ABC MADRID 21-07-2013 página 58

58 SOCIEDAD JMJ de Río de Janeiro Un ejemplo de sencillez DOMINGO, 21 DE JULIO DE 2013 abc. es sociedad ABC El viaje a un continente con demasiadas personas con dificultades para subsistir es una vuelta a casa Un Pontífice sobrio entre los pobres J. V. BOO CORRESPONSAL EN EL VATICANO Un Ford Focus Su coche oficial es un Ford Focus azul que no está blindado los automóviles de lujo regalados por Mercedes, BMW y Fiat, Francisco ha pasado del Volkswagen Phaeton un coche de 75.000 euros a un Ford Focus azul, que cuesta unos 15.000 euros. Considera que es suficiente para él. En poco tiempo, incluso los cardenales más adictos a los coches grandes han descubierto que los modestos Ford son también suficientes para ellos. Quiso viajar en vuelo regular Hace dos semanas, el Papa quería ir a la isla de Lampedusa en un vuelo regular de pasajeros. Su idea causó consternación en la Gendarmería Vaticana y la presidencia de la República, que siempre había ofrecido muy a gusto los helicópteros y aviones de Estado para los desplazamientos del Papa en Italia. Al final, Francisco aceptó, pero insistió en que viajaba al encuentro con los inmigrantes africanos de las pateras y el personal que les ayuda. No quería enjambres de políticos ni obispos a su alrededor. En la isla, utilizó como papamóvil descubierto un viejo todoterreno Fiat. Celebró la misa con una cruz hecha con restos de pateras y pronunció la homilía en un ambón construido con dos viejos timones, también de pateras embarrancadas. La pobreza visible no debilitaba su mensaje. Lo reforzaba. M i gente es pobre, y yo soy uno de ellos puede leerse al comienzo de la biografía oficial del Papa Francisco en la página web del Vaticano. Con esa frase explicaba el entonces cardenal Jorge Bergoglio la decisión de vivir en un piso (en lugar de la residencia oficial del arzobispo) y de prepararse él mismo la cena El texto añade que se trasladaba en metro y en autobús pero no menciona que iba con frecuencia a las villas miseria las favelas de Buenos Aires. Decidió llamarse Francisco, según reveló a los periodistas, porque cuando el escrutinio le entregó los dos tercios de los votos, el cardenal brasileño Claudio Hummes, que se sentaba a su lado durante el Cónclave, le abrazó y le dijo: No te olvides de los pobres El mundo le observa con interés; la Curia romana, con desconcierto. Se había negado a ponerse la muceta roja para la primera salida al balcón de la basílica de San Pedro. Prefirió llevar su cruz pectoral de hierro ligeramente plateado en lugar de la cruz dorada que le ofreció el maestro de ceremonias. Al terminar, le esperaba a la puerta un enorme Mercedes blindado para llevarle a la Casa Santa Marta. Francisco pasó de largo y se subió a un microbús, con algunos cardenales, como había hecho durante el Cónclave. Al día siguiente, los purpurados notaron que seguía llevando sus zapatos negros, grandotes, viejos y deformados. Algunos apparatchik de la burocracia curial que atribuyen más importancia a llevar zapatos rojos que a tener un corazón grande entraron en crisis: este hombre no sabe ser Papa Era sólo el principio de las sorpresas. Poco después supieron que Francisco había realizado ya, muy temprano, su primera salida fuera del Vaticano. Le habían vuelto a preparar el mejor Mercedes del garaje oficial, muy seguro gracias al blindaje, pero el Papa prefirió subirse a un Volkswagen Phaeton de la Gendarmería Vaticana que iba a ir de escolta. Era suficiente para trasladarse a la basílica de Santa María la Mayor a depositar un ramo de flores y rezar ante la Virgen Salus Populi Romani Camino de vuelta al Vaticano indicó que parasen un momento ante de la residencia internacional Pablo VI, donde se había alojado en las semanas anteriores al Cónclave. Subió personalmente a recoger su maleta y, al salir, pagó la cuenta en el mostrador. Los empleados le sonreían felices. Los burócratas curiales le miraban atónitos. Dos días después, cuando le propusieron trasladarse al apartamento papal, Francisco dio otra sorpresa. Dijo que estaba muy a gusto viviendo con otros empleados del Vaticano en la Casa Santa Marta, en cuya capilla había comenzado a celebrar la misa de las siete de la mañana sin ninguna ceremonia especial. Zapatos con plantilla Lleva los mismos zapatos de cuando era arzobispo de Buenos Aires Cruz de plata Lleva grabada en relieve la imagen del Buen Pastor Un shock saludable Cuando se anunció la fecha de la misa de inauguración del pontificado, el Papa envió un mensaje a sus compatriotas de Argentina: no vengáis a la ceremonia; dedicad ese dinero a alguna obra de caridad. Lo había hecho ya cuando le nombraron cardenal. Elegir Papa a un arzobispo que dirigía magistralmente una diócesis enorme sin secretaria, ni automóvil ni teléfono celular fue un shock muy saludable para el Vaticano, convertido por el peso de los siglos en una corte renacentista en demasiados aspectos. Cuando empezó a ir a la oficina el Papa llegaba a la Secretaría de Estado el primero y se sorprendía al ver que las luces habían estado encendidas toda la noche. Las apagaba y esperaba a que llegase el personal, que aprendió enseguida a presentarse a la hora para no quedar en ridículo. Francisco no tuvo que decirles nada: lideraba con el ejemplo. En lugar de usar Un báculo de cayuco En su viaje a la isla de Lampedusa el Papa utilizó un báculo de madera de cayuco EFE