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ABC MADRID 10-11-2013 página 26
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ABC MADRID 10-11-2013 página 26

  • EdiciónABC, MADRID
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24 PRIMER PLANO La esencia del periodismo Análisis DOMINGO, 10 DE NOVIEMBRE DE 2013 abc. es ABC El pájaro en la ventana IGNACIO CAMACHO Exdirector de ABC No es el periodismo lo que está en crisis, sino su modelo industrial. Lo esencial es el contenido, no el soporte n periódico es un pájaro que canta en la ventana de la libertad. Un relato de la actualidad iluminado por una visión intelectual y moral del mundo, sostenido por un proyecto industrial y ordenado por una sintaxis técnica. La sintaxis puede cambiar según el soporte tecnológico, y ha cambiado de hecho, y de manera vertiginosa, al compás de la revolución de las comunicaciones; lo que no puede alterarse es el relato porque se trata del alma del periodismo. Información veraz y opinión independiente, esa es la esencia. Lo demás, el vehículo, la tecnología, el método, resulta aleatorio. Contingente. A finales del siglo XX y comienzos del XXI la mayoría de las empresas periodísticas, influidas por el discurso novelero de ciertos gurús de la sociedad de la información, tomaron una decisión equivocada. Fascinados por la irrupción de internet, los editores resolvieron entregar gratis en la red los contenidos de la prensa en papel creyendo que la rápida creación de audiencias masivas atraería, como en la televisión, un ingente caudal publicitario. La idea no funcionó pero tuvo un efecto demoledor al crear una cultura universal de la gratuidad que desposeyó a los periódicos convencionales de gran parte de su valor añadido. Acostumbró al público a no pagar por contenidos que, ob- Centrar los contenidos informativos en los intereses específicos de los lectores en general y no de ningún grupo en particular U viamente, podía leer sin hacerlo. Ese error partía además de una visión apocalíptica típica de la posmodernidad: determinar de modo tan arbitrario como categórico que el papel era el pasado e internet el futuro. La prensa despreció su historia, su tradición, su cultura y, lo que es más grave, su principal fortaleza; de forma irreflexiva, cegada por la posibilidad de reducir o suprimir los costes de impresión y distribución, se aplicó a la deconstrucción de sí misma. Y lo hizo sin definir un modelo alternativo; el fracaso del negocio en la red produjo un enorme vacío que al coincidir con la devastadora recesión económica adelgazó hasta extremos alarmantes sus masas críticas. Simplemente, se pinchó la burbuja. Pero no es el periodismo lo que está en crisis, sino su modelo industrial. El canto del pájaro de la prensa sigue siendo imprescindible en la sociedad democrática como régimen de opinión pública; los periódicos son, como escribió Arthur Miller, las voces de las naciones libres que saben hablar consigo mismas. Lo que anda en cuestión es el canal por el que esas voces circulan, y existe el grave peligro de volver a incurrir, bajo el ruido distorsionador de la fascinación tecnológica, en una nueva equi- vocación irreversible: la de confundir los moldes de la información con su estructura nuclear. En el periodismo lo esencial es el contenido, no sus soportes. Sólo hay un periodismo, el que hacen periodistas solventes con preparación específica para acceder a los hechos, transmitirlos e interpretarlos según un método crítico y unas reglas éticas. En papel, en internet, en grafeno llegado el caso. Cada soporte determina su propia sintaxis, que es la forma de ordenar el relato, pero sólo existe un relato. Y confundir el relato con el soporte, o convertir el soporte en el relato mismo llevando hasta el paroxismo la síntesis de MacLuhan, supone un error de proporciones catastróficas que puede disolver el periodismo en una gigantesca confusión retroalimentada por la ausencia de un modelo de negocio claro. La prensa contemporánea resulta necesariamente multidisciplinar, polifácetica, heterogénea en sus modalidades expresivas. Hay un orden interpretativo y jerárquico en el papel, una actualización versátil y rápida en internet, una condensación sintética en los dispositivos móviles, y habrá más variantes a medida que avance el