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ABC MADRID 28-07-2013 página 17
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ABC MADRID 28-07-2013 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO, 28 DE JULIO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 17 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS ALCOHOLÍMETRO PARA PEATONES ¿Es delito acaso ir por la calle borracho o puestecito? ¿O la Ley de Tráfico prohibe ir dando camballadas por la acera? AY una Secretaría de Estado del Asado de la Manteca? Tiene que haberla. El trincón de los ERE asaba vacas con billetes de 500 euros, pero éstos del Gobierno de España se dedican en cada Consejo de Ministros al debate de los procedimientos más adecuados para asar la manteca. Y luego sale Soraya y lo explica en la rueda de prensa, sola o en compañía de otros, cual los ministros responsables de la correspondiente manteca asada ese viernes. Los gobiernos, sean del signo que fueren, suelen tener mucho de La Cárcel de Papel de La Codorniz A veces el BOE es El Jueves sin ilustraciones. Como el último del Gobierno. Sí, siempre hay un acuerdo del Consejo de Ministros que parece el último chiste. El de ahora es: ¿Sabes el del alcoholímetro para peatones? -No, no lo sé, cuéntamelo. Pues el último del Gobierno lo ha contado Soraya y aparece así en las reseñas, ni quito ni pongo coma, pero aguanten la risa: El Gobierno ha aprobado el proyecto de reforma de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial que incluye pruebas de drogas y alcohol a los peatones que infrinjan normas de circulación y no sólo a aquellos que sean víctimas o copartícipes de un siniestro -O sea, que esto es como lo de legionarios a luchar, legionarios a morir pero de la Dirección General de Tráfico, Gobierno de España ¡Peatones a ¿H soplar, peatones a crujir la multa de 1.000 euros si vais con la tajá! Es justo que un peatón sea multado si comete una infracción, vaya sobrio o vaya mamado. Aunque pocas puede cometer, porque, que yo sepa, no hay Peatones BMW ni Peatones Audi que puedan ser multados por exceso de velocidad. Vale, soy peatón, he cruzado un semáforo que estaba en rojo para los viandantes, me ha pillado el guardia y me hace soplar. Y me acabo de tomar setecientas mil copas, y vengo con una papa muy simpática. Y al soplar casi rompo la aguja del alcoholímetro de lo puestecito que vengo. ¿Y qué pasa ahora? ¿Que me van a poner la misma multa de 1.000 euros que a los conductores borrachos? ¿Por cuál de las dos cosas me van a multar? ¿Por cruzar en rojo o por ir borracho? ¿Es delito acaso ir por la calle borracho, tienes que acostarte obligatoriamente si te sientan mal los cubatas? ¿O la Ley de Tráfico prohibe ir dando camballadas por la acera? ¿O es que me van a quitar puntos del carné de peatón? No se rían, pero estos torpes que disimulan tan divinamente que tienen la mayoría absoluta y parece que gobiernan contra sus propios votantes son capaces un viernes de éstos de establecer el Carné de Peatón, para poder quitar puntos a los viandantes con una tajá a cuadritos. Y puede pasar de todo. Cristóbal Montoro, máximo especialista en ir contra los propios votantes del PP en sus territorios adictos, metió a los inspectores de Hacienda por colleras en las Fallas de Valencia y en la Feria de Sevilla. Basta que el PP sacara mayoría absoluta en Sevilla y Valencia para que Montoro, como prueba de agradecimiento a los votantes, les mandara los inspectores a las casetas y a los casales, para ver si el tío que instaló el váter cobró con IVA o sin IVA. ¡Tequiyarcarajo! Reformada la Ley de Tráfico, no me extrañaría nada que el Gobierno metiera a los guardias en la Feria, ahora para multar a los peatones con la papa gorda de rebujito que crucen por donde no deben la calle Juan Belmote. Es que los estoy viendo por la Feria de Sevilla, por el Rocío, por la Feria de Málaga, por los Sanfermines, haciendo soplar el tubito de los sustos a todo peatón que se descantille. Claro que esto no va a ser nada para cuando el Gobierno descubra los pedazos de multas que les puede poner a los caballistas del Rocío o a los corredores de San Fermín cuando les haga soplar el aparatito de la papalinas. IGNACIO CAMACHO FOGONAZO EN LA NIEBLA La tragedia gallega ha opacado una EPA que el Gobierno anhelaba como agua de mayo para regar su menguado balance INCO años ya largos de crisis mutante, de hundimiento progresivo y acumulado, no sólo han sembrado de pesimismo y desdicha la sociedad española sino que parecen haberla vacunado contra la esperanza. El relato sombrío se ha apoderado tanto del cuerpo ciudadano como del periodismo y la opinión pública, entre los que cualquier atisbo de confianza parece relacionarse con una manifestación ventajista, una manipulación interesada o hasta un detalle de mal gusto. La frívola insistencia del zapaterismo en los malhadados brotes verdes tiene mucho que ver con este estado escéptico que contagia incluso a la dirigencia política, tradicional vendedora de fruslería ilusionante y propaganda trivial; tanta quincalla triunfalista ha acabado por impermeabilizar al país frente a todo indicio de apariencia positiva o meramente tranquilizadora. En este ambiente de ánimo lúgubre y depresivo, incrementado por el mazazo moral de la tragedia ferroviaria de Santiago, los favorables datos de la EPA trimestral han caído sobre el conjunto de la sociedad con el efímero efecto de una pedrada en un estanque o de un salivazo en una plancha. Atribulado por el impacto de la catástrofe gallega, ni siquiera el Gobierno ha podido disfrutar de su derecho a un minuto no ya de euforia sino de simple alegría provisional. La conmoción del accidente ha impedido la justa valoración de una estadística que el Gabinete esperaba como agua de mayo para regar su menguado balance. Y sin embargo, se trata de un evidente síntoma de mejoría que merece relevancia objetiva más allá de la cautela a la que nos ha acostumbrado la persistencia de esta recesión demoledora e inmune tanto a tratamientos de fondo como a terapias de choque. Por mucho que se interprete con prevención y se descuenten factores estacionales y hasta la inquietante evidencia de que muchas personas han dejado de buscar trabajo por simple desánimo de hallarlo, la Encuesta de Población Activa de julio es la mejor noticia socioeconómica en un lustro. Bien es cierto que la experiencia ha enseñado a no sacar conclusiones de largo alcance ni mucho menos elevar los indicios provisionales a la condición estable de hecho cierto, pero ninguna lectura de estas cifras puede soslayar la certeza de un constatable aliento. Han mejorado todos los índices: el de la búsqueda de empleo por edades y sexos, el de familias completas en paro, el de perspectivas de contratación y, por supuesto, las cifras absolutas y porcentuales que han bajado de los siniestros dígitos de los seis millones y del 27 por ciento. Con toda la reserva del caso, se trata de un fogonazo en medio de la niebla. Cualquier Gobierno tendría siquiera una pizca de legitimidad para congratularse de unas circunstancias similares, por provisionales que puedan resultar. Al de Rajoy, empero, perseguido por una variante de gafe sospechoso, lejos de otorgarle una oportunidad de respiro político el azar le ha cruzado por delante la más siniestra y demoledora de las calamidades. En condiciones normales, el Gabinete estaría obligado a la prudencia; bajo el shock emocional de la hecatombe el luto impone la fuerza mayor de un silencio pudoroso. Eppur si muove. C JM NIETO Fe de ratas

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