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ABC MADRID 11-07-2013 página 46
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  • EdiciónABC, MADRID
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46 TOROS JUEVES, 11 DE JULIO DE 2013 abc. es toros ABC El Juli, con la plaza de Pamplona totalmente abarrotada, entra a matar a su primer toro EFE Un guiso con muy poca sal La expectación que despertó el cartel de Morante, El Juli y Talavante acabó en decepción por la deslucida corrida de Victoriano del Río y el fallo a espadas ANDRÉS AMORÓS SAN FERMÍN PLAZA DE TOROS DE PAMPLONA. Miércoles, 10 de julio de 2013. Sexta corrida. Lleno. Toros de Victoriano del Río y Cortés (6 serios pero deslucidos; el mejor, el 3 MORANTE DE LA PUEBLA, de pizarra y plata. Dos pinchazos, media y cinco descabellos (pitos) En el cuarto, tres pinchazos y media (pitos) EL JULI, de grana y oro. Pinchazo y estocada (palmas) En el quinto, tres pinchazos, media y dos descabellos (palmas) ALEJANDRO TALAVANTE, de rosa y oro. Pinchazo, estocada y descabello (saludos) En el sexto, media y dos descabellos (palmas) M ientras en el Congreso de los Diputados se defienden las irrenunciables competencias taurinas que tienen las Comunidades Autónomas, en Pamplona, la gente vive con explosiva alegría la Feria del Toro. ¡Vaya usted a contarle a los mozos navarros la perniciosa influencia que han tenido sobre su psicología los encierros y las corridas! En medio de la chistorra, los cánticos y el vino rosado, su carcajada sería épica... En un ambiente de enorme expectación, con la Plaza abarrotada, llega el cartel estrella de la Feria: tres figuras y los toros, apetecidos por todos, de Victoriano del Río. Protagonizan un encierro rápido (dos minutos y catorce segundos) con la manada muy junta y algunos incidentes: en el tra- mo final, un toro se cae y queda rezagado, con el grave riesgo que eso implica, pero se levanta velozmente y sigue al grupo; un par de mozos, despistados por raro que parezca se encuentran de pronto en la cara del toro, son encunados de modo espectacular y, milagrosamente, no reciben cornada alguna: el legendario capotillo de San Fermín... Luego, en la corrida, estos toros, seriamente presentados, dan menos juego del esperado: justos de fuerza y casta, deslucidos, acaban aburriendo a los toreros y al público. Además, los tres diestros han estado desafortunados con los aceros. Vuelve a Pamplona, después de tres años, Morante de la Puebla. El mocerío, partidario de los gladiadores, espera también con ilusión su toreo diferente. No es mal gesto que el diestro afronte el toro de Pamplona, el ruido continuo de los tendidos y hasta el toro de la merienda (el cuarto) El primero, alto, serio, espera, embiste con brusquedad: Morante logra dibujar sólo algunas verónicas. En varas, el toro es reservón, se duele, no está para quites; corta en banderillas. No parece fácil ni claro. Lo prueba el diestro pero se vuelve rápido, mira, va a peor. Como suele hacer en estos casos, Morante no se da coba: corta la faena y mata mal, con apuros. (Una de las veces, la espada vuela al callejón, con gran peligro) Ni el toro se ha entregado ni José Antonio ha estado nunca a gusto: la decepción es lógica y los descabellos repetidos provocan la bronca. Es muy querido El Juli en esta Plaza, donde siempre ha dado la cara; en sus momentos difíciles, cuando se enfrentó a algunas empresas, aquí encontró refugio y éxito. Sale con más alegría el segundo, lógicamente (se llama Jocundo Es serio pero mete bien la cabeza: El Juli veroniquea, ganándole terreno, hasta la boca de riego. Ordena que le piquen poco y quita por chicuelinas, con el compás abierto ¿un recuerdo de lo que hace José Tomás? rematando con una bonita larga. Hay expectativa de faena. Brinda al doctor Val Carreres. Con dos muletazos, ya está en el centro: conduce las nobles embestidas pero el toro, justo de fuerzas, se queda corto y, muy pronto, se raja. Se desinfla como un globo, decían los revisteros. Otra decepción. Al hilo de las tablas, mata a la segunda. Pasa Alejandro Talavante de la fiesta nupcial a los cánticos de los mozos pamplonicas. El tercero es alto pero humilla bien, en el capote. Lo alivian en varas. Brinda al público. En el cen-

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