16 PRIMER PLANO
SÁBADO, 31 DE AGOSTO DE 2013 abc. es
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En la muerte de Manuel Martín Ferrand Biografía
que manda el jefe, mejor preparar oposiciones a registrador o a ordenanza, más aburrido y más rentable. Manolo sostenía que la independencia es lo genuinamente periodístico, lo que define a un periodista. La libertad va de suyo, pertenece a otro ámbito, pero la independencia depende de uno mismo. Tras cincuenta años de vida periodística decía al recibir el Cavia he conocido todo el muestrario de posibilidades de ser periodista: sin ninguna libertad, con un poquito de libertad, en libertad vigilada y libérrimamente. Y ahí empiezan mis tribulaciones... lo poco que sé y soy se lo debo a mis maestros y he tenido el privilegio de tenerlos magníficos Y en la relación de maestros desgranaba su trayectoria profesional. En primer término El Diario de Cádiz el del editor Federico Joly Höhr con Fernando Fernández de redactor jefe. En esa casa Manolo practicó el periodismo de mesa y de calle, que luego ha citado como referencia de autoridad. Efectivamente Manolo nació en La Coruña, en diciembre de 1940, padre farmacéutico con establecimiento. Estudió en Bilbao y en Madrid; pasó por la facultad de Medicina, pero se tituló en Periodismo en la Escuela de Madrid, con el número 1; allí conoció a Rosalía, se casaron, tuvieron tres hijos y muchos amigos a los que reciben con generosidad sin límite, ni condición. En casa de Manolo y Rosalía siempre hay cobijo, buen plato y mejor debate.
Una vida en imágenes
Sus comienzos
Un joven Manuel Martín Ferrand, en sus comienzos como periodista, delante de su máquina de escribir
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En su despacho
El periodista gallego pilotó Antena 3 Radio y Antena 3 TV en sus inicios
En plena Transición
Con Manuel Fraga cuando era ministro de la Gobernación, y Adolfo Suárez, secretario general del Movimiento, en 1976
El mejor meritorio
Tras ejercer como el mejor meritorio del Diario de Cádiz fue de los primeros periodistas que rompió el círculo de tiza de la radio y la televisión. Por eso fue pionero, vio las oportunidades informativas de eso que llamaron audiovisual que ahora es una industria de muchos vuelos, especialmente de entretenimiento, que tiene poco que ver con el periodismo. En la radio, en la Radio Madrid, Manolo encontró a otro de sus maestros, Antonio González Calderón, de cuya mano creó los programas informativos más emblemáticos, Matinal SER Hora 25 entre ellos. Y de la radio a Televisión Española, cuando estaba por cumplir los treinta y la tele estaba en pañales. En TVE hizo de todo, con dos maestros, Victoriano Fernández Asís y José de las Casas. Aquellos eran tiempos de precariedad y pluriempleo, de aventura y audacia, de burlar la censura y protegerse de las iras del poder, Manuel Aznar le ofreció el cobijo de la escuela de RTVE con advertencia de que si le preguntaban por quién le contrató dijera que fue Victoriano, que tenía bula. Dirigió El Diario de Barcelona el brusi decano de la prensa europea, Y de vuelta a Madrid dirigió Nuevo Diario y antes intentó la aventura de un diario moderno Nivel desafiando a la autoridad, que retrasó la licencia correspondiente, lo cual abortó el proyecto en el primer número. Al menos lo intentamos, recordaban años más tarde algunos de los que vivieron aquella locura. Sin duda la aportación más relevante de Martín Ferrand al pluralismo peJOSÉ SÁNCHEZ MARTÍNEZ
EFE
riodístico fue Antena 3 radio y Antena 3 televisión; dos catedrales que luego han gestionado otros. Dos aventuras germinales llenas de talento, de audacia y también de generosidad. En torno a Manolo y a su gestión, muchos de los editores españoles ganaron un buen dinero contribuyendo a aventuras periodísticas que siempre merecieron la pena
y que tropezaron con los poderes políticos, nada partidarios de lo que no es adicto o previsible. Por eso nos pasa ahora lo que nos pasa. Agotadas las posibilidades de crear, Manolo, acampó en la prensa digital y en la casa de ABC, ejerciendo de columnista exigente y disciplinado hasta el último día, hasta el penúltimo aliento.
Siempre que le pedían un artículo de última hora, lo escribía, porque era su obligación y su felicidad. Le interesó la política, como espectáculo, la economía para entender lo demás y la cultura como alimento del espíritu; no se perdió un estreno de teatro, ni la visita a los restaurantes que apuntan maneras; no le interesó el fútbol (porque no es posible