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ABC MADRID 17-09-2013 página 41
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ABC MADRID 17-09-2013 página 41

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MARTES, 17 DE SEPTIEMBRE DE 2013 abc. es toros TOROS 41 Faenicas maestras sin espada Ponce y El Juli cortan una oreja a la desfondada corrida de Juan Pedro FERIA DE MURCIA PLAZA DE LA CONDOMINA Lunes, 16 de septiembre de 2013. Segunda corrida. Tres cuartos de entrada. Toros de Juan Pedro Domecq (incluido 6 bis) y Parladé (5 y 2 bis) desiguales, noblotes, faltos de casta y fuerza, de poco fondo. ENRIQUE PONCE, de azul pavo y oro. Pinchazo hondo desprendido y descabello. Aviso (ovación tras petición) En el cuarto, estocada rinconera (oreja) EL JULI, de berenjena y azabache. Tres pinchazos y estocada trasera. Aviso (saludos) En el quinto, pinchazo y espada corta trasera y atravesada (oreja) JOSÉ MARÍA MANZANARES, de gris plomo y oro. Dos pinchazos, otro hondo tendido y estocada. Aviso (saludos) En el sexto, pinchazo y estocada (ovación de despedida) Ponce tornea sobre la diestra y a media altura la embestida del juanpedro PLAZA DE TOROS DE MURCIA ROSARIO PÉREZ MURCIA ué faenicas tan bonicas, que dicen por Murcia. Y qué espaducas más malucas, que espetaría uno de Cantabria. El acero robó tres puertas grandes después de que la terna de figuras desplegase su sapiencia para tapar defectos y dar fiesta a un noblote conjunto de Juan Pedro Domecq Parladé, con evidentes carencias de casta y fuerza. Que el nutricionista de Fuente Ymbro les pase un saco de multicentrum, porque madre mía de mi alma... Desesperante y alarmante falta de raza. Como comentaba un buen aficionado, ahí se hallaba el padre del cordero de la flojera. Un mínimo de tres orejicas podría haber sumado el cartel estrella en el tramo inicial, pero los matadores pincharon y se quedaron compuestos y sin trofeos. La primera lección la impartió Ponce en su paseíllo número cuarenta en La Condomina. Tremendo el maestro: no hay quien supere su trayectoria en cifras ni elegancia. Mimo exquisito en el templado quite a la verónica antes de prologar a media altura, en la que ni por esas dejó Delineante de perder las manos. Tranquilidad en el frente: el valenciano se vistió de sanador y sobre la diestra torneó la embestida. Redondez en el molinete y genialidad en el cambio de mano ante el punteo del toro, que se defendía sin terminar de romper. Otra vez la estética de su derecha y dos molinetes al ralentí para aupar la temperatura. Semicircunferencias invertidas y abaniqueo antes de las torerísimas Q dobladas, con un cambio superior y uno de pecho de su cosecha. El pinchazo entibió la petición, no considerada por el presidente, que se puso a contar moqueros. El de Chiva se pilló tal rebote que ni salió a saludar, pues la obra merecía una oreja. El sueltito y blando segundo asomó la lengua a la segunda carrera. Se montó tal bronca que al usía no le quedó otra que ondear el pañuelo verde. Las lanzas se tornaron cañas cuando apareció el más cuajado sobrero, al que El Juli recibió ganando terreno con ritmo. Fenomenal el madrileño, que apostó, se adaptó y mejoró el son de un parladé boyante a veces reponedor hasta imponer su total gobierno. Aunque hubo naturales de su sello, la labor se cimentó a derechas, por donde sometió más y más a Lituano con las telas a rastras. Todo in crescendo, con una serie de brutal quietud. La música de los molinetes o un cambiado de sombrerazo pusieron la miel del triunfo en los labios, pero el desafinado acero lo barnizó de sabor agridulce. Manzanares se sintió a la verónica, especialmente en una media de categoría, con un Arpío que lucía dos platanicos, pero no de Canarias... ¡Vaya carica! Los motores y los oles arrancaron La terna, por encima Desesperante y alarmante falta de raza. Ahí se hallaba la madre del cordero de la flojera de los domecq ALBACETE Alberto del Pozo y Sergio Felipe cortaron una oreja ABC ALBACETE La novillada de la Casa Lozano El Cortijillo, Alcurrucén y Lozano Hermanos salió muy desigual, destacando el excelente cuarto, con el hierro de Alcurrucén, que permitió a Alberto Pozo desplegar todo su repertorio en una faena entregada y variada. Lució además en banderi- llas y enmendó así su anodina actuación con el que abrió plaza, un astado fuerte que tomó tres puyazos. Sergio Felipe cortó una oreja al segundo tras una buena estocada que refrendó una templada labor, y fue aplaudido en el quinto. Martín Escudero, se mostró muy firme y valeroso ante sus dos enemigos que conformaron el peor lote de la novillada. Por otra parte, en Fuenlabrada, tarde triunfal con los tres matadores a hombros. Toros de José Luis Iniesta, para Juan José Padilla, cuatro orejas y rabo; El Fandi, cuatro orejas; y David Silveti, tres orejas. con el temple de dos rondas diestras. Dio respiro al dulce juampedrico hasta volar las telas con serenidad al natural. Relajado frente al bendito, se adornó con relax en el pase más florido. Obra medida porque Arpío se derrengó e hizo amagos de rajarse. Torería en los ayudados por alto, pero hete ahí que su segura tizona le traicionó... El cuarto no podía ni con el rabo, hasta donde le llegó el río de sangre del puyazo. Con su inmejorable técnica y el manual de cómo hacer las cosas a un toro, Ponce pulió poco a poco el cabeceo. Mediado el capítulo, se reunió en una notable serie con la mano del pincel y desistió al natural, por donde reponía. Muy deslucido fue este castaño, que descubrió a las claras su ausencia de fondo echándose una siestica. Siempre por encima, ahora sí agarró un espadazo y paseó un galardón. Bárbaro El Juli, con pases sin enmendarse para tomar una senda zurda en la que el astifino quinto humillaba con corto recorrido. Dentro de su cabeceo, quiso ir más largo por el otro cruce. El espejismo duró una tanda. López acabó en terrenos ojedistas, metido literalmente entre los pitones, valentísimo y apabullante, en un juego muy de verdad, como las ceñidas mondeñinas. Ni el pinchazo le robó esta vez la oreja. El sexto se lastimó una pata en una bochornosa imagen y hubo de salir un remiendo de Juan Pedro, otro domecq que no conocía la palabra vigor. Manzanares lo trató a modo con deseos y una roma espada, principal culpable de que los diez mil espectadores que habitaban los tendidos no contemplaran una triple salida a hombros.

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