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ABC MADRID 02-09-2013 página 3
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ABC LUNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2013 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA SOBRE PATRIMONIO Y ANTIGÜEDADES POR MILAGROS DEL CORRAL Somos un pueblo cada día más apegado al usar y tirar y que tiende a arrumbar su historia en el baúl de los recuerdos y desprecia sin prejuicio todo lo bello y armonioso que, sin embargo, admira cuando recorre las calles de París, Londres, Roma, Florencia, Praga... RACIAS a su historia y a su situación geográfica, encrucijada de varias culturas, España es uno de los países más ricos de Europa en patrimonio monumental y artístico, capaz de competir con los de Italia y Francia. Precisamente, acabo de regresar de un largo viaje por estos dos países y he podido constatar la notable diferencia que los separa en preservación, restauración y puesta en valor de su patrimonio. Llama la atención el esfuerzo de Francia en mantener sus joyas patrimoniales, que incluyen también un amplio abanico de edificios civiles y hasta de pequeños comercios cargados de historia y encanto, frente al descuido apreciable en que se encuentra el inmenso patrimonio monumental y artístico italiano. En este terreno, España ocupa un lugar intermedio cargado de luces y sombras: desde el esplendor de muchos de nuestros museos a comenzar por el Museo del Prado, hasta el descuido incomprensible de cascos antiguos como el de Lorca (Murcia) o los desmanes sufridos por numerosos barrios madrileños de toda época: derribo de antiguos palacios en el eje Castellana, sustituidos por inmensos edificios de escaso interés arquitectónico; una nueva iluminación de lámparas supositorio y de bancos despedidores de paseantes, que han sustituido a las antiguas farolas fernandinas y a los clásicos bancos del Paseo de Recoletos, dispuestos a afear la arteria más bella de la ciudad, por no hablar del descuido de barrios populares que algunos se esfuerzan en ensuciar y degradar como si ello fuera un ejemplo de modernidad. Y, por supuesto, la falta de visión patrimonial y urbanística apreciable en los barrios nuevos y no tan nuevos, con esas plazas duras, empedradas con granito reconstruído en aras de no sé qué moda de escaso futuro, que resultan hostiles al ciudadano expresando un notable mal gusto y un inexplicable horror al verde, y dejando de lado cualquier intento de crear perspectivas atractivas y armoniosas. Bastaría con acercarse a la Plaza de Castilla, paradigma de lo antiestético que hubiera podido ser la plaza grande del norte de Madrid, pero este es tan solo un mero ejemplo de lo que acontece en tantos núcleos urbanos de nuestro país. Qué sería de nuestras ciudades si los regidores que nos antecedieron hubieran mostrado el mismo desprecio por la belleza y la armonía... No habría fuentes, ni estatuas, ni espacios verdes, no habría Parque del Retiro ni perspectivas bien estudiadas donde refugiarse en verano del sol impío ni de la inclemente lluvia en invierno, no disfrutaríamos de espacios donde descansar y refrescar la vista. Sin embargo, es en el mundo de las antigüedades donde se aprecia mayor diferencia con nuestros vecinos europeos. Tanto franceses e italianos, palazzi, auténticos palacios, o simples palacetes, decorados con refinado gusto y voluntad de mostrar el estatus social de sus poseedores, una vocación solo presente entre unas pocas familias nobles de la Grandeza de España, muchas de las cuales sufrieron además el proceso de desamortización de Mendizábal que, ciertamente, favoreció a las grandes instituciones culturales (bibliotecas, museos, archivos, etcétera) Los resultados de la explotación de las colonias se invirtieron en guerras y más guerras, los desórdenes políticos del siglo XIX español y la guerra civil del XX hicieron inviable el nacimiento de una amplia clase media mínimamente acomodada. En resumen, nunca los españoles tuvieron tiempo de aficionarse al coleccionismo