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ABC MADRID 29-10-2013 página 14
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ABC MADRID 29-10-2013 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN COSAS MÍAS PUEBLA MARTES, 29 DE OCTUBRE DE 2013 abc. es opinion ABC EDURNE URIARTE LA DERROTA PARCIAL DE ETA ¿Alguien imagina a un fiscal retirando la etiqueta de asesino al autor de 24 asesinatos que ni siquiera se ha arrepentido? L A sentencia de Estrasburgo es parte de esa derrota parcial. Para algunos, ni siquiera es una derrota. Yo no iría tan lejos. Creo que sí ha habido una derrota de ETA, una renuncia a seguir asesinando forzada por la eficacia policial que ha detenido a casi todos sus miembros y por el rechazo social que ha quebrado hasta a su brazo político. Pero una derrota matizada porque no se ha logrado una deslegitimación total ni de los crímenes etarras ni de sus justificaciones y eso permite y explica lo que está ocurriendo. Que el brazo político de ETA esté en las instituciones, que mantenga sus reivindicaciones, que no haya pedido perdón, que prosigan los homenajes a los asesinos, que el TEDH se preocupe más por los derechos humanos de los terroristas que de las víctimas y que hasta el mismísimo fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, reivindique negarse a llamar terrorista a Inés del Río porque, ha dicho el fiscal, ya no lo es y ha cumplido sobradamente con la sociedad con sus 26 años de cárcel. ¿Alguien imagina a un fiscal retirando la etiqueta de asesino al autor de 24 asesinatos que ni siquiera se ha arrepentido? ¿O a un Tribunal de Derechos Humanos velando por los derechos humanos de un asesino en serie que ha cumplido apenas un año por cada crimen y llevando la contraria al Tribunal Supremo del país afectado por sus crímenes? Pues no, no se les pasaría siquiera por la cabeza nada de eso en otro contexto de deslegitimación total de ETA. Que el ala zapaterista se impusiera en el socialismo ha sido determinante en el fracaso de esa deslegitimación porque la derecha se quedó sola en su firmeza antiterrorista. Y no sólo por los efectos de la negociación con ETA sino por las alas que ese socialismo zapaterista dio a significativos sectores periodísticos, políticos o judiciales reacios a la equiparación del terrorismo con otros crímenes, en España y en el resto de Europa. Unos sectores partidarios de la teoría de las causas y razones políticas del terrorismo etarra que justificarían tratos favorables, negociaciones, perdones y olvidos como los que se han producido y que jamás se concederían a otros criminales. Y todo lo anterior se sustenta en un fenómeno mucho más amplio y que, lamentablemente, no tiene remedio. Y es la hipocresía de cierta sociedad que ha rechazado todo tipo de tratos favorables a los terroristas, la reducción de penas, por ejemplo, pero ha apoyado al mismo tiempo la negociación con ETA. Lo vimos en numerosas encuestas que se publicaron en tiempos de la negociación. Y está pasando exactamente lo mismo ahora con la reacción de los colombianos a la negociación de Santos con las FARC. Se apoya el fin del terrorismo a cualquier precio. Y luego vienen las consecuencias o el precio que se debe pagar, la sentencia del TEDH, por ejemplo. Ahí está el problema y no en el Gobierno, como equivocadamente apuntan algunos sectores de la derecha y de las organizaciones de víctimas. EXTERIOR DARÍO VALCÁRCEL ESTADOS UNIDOS NECESITA ALIADOS Es escandaloso que, con pretextos sobre su seguridad, el líder mundial espíe a quienes arriesgan sus vidas por él EMOS enterrado juntos a nuestros soldados en Afganistán repitió Angela Merkel en el Consejo Europeo de Bruselas, el 24 y 25 de octubre, al tener pruebas de que su teléfono móvil había sido intervenido durante años. Es, en efecto, escandaloso que una gran potencia espíe a sus aliados con pretextos sobre su seguridad. Se trata de una práctica humillante para ambas partes, espía y espiado. En Francia, el general Charles de Gaulle y François Mitterrand no cejaron en sus ironías sobre esta afición de los servicios americanos. Pero la tendencia se agudizó en tiempos de George W Bush, tras los ataques llamados de Las Torres Gemelas. Bush, uno de los peores presidentes en la historia de Estados Unidos, tenía una buena justificación para reforzar los servicios de inteligencia: pero su torpeza le llevó a tirar por la borda en 48 horas aquella legitimidad. También aquel 24 de octubre dio un puñetazo sobre la mesa de Bruselas el presidente francés, François Hollande. Los miembros de la OTAN, dijo, han recibido un trato bochornoso del primero de sus aliados. La vigilancia de afganos, saudíes o yemeníes, añadimos desde aquí, puede explicarse como se explica la de rusos o chinos. Pero aplicar ese tratamiento a franceses, británicos, alemanes H o españoles revela el fondo de paranoia en que se debate la Agencia Nacional de Seguridad, NSA. David Cameron optó por la cara de póker: con Estados Unidos, cuatro países más, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, están fuera de la lista de espiables. El círculo próximo a la canciller Merkel cree que la desconfianza de los europeos ha asestado un gran golpe al edificio construido desde 1945 con tanta paciencia. Esto es lo que el 25 de octubre sostiene un periódico llamado The New York Times. La canciller alemana y la presidenta de Brasil encabezaban el viernes las reclamaciones, mientras el ministro de Relaciones Exteriores citaba al embajador americano en Berlín, un gesto sin precedentes en la relación germano- americana desde el fin de la Segunda Guerra mundial. La relación entre los aliados, insiste el diario neoyorquino, habrá de construirse de nuevo, casi desde sus cimientos. Cuando alguien se fía de alguien, insistía el ministro alemán Guido Westerwelle, no escucha su teléfono. Si lo hace, es con grave daño de la amistad entre escuchante y escuchado. Mientras tanto Martin Schulz, también alemán y presidente del parlamento europeo, recordaba cómo es imposible llevar adelante una negociación cuando sospechamos que la otra parte nos espía. Sigmar Gabriel, líder de la socialdemocracia, con quien Merkel se dispone a cerrar su pacto de legislatura, insiste en el peligro mayor: Estados Unidos reduce a ruinas los fundamentos de la Alianza Atlántica. Cuando europeos y americanos creían avanzar en el gran acuerdo comercial transatlántico, que esperaban firmar en diciembre de 2014, surge el escándalo. Y es precisamente esto, la desconfianza hacia quienes son nuestros verdaderos amigos, lo que daña al líder. Un aliado da la cara por su alianza sea cual sea el riesgo. La lealtad de ese aliado es quizá el bien más preciado por la potencia hegemónica. Sin el apoyo de los verdaderos amigos, la pantalla queda fundida a negro. Es curioso, estamos ante un conflicto moral: espiar a quienes dan la vida por nosotros. Estados Unidos estará al frente del mundo quizá por generaciones: y probablemente merecerá estarlo. Pero ha de protegerse del desprestigio, un peligroso enemigo.

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