ABC MADRID 03-10-2013 página 80

JUEVES 3.10.2013 Editado por Diario ABC, S. L. Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S. L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 35.707 D. L. I: M- 13- 58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 902 334 556 Suscripciones 901 334 554 Atención al cliente 902 334 555. EL PULSO DEL PLANETA VISTO Y NO VISTO Las joyas de la familia EE. UU. es el destino de las piezas que venden los ricos europeos venidos a menos. Para no herir su orgullo, las empresas de compraventa aseguran discreción mercial: en Norteamérica están de moda las joyas vintage, en Europa no tanto. Han pensado en todo. Tanto, que las oficinas tienen despachos separados para que los clientes no se vean entre sí, y un sistema de horario de citas para que no coincidan nunca en la sala de espera, ni por los pasillos. Recuerda un poco a los pasadizos secretos que tenía la nobleza en sus castillos para verse con sus distintas amantes. Si es que los europeos nunca cambiamos... En este caso el estigma no es la infidelidad, es el arruinarse. Y es que en España todavía existe una clase social que considera de mal gusto el hecho de desprenderse de las joyas de la corona (se entiende de la familia) Lo asocian directamente con la crisis y la falta de liquidez. Pero todo está controlado para no darles tema de conversación a las marquesas a la hora del té en Embassy ¡Piluca ha vendido el broche de rubíes que heredó de su tía segunda! Reciclar el joyero de la bisabuela sin que nadie se entere es el nuevo hobby de los pudientes y no tan pudientes. ANA UREÑA MADRID IGNACIO RUIZ- QUINTANO TVE La Academia, con síndrome de Diógenes, recoge lo que sobra por las calles: anuncios, palabronas... y académicos i uno no presta mucha atención, puede parecer un día normal en la calle Ortega y Gasset de Madrid. Chóferes que abren las puertas traseras de berlinas con cristales tintados, para dejar salir a señoras con un miniperro en un brazo y un bolso Birkin de Hermés en otro; personal shoppers que vienen y van; oficinistas de la zona, impecablemente vestidos, fumando fuera de los locales, paparazzi que esperan sigilosos a las puertas de Dolce Gabbana por si entra algún futbolista famoso y oligarcas rusos que arrasan en Roberto Cavalli. Pero algo ha cambiado dentro de los quehaceres cotidianos de la calle de las compras de lujo de la capital. Hay un nuevo inquilino, que está cambiando la dinámica de la zona. Pocos lo saben, pero ahora no solo se viene aquí a comprar lujo, también se viene a vender objetos de gran valor económico y sentimental. En una primera planta, dentro de un discreto portal, existe una empresa que compra joyas. Como un compro oro pero con mucho nivel. Como una casa de empeños de lujo, pero que solo compra, no empeña. Se llama Circa y esta oficina es su tercera sucursal en Europa (con Ginebra y Barcelona) S N Las joyas más vendidas suelen ser anillos y relojes de pedida de matrimonios fallidos Marta Eizaguirre, directora de la nueva oficina de Circa en Madrid Sin hacer mucho ruido Han llegado sin hacer ruido, para no asustar a nadie. Prometen una experiencia no traumática en la cual el cliente se acerca a las oficinas, enseña la joya que quiere vender, se valora, y entonces decide si deshacerse de ella o no. Una vez llegado a un acuerdo económico, se va con su dinero. ¿Las piezas más vendidas? Anillos y relojes de pedida de matrimonios fallidos. Sí, porque los hombres también se acercan con objetos que ya no quieren en sus joyeros. Puede hasta resultar terapéutico. Un dato interesante: las joyas se compran en Europa y se venden en Estados Unidos. Y que nadie se alarme. No se trata de un pillaje a nivel europeo. Lo de reubicarlas en Estados Unidos es por dos razones muy claras. La primera es sentimental: así su antiguo dueño no coincidirá con el nuevo en un evento. La segunda es puramente co- ABC o gasto TV, pero por Hughes me entero de que TVE (ahora, y por la ley de la alternancia, ministerio de propaganda pepera) da bolilla a las cosas del Willy Toledo americano, Oliver Stone, que vende teorías como los moros alfombras, y TVE le ha comprado la de que Europa debe su libertad a Stalin. Así que TVE, más que un ministerio, parece un falansterio, donde el martes, según leo, los chicos de Paloma del Río ¿Culé? No. ¡Yo soy antimadridista! callaron como en el No- Do un flagrante fuera de juego en el gol de la victoria del Atleti en Oporto. El caso es que TVE no vive de los anuncios, sino de los impuestos, y el contribuyente madridista ve en ese pañuelo de silencio sobre el fuera de juego de Oporto un agravio comparativo con el contribuyente atlético, recordando la cencerrada oficial por el penalti de Elche ¡nuevo Misteri d Elx con el Real. Es una pena la renuncia de TVE a la publicidad. Primero, porque su dinero se quedaría en España, y luego, porque lo mejor de cualquier programación siguen siendo los anuncios, incluido el de la Academia Española, que tanto ha sulfurado a la inquisición feminista, tan callada como TVE con el fuera de juego atlético cuando en noviembre de 2012 un piquete informativo de la huelga general escracheó durante siete minutos inacabables a una comerciante de la capital. A esta inquisición le pasa, en vieja, lo que a Mafalda en joven, como recordaba un tuit que ayer corría por ahí: Hay mujeres tan complicadas que cuando se les aparece el príncipe azul no es el tono azul que querían. El anuncio es idiota, como la sociedad a la que se dirige, jugando con el lema tripartito limpia, fija y da esplendor que al mismo Pemán, su director, ya le sonaba a zotal, por culpa, pensaba él, de la invasión publicitaria de los detergentes en la TV. Hace tiempo que la Academia padece del síndrome de Diógenes y recoge lo que sobra por las calles: anuncios, palabronas... y académicos.