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ABC MADRID 18-09-2013 página 12
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ABC MADRID 18-09-2013 página 12

  • EdiciónABC, MADRID
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12 OPINIÓN POSTALES PUEBLA MIÉRCOLES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2013 abc. es opinion ABC JOSÉ MARÍA CARRASCAL LO QUE NO PUEDE SER Los independentistas catalanes siguen empeñados en negar no sólo las leyes, sino también la realidad. Algo peligroso ATALUÑA, o para ser más precisos, la elite que hoy la gobierna, está dispuesta a ignorar no ya la normativa española, como vienen haciendo sistemáticamente desde hace décadas, sino también la europea. Acabamos de tener el mejor ejemplo con su reacción a la advertencia de Bruselas de que, de independizarse, saldrían de la UE. No fue sólo la opinión del Comisario Almunia, que por español podría tomarse como parcial, sino la de la portavoz de la Comisión, Pia Ahrenkilde, que confirmó que, en tal caso, Cataluña se convertiría en un tercer país O sea, fuera. Dos declaraciones oficiales. En Bruselas empieza a preocupar el caso catalán. Pues bueno, tales advertencias han sido acogidas por las autoridades catalanas con la displicencia con que acogen las que le llegan de Madrid. El consejero de Economía y Hacienda de la Generalitat, Mas- Colell, que acababa de escuchar a Almunia, lo despachó con una lectura jurídica estricta del Tratado de la Unión ¿Qué quería, una lectura no jurídica y, además, no estricta? Acostumbrados a saltarse a la torera, perdón por el símil, la normativa española, quieren hacer lo mismo con la europea. Pero por más vueltas que le den, lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible como decía el torero, para seguir en la tauromaquia. El además en este caso, es que para entrar en la Comunidad, una vez salido, se necesita el voto unánime de todos sus miembros, habiendo alguno más que España que se opondría a ese ingreso, para no sentar malos ejemplos que pueden afectarle. Nada de ello, sin embargo, hace mella en unos independentistas que niegan no sólo las leyes, sino también la realidad, algo bastante más grave. Pues las leyes pueden violarse, incluso a veces impunemente, pero la realidad, no. La realidad es muy testaruda y como te empeñes en negarla te estrellas contra ella. El gran problema del independentismo catalán no es que se quedaría fuera de la Comunidad Europea. Es que se quedaría fuera de España. Y si es verdad que España necesita a Cataluña, Cataluña, pese a todas las fábulas que se han inventado sus independentistas, necesita aún más a España. Ellos la pintan como un Luxemburgo, un Mónaco, un Gibraltar incluso, ricos, libres, incluidos en la Unión Europea y viviendo a costa del mercado español. Pero eso es una fantasía y una mentira. Las puertas de España se cerrarían. Con todas sus consecuencias, que son muchas y dolorosas. Llega el momento de hablar claro, de decir a Cataluña cuáles serán las consecuencias del paso que sus líderes le proponen dar, los mismos líderes que la han llevado a la bancarrota e intentan llevarla al ostracismo. Decírselo como se lo ha dicho Bruselas. Rajoy ha sido más suave. Les propone negociar. Insinúa que puede haber más dinero para ellos. Pero ellos no quieren negociar y el dinero lo emplearán en potenciar su apuesta independentista. Lo que ellos quieren es que España se rinda como clamaban esos niños catalanes adoctrinados en el independentismo. Cuanto antes se les diga que España no está dispuesta a rendirse, mejor para todos. C CAMBIO DE GUARDIA GABRIEL ALBIAC SIRIA, FEO ESPECTÁCULO Lo que se juega en el Oriente Próximo es si serán chiíes o suníes los que dirijan el linchamiento de no creyentes y mujeres sin velo L A guerra es arte de ficción, dice Sun- Zi. Es, por tanto, espectáculo también. A cuyo despliegue la clientela reacciona conforme a lo que su deseo dicta; entusiastas a favor o en contra, lo cual no es siempre tan distinto o apáticos: Irak en 2003, Siria en 2013. Entusiasmo o apatía nada dicen de una guerra. Pero hablan a grandes voces de su público. Un Louis- Ferdinand Céline todavía anarquizante luego sería otras cosas mucho más desagradables abre su Viaje al fin de la noche que es una de las novelas indispensables del siglo XX, con la imagen de ese alucinado brío de quienes van a pasar de una placidez de sobremesa dominical a la carnicería sin precedente en las trincheras de 1914. Bardamu, su protagonista, desbarra simpáticamente con un amigo ante la mesa de un café en Clichy. Nihilismo de andar por casa: el mundo es un monótono asco, convienen ambos amigos, no cambiamos jamás ni de calcetines, ni de amos, ni de opiniones. ¿Y qué pasa con las chicas? ¡Ah, el amor... ¡El infinito al alcance de los caniches! El camarero no está contento: las propinas de Bardamu no son lo que se dice espléndidas. Una charanga militar pasa. Filas de civiles se van uniendo a ella. Bardamu, por supuesto, los trata, distante, de gilipollas. Y, al cabo de un silencio meditativo, se pone en pie, entra en la formación: Bueno, pues voy a ver si tengo yo razón en lo que te decía El desfile sale de la ciudad, llega al cuartel. A Bardamu se le ponen todos los pelos de punta. Aquello ya no parece divertido. Intenta dar la vuelta. ¡Demasiado tarde! Se cerraron las puertas tras nosotros, los civiles. Pillados. Como ratas No todas las guerras han exhibido ante su clientela igual arranque de épica instantánea. La segunda mundial, por ejemplo, fue un compendio de emotivas vacilaciones, a las cuales más de uno podría sin exceso llamar cobardías: con Múnich como epítome. Gracias a eso, la Alemania nazi pudo apoderarse del continente europeo en una semana. Juzgar si fue más trágico lo primero que lo segundo es un ejercicio triste de onanismo. Las respuestas sentimentales a las guerras son catastróficas siempre. A favor igual que en contra. Hace diez años, la segunda guerra de Irak fue el último espectáculo bélico con arrastre de masas. Por el momento. De ésta de ahora en Siria, nadie quiere dar signo de enterarse. ¿Qué ha pasado? Unas cuantas cosas. Ninguna de ellas sola basta para dar razón completa. 1) Eran ricos los espectadores europeos de la guerra de 2003. O lo creían: lo cual, a efectos de comportamiento, es lo mismo. Es bueno emocionarse con el estómago lleno. Al pauperizado europeo de 2013 le emociona bastante más saber si va a llegar a fin de mes. 2) Había entonces o en eso se creía buenos y malos. Aunque buenos y malos no coincidiesen según el periódico o canal de televisión que los catalogase. Ahora, hasta el menos versado en estas cosas sabe que en la guerra de Siria sólo hay malísimos: sin matices. 3) Democracia y dictadura se oponían aún, en 2003, en la sintaxis fijada por la Guerra Fría. No hay democracia ahora que se oponga a dictadura. Lo que se juega en todo el Oriente Próximo es si serán los chiíes o los suníes los que dirijan el linchamiento de no creyentes y mujeres sin velo. El más reciente informe militar británico sobre los rebeldes sirios cifra en más de un 30 el componente yihadista hegemonizado por Al Qaida de sus milicias. Que Al Assad es un asesino, no hace falta ni repetirlo. No nos gusta el espectáculo. Nos vamos.

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