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ABC MADRID 08-11-2013 página 87
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC VIERNES, 8 DE NOVIEMBRE DE 2013 abc. es ABCdelOCIO 87 Jennifer Aniston, en Somos los Miller La reunión de la serie Friends será privada y en mi casa ANGÉLICA MARTÍNEZ Enésimos fuegos de artificio SOMOS LOS MILLER Dirección: Rawson Marshall. Con: J. Sudeikis, J. Aniston. JOSÉ MANUEL CUÉLLAR icen que la edad es cosa de los genes. En el caso de Jennifer Aniston parece haber hecho el pacto de Fausto porque su cuerpo, a los 44 años, es espectacular, y así lo luce en su último filme Somos los Miller La cinta es una comedia donde interpreta a una stripper que pretende ser una convencional madre de familia: No guardo ningún secreto de cómo mantener mi cuerpo, no se trata de hacer algo aquí o allá, fue gracias a un gran coreógrafo, a un maravilloso preparador físico y a un gran iluminador que puedo aparecer así en la pantalla. Créeme cuando te digo que hice horas y horas de ejercicio para poder verme así Aniston se confiesa, no es una actriz que se esconda. Tal vez por eso se atreve con este tipo de comedias. En Somos los Miller Hago está acompañada por el achoras y tor Jason Sudeikis, que da horas de vida a un vendedor de droejercicio para gas, quien admira profuntener este damente a Jennifer: La cocuerpo nocía porque había trabajado antes con ella. Es una actriz versátil que lleva una década triunABC Jason Sudeikis y Jennifer Aniston, protagonistas del filme fando con todo tipo de comedias Dirigida por Marshall Thurber, Somos los Miller retrata una familia ficticia donde los personajes necesitan de- reunión de la serie será privada y en mi las que son interesantes para mí, que sesperadamente pertenecer a un gru- casa Es una actriz que trata de ir a con- sorprendan al público con las herrapo: No hemos creado una ilusión, nos tracorriente, aunque parezca lo contra- mientas que están a mi alcance Su próximo filme es otra vuelta de convertimos en realidad en una fami- rio. Ya lo hizo dando vida a una agresilia. Cuando pasas cuatro meses de tu va dentista en Cómo acabar con tu jefe tuerca, Life of a Crime basada en vida con alguien, a veces se hace eter- hace dos años, y de nuevo repite en So- una novela de Elmore Leonard. Me no y estás deseando escapar, pero otras, mos los Miller como una exótica bai- siento muy orgullosa de esa cinta, pero como fue este caso, nos teníamos unos larina cruzando la frontera mexicana: ya hablaremos de ella cuando se esa otros para reírnos, para confiar, para Lucho contra la imagen de Rachel trene y con un me gustaría hablar disfrutar explica Aniston, que, aun- Friends desde que interpreté ese per- español se despide Aniston y su sonque cansada de contestar preguntas so- sonaje. En Hollywood no me permiten risa que evoca invariablemente a Rabre Friends termina diciendo: La acabar con ella. Trato de hacer pelícu- chel, el personaje que le hace sombra. D abría que señalar en primer lugar un asunto que conviene dejar claro: en líneas generales, Jennifer Aniston cae bien. Nos cae muy bien. Aunque fuera solo por formar parte de aquella bendita serie que nos sacó de tantas depresiones como era Friends tenemos qué agradecerle. Le debemos mucho. Por eso, cada año, cada película, hacemos un esfuerzo para que lo que haga sea de nuestro agrado. Intentamos sacar un resquicio de cualquier rincón para decir que lo que hace está bien, merece la pena, realza la bondad del cine. Pero no. Se han etiquetado los trabajos de Ben Stiller y Aniston (salvo excepciones) de comedias bobas romanticonas que no van a ningún lado. Esta que nos ocupa parecía diferente. Taquillazo en EE. UU, bien considerada, un trabajo diferente, con más enjundia. Quiá. Un espejismo. Falsa alarma. Empieza con brotes verdes que auguran esperanza: un camello atípico, una vecina stripper, otro vecino ingenuo hasta la frontera de lo bondadoso y una vagabunda despechada del mundo. Todos falseando para sacarse unas perrillas que les salven de su triste existencia. A partir de ahí, toda esperanza se acaba: el clásico humor yanqui soez, grosero, basto y rancio, sin pizca de ingenio. Apenas algunos destellos que nos saquen de la rutina, lo mínimo para no romper la entrada con irritación, poco más. Al final, todo entra en el carrusel típico de comedia romanticona con una moralina simple y facilona sobre la familia. A ver si nos estrujamos pelín más la azotea... H

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