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ABC MADRID 11-09-2013 página 5
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ABC MADRID 11-09-2013 página 5

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 11 DE SEPTIEMBRE DE 2013 abc. es ENFOQUE 5 Los mossos durante los preparativos de la Diada EFE Margallo, ministro de Exteriores Respetando el artículo 2 de la Constitución, la organización territorial del Estado probablemente deba ser revisada Margallo y el encaje catalán Más bloques de hormigón JAIME GONZÁLEZ El ministro de Asuntos Exteriores, hombre sensato, ha propuesto reformar la Constitución para solucionar el encaje de Cataluña en España, pero respetando el artículo 2 de la Carta Magna, el que alude a la indisoluble unidad de la nación Es muy de agradecer que García Margallo, hombre sensato, apueste por preservar el artículo 2, pues, en caso contrario y por razones obvias, ya no sería ministro del Gobierno de España. Ocurre, sin embargo, que lo que demanda el independentismo catalán pasa indefectiblemente por el artículo 2, de manera que la reforma constitucional de Margallo les trae verdaderamente sin cuidado. En vísperas de la Diada, que este año nos deleitará con una cadena humana más propia de Corea del Norte (su líder Kim Jong- un acaba de ser padre de una niña) convendría que el ministro de Asuntos Exteriores no se agitara ante los dolores de parto del nacionalismo ni contribuyera más de la cuenta a satisfacer sus antojos. En primer lugar, porque abrir en estos momentos el melón de una reforma constitucional, aunque preservando (es muy de agradecer) el artículo 2, es tanto como reconocer que las reivindicaciones del nacionalismo catalán son, en buena parte, consecuencia directa del declive de nuestro modelo territorial, que se ha quedado obsoleto ante el hecho diferencial de Cataluña. Yo me niego a aceptarlo. La propuesta de Margallo para solucionar el encaje de Cataluña en España consiste en garantizar la unidad nacional mediante el artículo 2, pero aceptando la posibilidad de retocar el Título VIII porque el camino hacia la autonomía ya ha terminado Hombre sensato, a García Margallo le diría que su reflexión personal es un experimento con gaseosa que puede tener consecuencias perversas, porque abrir las compuertas del modelo de financiación, la Seguridad Social (bendita caja única, señor ministro) las infraestructuras y la lengua supone darle al independentismo la baza que anda buscando. De manera que hay que obrar con mayor cautela y no levantar tan alegremente la tapa de los truenos. Vamos a ver: si para salvar los muebles jibarizamos al Estado, el artículo 2 de la Constitución y la indisoluble unidad de la nación española serían- -por la vía de los hechos consumados- -papel mojado, tanto como el cargo de ministro de Exteriores del Gobierno de España. Dice Soraya Sáenz de Santamaría que frente al desafío independentista solo caben la Constitución y la ley. Es verdad, pero después de escuchar a García Margallo ya no lo tengo tan claro. Y una última cuestión: ¿qué es más importante, señor ministro, defender firmemente a España ante la provocación de Gibraltar (impecable su discurso) o defender firmemente a España ante la provocación del independentismo catalán? Porque estos no es que hayan echado bloques de hormigón al mar, es que están dispuestos a separarse de España levantando bloques de hormigón.

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