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ABC MADRID 11-07-2013 página 15
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ABC MADRID 11-07-2013 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 11 DE JULIO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN CHANTAJE El relato de Bárcenas debe ser contrarrestado con otro que narre la verdad de lo que ocurrió C UANDO se es víctima de una extorsión como la que ha orquestado Luis Bárcenas contra el PP no basta con desacreditar al chantajista subrayando su condición de villano. Tampoco es suficiente aducir que no se ha cedido a la presión y que por eso el rufián ha puesto en marcha el ventilador. La única respuesta ante un ataque de esta envergadura es desmontar la ofensiva desde la raíz, y para ello únicamente hay un camino: el que parte de la verdad, discurre por la verdad y conduce hasta la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Cualquier extorsionador es, por definición, un ser de naturaleza infame, lo cual no invalida necesariamente la veracidad de sus afirmaciones. La gente así no muta de la noche a la mañana y el ex tesorero de la calle Génova trabajó para el partido durante más de dos décadas. ¿Nadie se dio cuenta del tipo de persona que les llevaba las cuentas o le asignaron esa función precisamente por su carencia de escrúpulos? ¿Les ha pillado por sorpresa esta actuación del antiguo senador cántabro o ya apuntaba maneras y por eso prescindió Cospedal de sus servicios (aunque siguiera pagándole un generoso estipendio) cuando se hizo cargo de la Secretaría General? Estaría muy bien que ella lo explicara con el detalle que merece la dignidad de los once millones de votantes que hace apenas año y medio depositaron su confianza en las siglas que representa. Otro de los argumentos que esgrimen en su defensa los señalados se basa en el ataque en sí: De haber tenido algo que ocultar, aseguran, el PP se habría plegado a las exigencias de Bárcenas y le habría quitado de encima tanto a la UDEF como a las dos fiscales que le tienen agarrado por el cuello. Endeble razonamiento... Primero, porque semejante acción habría producido un escándalo superior, si cabe, al que estamos viviendo, y segundo porque no es descartable que alguno de los implicados en esa decisión esté tratando de aprovechar la situación para tomar posiciones en el tablero del poder. Lo cierto es que el extesorero ha acumulado una fortuna imposible de amasar bajo el imperio de la Ley, ha evadido una cantidad enorme de dinero al fisco y ahora es una fiera herida que se revuelve para morder. ¿Le mueve el honor? Es evidente que no. ¿La venganza? Probablemente. ¿Miente ahora porque lo haya hecho en el pasado? Tal vez en parte, pero no en todo lo que dice; eso seguro. Y como no hay embuste más dañino que el entreverado de hechos reales, las andanadas que están por venir, apoyadas en pruebas documentales, van a someter al PP, al Gobierno y a España a un desgaste brutal que no podemos permitirnos los españoles y que desde luego no merece esta Nación, escarnecida por demasiados corruptos de todos los colores. Rajoy ha optado hasta ahora por el silencio de don Tancredo, esperando que escampe la tormenta. Muy en su línea habitual de el que resiste, gana El balón, sostiene su entorno, está en el tejado de la Justicia. Y es cierto. El juez Ruz debe actuar con la máxima celeridad en el ámbito que le compete, llamando a declarar a Bárcenas y poniéndole contra las cuerdas. Pero hacer política es más que cumplir la ley; es dar explicaciones a una población a la que se le exigen constantemente sacrificios, actuar con ejemplaridad, distinguir entre ciudadanos y súbditos, que es la consideración que con frecuencia parecemos merecer a sus ojos. El relato del extesorero debe ser contrarrestado con otro. Y ese otro, a estas alturas, sólo puede narrar la verdad de lo que ocurrió. IGNACIO CAMACHO LA FONTANA DE ORO Madrid es un hervidero de intriga galdosiana. La posmodernidad no ha alterado la política clásica de cenáculo y enigma OCO ha cambiado Madrid desde los tiempos de La Fontana de Oro las decimonónicas intrigas de café, las conjuras de trastienda, el secretismo de iniciados, el combate cainita y banderizo del periodismo volandero. El Estado de las autonomías ha desatornillado España pero no ha logrado acabar con el ensimismamiento conspirativo de la Corte, donde una élite de poder político, social y financiero- -ahora también mediático- -tiene la secular costumbre de jugarse el país a las cartas. En ese sentido la nación no ha perdido su centralismo mental, acrisolado en una potente tradición de protagonismo capitalino en la que ciertas minorías de control zarandean cíclicamente la vida pública con un forcejeo de influencias y maquinaciones. Ningún deporte se practica en Madrid con tanta pasión como el de las cábalas para derribar gobiernos y el de los complots de reservado de restaurante. Ni las redes sociales, ni las tecnologías de comunicación, ni el soft power, ni la sociedad líquida de la posmodernidad han alterado la esencia convencional, clásica, de esta política de cenáculo, mentidero y enigma. En estos tórridos días de julio el caso Bárcenas se ha instalado como un troyano en el núcleo duro del sistema. La recalentada atmósfera madrileña está en temperatura de fusión, hirviendo de especulaciones, conjeturas y rumores. El punto crítico está en Soto del Real, al pie del Guadarrama, que es de donde en invierno procede el viento helado que acuchilla las calles. Allí está peregrinando tanta gente que el preso preventivo más famoso del momento podría dar turnos como en la carnicería. Se ha visto a emisarios del Gobierno, a abogados sin clientes, a traficantes fiduciarios y hasta a un célebre invidente con lazarillo. Se supone que tendrían que saberlo en la Moncloa, donde los espías del Reino rinden despacho ante una menuda vicepresidenta cargada con energía de varios megatones, pero allí no se escucha más que el canto de las chicharras como si todos los que trabajan en el complejo se hubiesen refugiado en el bunker en el que Felipe González se operó de almorranas. El silencio del poder otorga licencia para la libre hermenéutica; mientras unos lo interpretan como la cautela estratégica de la esfinge gallega, otros sospechan que se trata de un pavoroso desconcierto ante la posibilidad de que emerjan de la cárcel los fantasmas incontrolados del vaso de Pandora. Algunos intelectuales orgánicos, aficionados a la Historia, remiten con vocación galdosiana al precedente del atentado contra Prim, que salió vivo del tiroteo del Turco pero fue rematado en el cuartel del Ejército por gentes allegadas. En medio de este frenesí de tramas superpuestas se buscan quintacolumnistas entre las bambalinas con el método del qui prodest. No será fácil hallarlos porque el primer efecto de la paranoia es un delirio de desconfianza en el que nadie se cree a salvo. P JM NIETO Fe de ratas

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