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ABC MADRID 22-09-2013 página 42
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  • EdiciónABC, MADRID
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42 INTERNACIONAL Elecciones alemanas DOMINGO, 22 DE SEPTIEMBRE DE 2013 abc. es internacional ABC La visión del inmigrante español Han trabajado muy duramente, han pasado las de Caín. Pero en su gran mayoría se han integrado y se sienten orgullosos de su patria de adopción Alemania nos lo ha dado todo a los españoles JUAN GÓMEZ- JURADO ENVIADO ESPECIAL A BERLÍN l raspado del plástico contra la acera y el entrechocar de los cristales atrona Wielandstrasse. David, de 23 años, responde a mis preguntas con el rostro sudoroso y sin dejar de apilar cajas de botellines de Estrella de Galicia. Nací aquí, soy berlinés y me siento más español que alemán, pero Alemania nos lo ha dado todo. Es un gran país. Una voz atruena desde el keller la bodega desde la que siguen emergiendo cajas, más de 2.500 cascos vacíos. David se gira y responde algo en alemán. Un hombre maduro de pelo entrecano aparece para saludar con apretón firme. Es Pepe, su padre, dueño y fundador de El Borriquito. Toda una institución en la hostelería berlinesa, punto de encuentro de los españoles de la ciudad y uno de los escasos negocios con auténtica cocina nuestra. Un lugar donde el tópico se solidifica, con el mobiliario de madera, las ristras de ajos colgando de las paredes, el olor al adobo, las obligatorias fotos con famosos visitando el local y la bandera del Real Madrid. Es nuestra mentalidad la que es alemana continúa David cuando se marcha su padre sobre todo a la hora del trabajo, el modo de tratar a los empleados, los papeles... Somos muy estrictos en eso. Aquí vienen españoles con título de ingenieros que luego no saben ni limpiar un boquerón. E món y una cazuela de callos que ninguno ha pedido pero que han aparecido como por arte de magia entre las cervezas, un grupo de españoles debate intensamente el devenir de las elecciones. Son Paco, Pepín, Juan Carlos y Carlos. Entre todos acumulan siglo y medio viviendo en Alemania, entre fogones de restaurantes y cintas transportadoras de maletas en los aeropuertos. En un bar Llegué aquí hace 43 años, con sólo 19. Venía de vacaciones, y el último día fui a tomar algo al bar de un español. Me dijo ¿quieres trabajar? Y yo le respondí que tenía trabajo en España, que me pagaban 8.000 pesetas al mes. Él me dijo: yo te doy 14.000 Rompí el billete allí mismo, cogí el delantal y me puse a trabajar afirma Paco Ortiz, que ha sido jefe de cocina en una decena de restaurantes. Sus manos son callosas al tacto, su carácter inflexible, y el respeto de los demás es palpable en el atento silencio con el que escuchan Estuve un año peleado con la familia, pero mereció la pena. En aquellos años el dinero corría por todas partes, y la vida en Berlín era una maravilla. Se trabajaba tan duro como ahora, pero había recompensa. Aquí hay industria, una industria real. ¿En España qué tenemos? Tomates y botijos, y ahora creo que van a sacar los abanicos tercia Pepín, dándole una calada al cigarro y dejando el botellín sobre la mesa con un topetazo. En las voces de estos hombres duros y recios que tuvieron que marcharse de su patria entonces hay acordes de amargura, de añoranza, de despecho. Tal vez por eso cuando les preguntas si se sienten alemanes o españoles, responden sin dudar un instante y al unísono: -Alemanes. Como un novio que al dejarle ella siempre responderá: pues no la quería tanto, tenía las piernas arqueadas y la piel áspera. Conocen la actualidad al dedillo, se han convertido en lectores acérrimos de los diarios y exudan nostalgia por cada poro de su piel. El exilio compartido y la lejanía les ha convertido en hermanos, porque la vida suele equilibrar la balanza y los Jose, David y Gonzalo Tres jóvenes y dos ejemplos de integración: la de los hijos de inmigrantes que han asumido la cultura del país donde han nacido, y la del luchador recién llegado que debe abrise camino que sienten la ausencia acaban formando una piña. Ahora los jóvenes que vienen se presentan aquí suplicando trabajo y se cansan enseguida afirma Juan Carlos, que lleva muchos años también tras los fogones, harto de ver pasar junto al friegaplatos decenas de caras llenas de ilusión a las que la realidad va llenando de desencanto No saben lo que es trabajar con rigor, seriedad y formalidad. Aquí se suele pagar al día, y según cogen la pasta se van de fiesta. La mitad de los que he tenido a mi cargo, al cabo de dos meses no sa- Mentalidad estricta Esa mentalidad estricta se ha traducido en resultados. A pesar de trabajar doce horas diarias en el restaurante, ha logrado sacar Económicas a curso por año, al igual que su hermano Jose. Ambos pretenden continuar con la tradición familiar. No ha sido sencillo, y trabajar con la familia no es siempre divertido, pero este es nuestro sitio dice haciendo un gesto alrededor, al local abarrotado donde suele ser imposible encontrar mesa antes de las 2 de la mañana. Afuera, alrededor de un plato de ja- Industria de verdad Aquí hay industria, una industria real. ¿En España qué tenemos? Tomates y botijos... y abanicos Con dureza Ahora los jóvenes que vienen se presentan suplicando trabajo y se cansan enseguida. No saben lo que es trabajar

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