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ABC MADRID 16-10-2013 página 55
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 16 DE OCTUBRE DE 2013 abc. es cultura CULTURA 55 Muere el académico e historiador Vicente Palacio Atard Miembro de la Real Academia de la Historia, ha fallecido a los 93 años EMILIO DE DIEGO HISTORIADOR Ha muerto uno de los historiadores más importantes de las últimas décadas. Se ha ido Vicente Palacio Atard cuando estaba cerca de alcanzar su 94 cumpleaños. Hace algún tiempo dediqué uno de mis libros a cuatro grandes maestros de una Universidad mejor. Vicente Palacio era mi maestro y yo fui su último discípulo, last bad not least No al menos en el afecto, porque él nos trató a todos por igual. Fue un brillante modernista el mejor conocedor de la España de Carlos III y además, uno de los primeros contemporaneistas Entró en el estudio riguroso de un territorio hasta entonces vedado por tantos intereses como miedos. Puso en práctica lo que ya escribía en 1952: Nada tiene que ver la polémica política con la ciencia histórica La ciencia es el conocimiento de la realidad y, por tanto, la ciencia histórica consistirá en el conocimiento de la realidad histórica, no en la provisión de argumentos a los propagandistas de tendencias políticas... Investigador incansable, su obra abarca más de dos centenares de publicaciones relevantes (libros, artículos científicos, prólogos... varias de ellas merecedoras de figurar en cualquier antología sobre la Historiografía Española. Desde aquel primer trabajo Política italiana de Carlos III. La cuestión del placentino (1944) hasta las últimas páginas dadas a la imprenta, hace muy poco tiempo, encontraríamos títulos como Derrota, agotamiento, decadencia en la España del siglo XVII (1949) El comercio de Castilla y el puerto de Santander en el siglo XVIII (1960) Los cuadernos bibliográficos de la Guerra de España (1966- 1969) Cinco historias de la República y de la Guerra (1973) La España del siglo XIX 1808- 1898 (1978) etcétera. En la dedicatoria de esta magnífica síntesis (sobre el Ochocientos español) podemos encontrar dos referencias permanentes en la vida de Vicente Palacio: A Lola, mi mujer, que durante veinticinco años (decía entonces, hoy habría dicho sesenta) ha compartido mis horas de triunfo y de fracaso, y siempre me ha ayudado y concluía con un eco de Kipling, a tratar de igual manera a esos dos impostores Recordaba después a Vizcaya, tierra mía, y de mis antepasados, en cuyas canciones marineras aprendí que, de una orilla a otra, el mundo es muy grande Pero el gran legado de Vicente Palacio no fue sólo su obra escrita, fue su concepto de la Historia. Un saber que sólo se justifica, decía, en cuanto pueda servir para el entendimiento y la concordia de los hombres. Forma sublimada del magisterio ciceroniano. Y por encima de todo haber ejercido un auténtico magisterio en las aulas y fuera de ellas. Pocos son los profesores que alcanzan la categoría de maestros y Vicente Palacio lo fue en la forma que Bertrand Russell definía esta labor. El maestro transmite conocimiento y contribuye a la formación intelectual de sus alumnos, pero también debe de impulsarles a la búsqueda de la sabiduría en un ejercicio moral sin concesiones. Para ello es indispensable el ejemplo y sólo unos pocos docentes, como acabo de indicar, encarnan la sabiduría y la modestia, el trabajo y la ejemplaridad necesarias. El legado de sus discípulos La otra partida importante de la herencia de don Vicente es, seguramente, el conjunto de discípulos a los que supo encaminar en el ámbito de una de las profesiones más hermosas, más útiles y más necesarias, según escribía Hernán Núñez, en su traducción de la Historia de Bohemia de un tal Eneas Silvio Piccolomini. Mencionar a todos sería ejercicio imposible dentro del marco de estas breves líneas, desde María Dolores Gómez Molleda, Luis Miguel Enciso, Asunción Burgoa, Rosario Prieto, Antonio Fernández, Manuel Espadas, S. José Gutiérrez Álvarez, Luis Alvárez, Estíbaliz Ruiz de Azúa, Luis Palacios, Sonsoles Cabeza Sánchez- Albornoz, José Vicente Palacio Atard ABC Bibliografía esencial Política italiana de Carlos III. La cuestión del placentino (1944) Derrota, agotamiento, decadencia en la España del siglo XVII (1949) Los cuadernos bibliográficos de la Guerra de España (1966- 1969) Cinco historias de la República y de la Guerra (1973) La España del siglo XIX 18081898 (1978) Luis Martínez Sanz... Siguió siempre con atención la trayectoria de todos y cada uno de nosotros. En Vicente Palacio el historiador y el hombre de bien caminaron juntos de la mano. Vizcaíno que dominó la lengua de Cervantes como pocos, dio muestras siempre de un extraordinario amor a su familia, a su profesión y a España. Vasco de txapela y de chapela supo conjugar sin cesuras el afecto a su patria chica y a la patria grande, tal vez por eso su amor y preocupación siempre por España, por vasco y español. Homenaje a un gran español ANÁLISIS LUIS MIGUEL ENCISO L a noticia de la muerte de Vicente Palacio, uno de los grandes de la Historiografía Española actual, me sorprende en Sevilla, y, desde allí, le dedico mi cálido homenaje escrito. Mi recuerdo me lleva, con fuerza especial, a los años en que él daba testimonio de su singular calidad de especialista del Siglo de la Ilustración. En la Universidad de Valladolid, un hogar de particular atractivo para un vasco ejemplar, Palacio dejó la huella indeleble de su magisterio y de sus do- tes para la investigación. Sus alumnos de entonces, y yo en especial, fuimos testigos de cómo la armonía de los valores humanos e intelectuales tenían su refrendo en clases y conferencias magistrales y en una singular capacidad para suscitar vocaciones y conformar un primer grupo de discípulos y seguidores. Desde el comienzo de los sesenta hasta hace pocos años, Palacio Atard ha sido uno de los pilares esenciales de la docencia y la investigación sobre temas de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense, y allí ha dejado también un grupo de discípulos que son la muestra inequívoca de sus dotes de maestro. Historiador de cuerpo entero, dotado de gran capacidad crítica, de sin- gular elegancia y sobriedad en el estilo, de don para hacer fáciles los temas más difíciles y protagonista de un insobornable culto a la verdad histórica. Deja en la Universidad y en la Academia de la Historia la impronta de una privilegiada simbiosis de calidad humana, intelectual y profesional. LUIS MIGUEL ENCISO ES HISTORIADOR

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