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ABC MADRID 01-08-2013 página 15
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ABC MADRID 01-08-2013 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 1 DE AGOSTO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 15 HORIZONTE UNA RAYA EN EL AGUA RAMÓN PÉREZ MAURA LA CONTUMACIA EN EL EQUÍVOCO No son pocos los políticos británicos que confiesan en privado el desprecio que sienten por los gibraltareños G IBRALTAR siempre ha gustado moverse en aguas turbias y en todo momento ha buscado el equívoco como estrategia política. Con 14 años descubrí en la Petre Library de Downside School que los libros referidos a Gibraltar se ubicaban en los anaqueles dedicados a España. Lo que en un colegio al que asistían chicos de todas las grandes familias gibraltareñas, empezando por los Gaggero, era harto revelador. El actual ministro principal de la Roca, Fabian Picardo, es un contumaz experto en el uso político del equívoco. En 1991 fue uno de los fundadores del Partido Nacional de Gibraltar, al que después cambiaron el nombre por el de Partido Liberal de Gibraltar y lo convirtieron en un defensor de la autodeterminación de la colonia británica. Es decir, en un enemigo del Tratado de Utrech, cuyo tricentenario estamos conmemorando. Desde 1999 el Partido Liberal de Picardo concurrió a todas las elecciones en coalición con el Partido Socialista Laborista de Joe Bossano. Que ya sabemos dónde se encuentran cómodos algunos que gustan llamarse liberales. A Picardo esta coalición le gustaba tanto que acabó abandonando el partido que había fundado y en 2003 se pasó al PSL, cuando vio la posibilidad de quedarse con la formación aliada tras la retirada de Bossano. Este es el Picardo que ahora lanza en aguas que reivindica como gibraltareñas grandes bloques de hormigón con los que está destrozando un caladero de la flota pesquera de La Línea y está, en la práctica, asumiendo el control de unas aguas que de ningún modo son de soberanía británica según el Tratado de Utrecht. Afortunadamente el ministro Margallo, desde la primera hora, no se anduvo en este asunto con componendas, dada la catástrofe histórica que para España supuso el paso de Miguel Ángel Moratinos por el dossier de Gibraltar. El PSOE de Zapatero, que tanto criticó la política exterior de Aznar de carecer de hechuras de política de Estado, arrasó con casi 300 años de política exterior española y aceptó que el Reino de España, un Estado soberano, se sentara en igualdad de condiciones con una colonia. Era difícil hacerlo peor y Margallo ha sacado a España de esa posición insostenible. Ahora, a cualquier reunión a la que acuda el Gobierno de Gibraltar tiene que incorporarse una representación de los municipios españoles del entorno. No son pocos los políticos británicos que confiesan en privado el desprecio que sienten por los gibraltareños y la forma en que los 30.000 habitantes de esa colonia dedicada al trapicheo y al comercio menos honorable hipotecan las relaciones bilaterales entre 63 millones de británicos y 47 millones de españoles. Por eso España no tiene más remedio que actuar. Y hacerlo aplicando la legislación vigente. Para empezar con los controles aduaneros que se han impuesto. Y que no son discriminatorios porque se aplican por igual a todos los que cruzan la frontera, gibraltareños o de cualquier otra nacionalidad. Y recuérdese que la UE obliga a España a impedir el tráfico de ilícitos. Para lo que hay que revisar lo que entra y sale de la colonia. Y en un momento en que se están fabricando pilastras de hormigón para lanzarlas al mar en aguas españolas, los componentes del hormigón se parecen mucho a un ilícito por el uso que se les da. En fin, sugeriría al Gobierno español que los pocos kilómetros de la autopista A- 383 que une Gibraltar con la E- 15 y que emplean quienes van de la Roca a Sotogrande a jugar al golf se vean agraciados con un peaje de, por ejemplo, 20 euros e igual para todos. Discriminaciones, ni media. IGNACIO CAMACHO EL JUICIO DE DIOS Los diputados de izquierda, tan aficionados a disfrazarse, deberían acudir al hemiciclo con caretas de Bárcenas O serán de gloria como los cinco minutos de Andy Warhol, pero Luis Bárcenas va a tener hoy sus cinco horas de protagonismo cenital en la política española. Y aunque Rajoy haya pospuesto la comparecencia para parecer que maneja los tiempos y pillar a medio país distraído de vacaciones, y aunque vaya a tratar de adormecer la sesión con la anestesia epidural de un debate socioeconómico, lo cierto es que el pleno lo ha convocado desde Soto del Real un preso al que quizá ni le dejen verlo por la tele. Dueño desde hace tiempo de la escena mediática, Bárcenas será hoy el eje de la vida parlamentaria. Los diputados de la izquierda, que tan aficionados son a disfrazarse en el hemiciclo, deberían acudir con caretas del tesorero como si fuesen personajes de la tragedia griega. Su inquietante figura va a suplantar los escaños de la oposición, se va a asomar furtiva entre los de la mayoría y hasta estará presente por delegación en la tribuna de prensa. Con el paréntesis cruento de la catástrofe ferroviaria, el antiguo contable, que comenzó por establecer a medias con cierto periodismo una franquicia de opinión pública, ha terminado por acapararla como un monopolio. La cuestión es hasta cuándo durará el barcenato. Es de temer que mucho tiempo, tal vez todo el que quede de legislatura. Ni el Gobierno puede hallar un enemigo peor ni el PSOE mejor aliado. Veinte años en la cocina del PP le han dado para sisar una fortuna y almacenar más información que ninguno de sus dirigentes actuales y pasados. Su potencial desestabilizador consiste en la capacidad de mezclar verdades con mentiras y generar espacios confusos de sombra. Como herramienta de defensa procesal tal vez no le sirva de mucho pero como instrumento de venganza dispone de un sofisticado arsenal destructor. En el plano político no necesita probar nada; le basta con envenenar de duda su testimonio y dejar que haga su trabajo la cizaña. Rajoy, que ha manejado mal el asunto desde el principio, acude al debate sujeto a una anómala inversión de la prueba; sometido a la presunción de culpa le van a pedir que demuestre su inocencia y la de todo el partido, y no tendrá siquiera el beneficio de la confianza en su palabra. La oposición y gran parte de la opinión pública ya lo ha sentenciado y sólo espera la oportunidad de agarrarlo en un renuncio para tender la soga en el patíbulo de su honra. Aunque salga entero del envite le volverán a emplazar a otro juicio de Dios después de que Bárcenas haga llegar a sus albaceas nuevas cartas marcadas. Agosto será un mes de sobresaltos, con la declaración de Cascos como espada damóclea, y la rentrée de septiembre promete emociones fuertes en este culebrón de guiones seriados. Ya puede el presidente poner las manos y los pies en el fuego; la autoproclamada Coalición de la Verdad no va a parar hasta rebozarlo en ceniza y achicharrarlo en las brasas. N JM NIETO Fe de ratas

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