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ABC MADRID 09-11-2013 página 3
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ABC MADRID 09-11-2013 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC SÁBADO, 9 DE NOVIEMBRE DE 2013 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA REICHSKRISTALLNACHT POR HERMANN El 9 de noviembre, hoy, se cumplen 75 años de aquella conversación de Hitler con Goebbels en Múnich, en la que se decretó y organizó en horas el mayor pogromo de la historia. En la milenaria historia de la persecución de los judíos hubo pogromos más sangrientos. Pero ninguno de estas dimensiones, en todo el Reich, simultáneo en Graz y Danzig, en Stuttgart y Breslau, en Viena, Berlín y Hamburgo UERÍA avanzar un poco en mi trabajo antes de volver a mis notas del diario. Pero entonces llegó una desgracia tras otra, puede decirse que la tragedia. Primero enfermedad, después accidente con el coche y después el affaire de los tiros de Grünspan, la persecución, desde entonces la angustia por emigrar Quien así escribe el 22 de noviembre de 1938 es Víctor Klemperer, excusándose con su diario por haber estado semanas sin hacer su habitual anotación. El affaire de los tiros de Grünspan... Klemperer, judío, el célebre profesor de Filología de Dresde, escribiría años después el imprescindible libro sobre el lenguaje del nazismo Lingua Tertii Imperium (LTI) Sus diarios, desde 1933 a 1945, son un impresionante documento de la inverosímil supervivencia de un intelectual judío bajo el régimen hitleriano. Se refería Klemperer en su anotación del 22 de noviembre a Herschel Feibel Grynszpan o Grünspan. Era el joven judío que había acudido a la Embajada alemana en París aquel aciago 7 de noviembre, solicitando ver a un diplomático y disparando cinco veces a Ernst vom Rath, que había salido a atenderle. Grynszpan lo hizo en plena ofuscación, tras saber que su familia de origen polaco había sido deportada por las autoridades alemanas. Trágica decisión de venganza fue la de Grynszpan. Porque le costó la vida al joven diplomático, que murió dos días más tarde. Porque habría de costar muchas más vidas. Y porque a la postre aquel arrebato puso en marcha la más brutal y cínica represalia masiva tomada por un Estado europeo en pleno siglo XX contra parte de su propia población. Fue la más calculada y organizada de las reacciones espontáneas imaginables. De terribles efectos. La indignación por el crimen judío contra el diplomático alemán fue agitada por la prensa desde el primer momento. Pero fue al saberse, en la tarde del día 9, de la muerte de Vom Rath cuando Hitler y su ministro de propaganda Joseph Goebbels tomaban las riendas. Hitler y Goebbels se hallaban en Munich con toda la cúpula del régimen, conmemorando el frustrado golpe de Estado de 1923, el Putsch de la cervecería por el que Hitler y Rudolf Hess cumplieron condena. Aquel intento de golpe de Estado y los años que el Führer había pasado en el penal bávaro de Landsberg, donde escribió su obra Mein Kampf formaban parte de la épien Graz y Danzig, en Stuttgart y Breslau, en Viena, Berlín y Hamburgo. El balance de muertos se situó, de forma aleatoria, en 91, porque muchos de los judíos detenidos aquella noche para su protección murieron en palizas en días siguientes. Y miles de judíos se suicidaron en las semanas siguientes, en el pánico y la desesperación de no poder salir del país por no conseguir un visado de un país de acogida. Otros muchos acabaron sus vidas en los campos de concentración y exterminio. Las sinagogas destruidas fueron cerca de 1.500 y los comercios, viviendas y demás propiedades judías asaltadas y parcial o totalmente destruidas, muchos miles. Pero las trágicas consecuencias de aquella noche van más allá de los daños de aquel salvajismo y la crueldad sádica desplegada. Muchos historiadores ven en esta noche el punto de no retorno del régimen hitleriano en el proyecto genocida que llevaría al Holocausto. Dicen que fue la última oportunidad real de las élites alemanas para haber evitado guerra, crimen y hundimiento. Para haber derrocado al criminal y sus huestes. Y haber salvado el honor propio y de la patria. Pero también fue la última ocasión del mundo exterior para hacer un frente común contra Hitler. Y para salvar a muchos judíos. No fue así. En pocas semanas emigraron tantos judíos como en los cinco años anteriores. Pero NIETO los que no lo hicieron fue porque no consiguieron visado a ninguna parte. Y si los judíos temblaban por su vida, el pueblo alemán ca hitleriana y del Partido Nacional Socialista se hundía en su complicidad con los criminales Obrero Alemán (NSDAP) Goebbels escribió en que lo gobernaban. Como decía una nota de la su diario el 10 de noviembre: Ayer: llego a la re- policía de la ciudad de Innsbruck para evitar cepción del partido en el viejo ayuntamiento. más disturbios se hallan detenidos por su proTremendo el ambiente. Le explico al Führer la pio bien muchos judíos. La voluntad del Gobiersituación. Decide: que sigan las manifestacio- no del Reich de resolver el urgente problema de nes. Retirar a la policía. Que los judíos sientan estos huéspedes indeseables por medios legala ira del pueblo. Así debe ser. Doy órdenes de les, evitará que sean necesarios nuevos excesos inmediato a policía y partido. Después hablo Atiéndase el lenguaje, la LTI que Klemperer esante toda la dirección. Aplausos tempestuosos. tudió. Todos los diques de la ley, el respeto, el Todos se lanzan a los teléfonos. Ahora va a ac- pudor y la compasión cayeron uno tras otro y tuar el pueblo. Escribo una breve circular en la por este orden en aquellas horas, tal día como que digo qué se debe hacer y qué no. Ya están las hoy en 1938. Mil millones de marcos del impetropas de asalto cumpliendo. Aviso en Berlín rio habrían de pagar las comunidades judías por que hay que demoler la sinagoga de la calle Fa- los daños ocasionados. Desde aquella noche, nasanen. Me responde: Un encargo de gran honor die podía llamarse a engaño sobre la naturalePor entonces anochecía. Comenzaba en toda za criminal, amoral e inhumana del régimen. No Alemania la pesadilla en una inmensa orgía na- es cierto que la mayoría de los alemanes particional de incendios y muertes, asaltos, apalea- cipara en aquella inmensa orgía de violencia y mientos y las más terribles humillaciones a la sádica crueldad. Pero sí lo es que fueron muy población judía del Tercer Reich. Habría de ser pocos los que se atrevieron a defender a sus verecordada como la Reichskristallnacht, la no- cinos judíos. La sociedad alemana asistió así con che de los cristales rotos. O también, con un nom- pasividad a la consumación en su seno de una bre menos equívoco, el Novemberpogrom. El 9 monstruosidad bárbara que todos hasta entonde noviembre, hoy, se cumplen 75 años de aque- ces habrían considerado impensable en aquella lla conversación de Hitler con Goebbels en Mú- gran nación de cultura. Y confirmó tristemennich, en la que se decretó y organizó en horas el te la sentencia de Edmund Burke: Para que mayor pogromo de la historia. En la milenaria triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos historia de la persecución de los judíos hubo po- no hagan nada gromos más sangrientos. Pero ninguno de estas dimensiones, en todo el Reich, simultáneo HERMANN ES PERIODISTA Q

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