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ABC MADRID 06-10-2013 página 24
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24 PRIMER PLANO Adiós a la superioridad moral de la izquierda DOMINGO, 6 DE OCTUBRE DE 2013 abc. es ABC Un grupo de policías antidisturbios, frente a una barricada levantada durante el Mayo del 68 FRANCIA La izquierda gala ya no representa a los obreros JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONSAL EN PARÍS La bipolarización izquierda derecha ha dejado de existir en los medios populares La extrema derecha se ha convertido en el primer partido de los obreros de Francia, mientras que los musulmanes votan masivamente a la izquierda De ese modo describen las antiguas fronteras de izquierda y derecha uno de los filósofos más po- pulares de Francia, Michel Onfray, uno de los politólogos que mejor conocen la nueva demografía política francesa, y una influyente fundación socialista. Michel Onfray fue el primero en denunciar la impostura del PS francés, declarando, hace tiempo: La izquierda ha dejado de representar a los obreros. Sarkozy decepcionó. La izquierda socialista es una inmensa feria de vanidades, sin programa. Mitte- rrand liquidó al comunismo. La izquierda antiliberal prefiere la pureza revolucionaria a los cambios que serían posibles. Sólo queda el FN para hablar de los problemas concretos, el paro, la miseria, la pobreza, la inseguridad, la sanidad, la identidad nacional, el comunitarismo, Europa, la soberanía, etcétera Florent Gougou, especialista en los electorados obreros, publicó en su día un ensayo de referencia, recordando que los antiguos electores comunistas y socialistas comenzaron a girar hacia la derecha y la extrema derecha a partir de los años 80 del siglo XX. Christophe Guilluy, autor de un ensayo de geografía política de referencia, ha decretado el fin de la bipolarización en los sectores populares. Analizando el voto de las elecciones presidenciales y legislativas de mayo y junio de 2012, la Fundación Saint- Simon, de sensibilidad socialista, llegó a esta conclusión estadística: los musulmanes de Francia (entre 5 y 6 millones, en un país de 67 millones de habitantes) habían votado muy mayoritariamente a Hollande y al PS, mientras que más del 30 por ciento de los obreros franceses apoyaban al Frente Nacional (FN, extrema derecha) de Jean- Marie y Marine Le Pen. Conocedores eméritos del tejido electoral francés, François Hollande y su ministro del Interior, Manuel Valls, se sirven de temáticas tradicionalmente conservadoras con fines políticos y electorales evidentes. En otro tiempo, la inseguridad y la inmigración pobre y étnica eran temas tradicionalmente conservadores. Ante las próximas elecciones municipales, de marzo de 2014, Manuel Valls aplica con la bendición del jefe del Estado una política que no tiene nada que envidiar a las que en otro tiempo defendía Sarkozy. Un 75 de los franceses dicen aprobar unas políticas que la izquierda denunciaba cuando las aplicaba la derecha y ella misma practica para intentar ganar electores con ese viraje ideológico de 360 grados, aproximadamente. PREGUNTAS ¿Tiene aún sentido hablar de izquierdas y derechas? ¿Por qué se parecen cada día más los programas de los AURELIO ARTETA FILÓSOFO EDURNE URIARTE CATEDRÁTICA CIENCIA POLÍTICA Es una confusión equiparar progresismo y nacionalismo Por supuesto. Son categorías simplificadoras, sí, pero nos orientan cuando toca emitir juicios políticos. Que una persona o una medida sea de derechas significa que sitúa la libertad individual como valor supremo, por encima de la justicia; es decir, que consagra una libertad desentendida del bien común, la de unos pocos. Ser de izquierdas significa querer sobre todo la igualdad o una libertad igual para todos. Para los unos el Estado es sólo una garantía de su seguridad privada; para los otros, el instrumento para instaurar la justicia en una sociedad de egoístas. Quien sostenga que esa dicotomía ya no sirve suele ser de derechas. Porque en la lucha electoral ambos compiten por obtener la mayoría de votos o revalidarla. Y esa mayoría se encuentra aproximadamente en el centro ideológico de los electores. A los dos, pues, les conviene limar los puntos más extremosos de sus programas. Evidentemente de derechas, aunque muchos de ellos se crean de izquierdas. Pero la confusión más peligrosa es la que ha cometido durante decenios nuestra sociedad, y sus partidos, al equiparar nacionalismo y progresismo democrático. Nacionalismo y democracia son conceptos antitéticos, porque el nacionalismo subordina la ciudadanía universal a una identidad particular a menudo inventada. Nacionalismo y progresismo son también contrarios, porque el primero antepone su nación a todo y pretende reparar una imaginaria injusticia cometida con su pueblo. Esa dicotomía no deja lugar para otra vía. La alternativa a izquierda y derecha suele ser populista Sí, mantiene todo el sentido porque esta dicotomía sigue explicando una buena parte del comportamiento político y electoral. La identidad política se construye sobre todo alrededor de ese eje. Otra cosa es su significado. Creo que la mejor definición sigue siendo la de Norberto Bobbio sobre la izquierda que prima la igualdad y la derecha que prima la libertad. Por dos razones, la primera, porque los dos grandes partidos gobernantes en una buena parte de las democracias avanzadas se sitúan ideológicamente cerca del centro, en el centro izquierda y en el centro derecha, y no tienen diferencias radicales, y, la segunda, porque la gestión de un Estado viable que evite los grandes conflictos sociales limita el margen de las políticas posibles. Hay nacionalismos de izquierdas y de derechas, como podemos ver en nuestro país. La ideología nacionalista, basada en la creencia en una nación étnica como sujeto de los derechos políticos, no es en sí misma ni de izquierdas ni de derechas sino que se combina en cada partido o movimiento con la izquierda o con la derecha. La pretensión de alternativas que superen la diferencia entre izquierda y derecha suele corresponder en general a líderes y movimientos populistas que utilizan esta estrategia como crítica a los partidos tradicionales gobernantes y como mensaje engañoso de que es posible una política sin conflicto ideológico. Pero la política consiste en hacer opciones ideológicas.

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