ni conocieron la moda europea de decorar las casas con objetos bellos. Cuando, ya en democracia, comienza a desarrollarse la clase media y, más aún, cuando en años recientes nos invade el consumismo, cierta ignorancia y un escaso cultivo del buen gusto hace que los españoles tiren a la basura las pocas piezas antiguas interesantes, herencia de la abuelita, y prefieran decorar sus casas con muebles de Ikea y vestir sus mesas con manteles de tejidos acrílicos. Usar y tirar es la consigna. Quizás el talante español siempre tendió NICOLÁS AZNÁREZ más a la búsqueda de ideales, sueños y quimeras, tan bien representados por Don Quijote en como ingleses, belgas, daneses, checos y ciudada- nuestra literatura y, en la gesta americana, por nos de otros países europeos, han sabido cuidar capitanes alucinados: la locura de Lope de Aguiese otro patrimonio familiar, sin duda más mo- rre, la temeridad de Cortés, el ansia fundacional desto que el Patrimonio con mayúscula, que sin de Belalcázar, desde lo militar. Desde la perspecembargo tanto dice de la vida de quienes nos pre- tiva religiosa, esa tendencia se repite en las misiocedieron: cuberterías y objetos de plata, mante- nes jesuíticas y en la lucha por los derechos hules antiguos, porcelanas, espejos, lámparas, mue- manos y civiles de los aborígenes, sostenida por bles auxiliares, alfombras, cuadros y esculturas, el fraile Montesinos, Fray Bartolomé de las Casas sombreros, pieles y bolsos que hoy llamaríamos y San Pedro Claver. vintage, y ese largo etcétera que ha encontrado en otros países una segunda vida en mercados de las l hilo de los siglos, fuimos un pueblo cuya pulgas y brocantes que hacen las delicias de natienergía creadora se volcó más en la utovos, visitantes y turistas en numerosas ciudades pía que en los bienes materiales. Ahora europeas, excluyendo las españolas. somos un pueblo pacifista en lo militar, Siempre me he preguntado por la razón de este con la fe religiosa en declive y un sentido utilitamisterio que, sin duda tiene que ver con nuestra rista de los bienes materiales, cada día más apehistoria política y económica, y nuestra idiosin- gado al usar y tirar un pueblo que tiende a arrumcrasia social. He llegado a la conclusión de que, en bar su historia en el baúl de los recuerdos y desEspaña, nunca contamos con una clase media aco- precia sin prejuicio todo lo bello y armonioso que, modada, comparable a la del resto de Europa. Ocho sin embargo, admira cuando recorre las calles de siglos de lucha contra el invasor y un concepto ci- París, Londres, Roma, Florencia, Praga, etc. un vilizador basado en la fe, absorbieron la econo- pueblo que se embelesa cuando se acerca a ese pamía real, la de la gente de a pie; la sociedad espa- trimonio ajeno- -el grande y el pequeño- -que perñola estuvo durante mucho tiempo compuesta teneció a las familias burguesas europeas y cuya por militares, sacerdotes y funcionarios de eco- restauración y cuidado permite hoy vivir a tantos nomía inestable, que llevarían a América la defen- artesanos especializados en oficios aquí ya desasa de la fe y la codicia imperial: en otras palabras, parecidos, si es que algún día existieron. la espada y la cruz. De ahí la fabulosa presencia Si los paradigmas del pasado ya no están vigendel arte sacro en nuestro país. Mientras tanto, en tes, y en el presente carecemos de visión patrimoEuropa se desarrollaba una economía basada en nial del legado que transmitiremos a las generala industria y el comercio y nacía una burguesía ciones venideras, cuál será en el futuro nuestro que daba importancia a los signos externos de ri- perfil identitario es una pregunta que se añade a queza, inspirándose hasta donde podía en las fas- los múltiples interrogantes de esta época... tuosas cortes de Luis XIV y Cosme de Medici. De ahí que nuestros castillos, de carácter defensivo, MILAGROS DEL CORRAL FUE DIRECTORA GENERAL nada tengan que ver con los châteaux ni con los DE LA BIBLIOTECA NACIONAL G A

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