvanecimiento del socialismo en Cataluña. O puede que nos equivoquemos los que hemos dado relevancia al patriotismo de Susana Díaz y a la posible emergencia de un PSOE nacional. Me temo que ni el propio Partido Socialista lo sabe. O que aún no lo ha decidido. Y eso explica la ambigüedad de Alfredo Pérez Rubalcaba, que lo mismo apoya al PSC que parece dar la razón a Susana Díaz en su reivindicación de la unidad de España. Y no lo sabremos hasta dentro de un año, cuando se celebren las primarias y tengamos el nombre del candidato socialista a la presidencia del Gobierno. Ese nombre explicará cuál es la apuesta de los socialistas. Si por la continuidad del zapaterismo y su equiparación del patriotismo español con el franquismo y la extrema derecha. Si por un socialismo nacional y patriota, definitivamente alejado del recuerdo del franquismo. O si por la ambigüedad, la que está caracterizando el liderazgo de Rubalcaba. La reivindicación del patriotismo español por parte de Susana Díaz ha sido una novedad; lo fue desde su ascenso a la presidencia de la Junta y del socialismo andaluz. Porque podría suponer el inicio de un cambio de rumbo tras la década de la nación discutida y discutible de Zapatero. Pero ocurre que es incierta la posibilidad de continuación de la línea marcada por Díaz, dados los rasgos de los candidatos postulados hasta ahora para las primarias. Sobre todo, porque sólo uno de ellos, Emiliano García Page, está en el mensaje de la unidad nacional y las virtudes del patriotismo. Madina representa la continuación e incluso la exacerbación del zapaterismo en todos sus ángulos, muy especialmente en el rechazo al patriotismo y en la dificultad para pronunciar palabras como España o unidad nacional. Y Carmen Chacón y Patxi López, cada uno por distintos motivos, son la continuidad de la ambigüedad de Rubalcaba. Esa que permite proclamar el acuerdo con Susana Díaz al tiempo que se reivindica la unidad con un PSC que está por el referéndum independentista. Pere Navarro llora por lo que interpreta apoyo del PSOE a sus posiciones. Susana Díaz asegura que el PSOE defiende la unidad de España. Y Rubalcaba echa balones fuera con ese bluff del federalismo que él sabe vacío de contenido alternativo respecto al federal Estado de las Autonomías. Y así seguiremos hasta las primarias mientras el patriotismo de Díaz mide fuerzas con los herederos del zapaterismo y los ambiguos deciden entre unos y otros. P LIBERALIDADES JUAN CARLOS GIRAUTA PSOE BIFRONTE El problema para el socialismo español es que, llegados a este punto, no tienen una alternativa buena en Cataluña C UANDO uno ve al socialismo español aplaudir a rabiar a Pere Navarro puede llegar a creer que las desavenencias territoriales de la izquierda son paparruchas de la prensa, que la posible extensión de la marca PSOE a Cataluña es una fantasía de Bono, y que, dada la sintonía, el PSC va a seguir siendo, con Andalucía, vivero del viejo partido de Pablo Iglesias. Como lo fue con González, como lo fue con Zapatero. Pero nada más lejos de la realidad. El pellejo que sigue uniendo el miembro catalán al cuerpo del PSOE es tan débil como la formulación de un deseo sobre cuya consecución no pueden tener los socialistas esperanza: una reforma constitucional que implante el federalismo. A poco que observemos, sin embargo, ni siquiera el pellejo existe: mientras el PSOE de Felipe y Alfonso, el de Belloch y Bono, el de Corcuera y Rodríguez Ibarra, el de Page y Díaz o sea, el PSOE piensa en el federalismo igualitario o sea, en el federalismo el PSC busca la consolidación constitucional de un estatus diferente para Cataluña. Una garantía de bloqueo competencial que es, en esencia, lo que siempre ha anhelado el nacionalismo: todas las ventajas de la independencia, sin ninguna de sus desventajas. Que el PSC es un partido nacionalista, y nada más que un partido nacionalista, no tiene discusión: postula la existencia de un derecho a deci- dir que la doctrina conoce como derecho de autodeterminación. Y la postula con el mismo nombre engañoso con el que el nacionalismo catalán lanza el anzuelo mientras elude la rotunda inaplicabilidad de la autodeterminación al caso de Cataluña, que ni es colonia, ni lo ha sido, ni está sojuzgada por un régimen antidemocrático. Que se exija el ejercicio de tal seudoderecho para votar no no altera lo sustancial, que es la asunción de que existe una nación sometida a la que no se le permite avanzar en su naturaleza soberana. De resultas de todo ello, cuando las cuestiones de la soberanía y la unidad de la nación española (artículos primero y segundo de la Constitución) se suscitan en el Congreso, el PSC vota distinto a ese PSOE que luego aplaude rendidamente a Navarro. Tampoco es cierto que la pervivencia más o menos disimulada de su discrepancia crucial sobre la idea de España vaya a permitir al PSOE mantener su vivero catalán. El PSC, que había ganado para el PSOE 25 escaños del Congreso de los Diputados en 2008, aportó 14 en 2011, cayendo su voto del 45 33 al 26 63 En ambos casos con Carme Chacón como cabeza de lista por Barcelona. Pero eso no es nada. Después de esa fecha se celebraron las elecciones catalanas de 2012, obteniendo el PSC un escuálido 14 43 Hoy los sondeos le vaticinan una caída al 10 del voto catalán, y 13 diputados de los 135 del Parlamento catalán, cuando había alcanzado 52 en 1999. Esta es la serie completa de resultados del PSC en elecciones catalanas desde ese año: 52, 42, 37, 28, 20... y bajando. En una delirante interpretación, primero Maragall, luego Montilla y luego Navarro atribuyeron esta tendencia a la debilidad o falta de compromiso suficiente con la construcción nacional de Cataluña. Unos tíos orientados, vamos. El problema para el socialismo español es que, llegados a este punto, no tienen una alternativa buena en Cataluña; sólo dos opciones malas: seguir como hasta ahora trasvasando voto a todos los demás partidos del arco parlamentario, y a la abstención o concurrir de una vez con las siglas PSOE. Los resultados no irían muy allá, pero al menos tendrían una sola cara.

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