imparable desarrollo de la tecnología. Pero el periodismo es de los periodistas y de los periódicos, y es el prestigio de las marcas y de los proyectos intelectuales el que consolida la única fórmula de supervivencia. El debate sobre dónde se leen las noticias y los artículos forma parte una artificial controversia posmoderna, por lo demás llena de predicciones fallidas. Aún se publicará en papel la esquela del fracaso de ciertas profecías aventureristas. II Lecciones, las justas ÁNGEL EXPÓSITO. Exdirector de ABC Parto de la base de que la fuente no cobra: La búsqueda de una noticia no justifica corrupción ni comercio na de las mejores cosas que tiene el oficio este del periodismo es que nunca dejas de aprender. Nos pasa lo que a los médicos, solo que ellos han estudiado. Y aprendes a hacer mejor las cosas y, a la vez, aprendes lo que no debes hacer. Así que, de entrada, lecciones... las justas. A medida que uno desarrolla el oficio- -si tiene la suerte de poder hacerlo en esta tormenta perfecta- -se da cuenta de que la humildad y la modestia resultan fundamentales. Porque estás rodeado habitualmente de gente mejor que tú y porque constatas día a día, que aquel axioma de Kapuscinski es cierto: Para ser buen periodista, primero hay que ser buena persona. Si no, U es imposible ejercer de notario de las cosas que pasan Lo de ser buena persona puede sonar a pretencioso pero, al menos, merece la pena intentarlo. El buen periodismo va a resistir los envites de la tormenta. El ejercicio del oficio por parte de los buenos periodistas va a subsistir a pesar de rayos y centellas porque en esta sociedad mediática y mediatizada, sea cual fuere el soporte de la información, el periodismo será más fundamental aún de lo que ha sido hasta ahora. Porque la gente, el receptor o el cliente, necesitarán más noticias que nunca, más crítica, más complementos, más y mejores opiniones. Y todo ello más rápido, antes. De ahí que el soporte digital servirá como sirven y han servido las agencias, solo que con la aportación multimedia. Y el periódico en papel, redefinido y redimensionado, aportará la fuerza de la marca, el prestigio y la historia. Y la televisión y la radio, sobre todo la radio, conformarán la opinión de esa mayoría que no es ni silenciosa ni idiota. Y es que el buen periodismo seguirá descubriendo, fabricando y contando noticias que llegarán a la gente como la gente quiera. Y para ello, ha de continuar basado en algunos elementos claves: Ética y honradez; calidad y prestigio; modernización y humildad. Si en alguno de los mencionados capítulos caben las lecciones justas es en el referente a la ética. Parto de la base- -para alguno ingenuamente- -de que la información no se paga, que la fuente no cobra porque la búsqueda de una noticia no justifica corrupción, ni comercio alguno. La calidad se consigue con el tiempo. La fuerza de la marca y el prestigio de la historia no es gratis, como tampoco es gratis el buen periodismo. La fuerza literaria, la importancia de lo gráfico y el humor inteligente son seña de la prensa de calidad. Y lo va a seguir siendo en cualquier soporte tecnológico o industrial. La calidad se logra con noticias, con posicionamientos inteligentes y decentes, con análisis profundos y con opinadores que aporten. Pero que aporten información, que aporten background y solvencia, y espíritu crítico e ironía, y humor, para lograr así esa capacidad de penetración en determinadas élites intelectuales y en esa mayoría del común de los mortales que, siempre, demuestra una inteligencia, una lógica y un sentido común infinitamente mayor que el de los periodistas que eso también, unos más que otros nos retroalimentamos con la política. Incluso los hay que se plantean el trabajo como la imperiosa necesidad de demostrar la potencia de cambiar, derribar, poner o influir hasta en lo más alto del imperio. El oficio éste del periodismo no ha hecho más que empezar. Aunque algunos se crean que lo inventan a diario, se equivocan. Lo más importante es ser humilde; aprender, dar la exclusiva como si fuera la mejor de la historia y preguntar como si ahí te fuera la vida, educado, incisivo, informado, irónico, rápido... en cualquier formato, como hacen a diario los que hacen hacemos ABC.

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