ABC MADRID 08-07-2013 página 15
- EdiciónABC, MADRID
- Página15
- Fecha de publicación08/07/2013
- ID0006234242
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ABC LUNES, 8 DE JULIO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN INDECENCIA La democracia que hace 35 años nos unió en una misma ilusión hoy parece una gran estafa A tradición española ha querido asociar siempre el término decencia al largo de la falda o lo generoso del escote, probablemente para alejar el foco de su sentido moral, intrínsecamente ligado a la actitud que desde nuestro libre albedrío adoptamos ante la vida. O sea, al único de sus significados llamado a perdurar en el tiempo y por ende esculpido en piedra. Decencia es palabra que apela a la integridad personal, al esfuerzo cotidiano por ceñirse a la norma de conducta que condensó Kant en aquel célebre no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti ¿Cuántos de nuestros dirigentes patrios superan la prueba del principio categórico ¿Cuántos pueden presumir de no haber robado, ni mentido, ni malversado, ni favorecido a un amigo o un familiar en perjuicio de los intereses de la mayoría de sus gobernados? ¿Cuántos están en condiciones de negar, sin faltar a la verdad, haberse convertido en cómplices de engaños, latrocinios o corrupciones de toda índole, por encubrir estos comportamientos a sabiendas de que se producían? ¿Por cuántos pondría yo la mano en el fuego? Con una sola me sobran dedos. Decencia tal como yo la entiendo, se refiere igualmente a la honestidad intelectual; es decir, al empeño por construirnos, a través de la forma- L ción y la reflexión, una escala de valores capaz de elevarnos por encima de lo que hay y llevarnos a trabajar con el fin de mejorar el escenario en el que nos movemos. Esa voluntad requiere una convicción basada en hechos constatables y no en prejuicios sectarios. Demanda tanta claridad de ideas como flexibilidad para adaptarlas a la realidad cambiante, que no a la conveniencia derivada de la circunstancia. Exige firmeza, valentía, constancia y determinación a partes iguales. Es incompatible con el relativismo imperante. Decencia es también prima hermana de coherencia pues no se entiende la una sin la otra. Haz lo que yo digo, no lo que yo hago constituye una de las más graves ofensas que sufrimos diariamente los ciudadanos de los representantes de la clase política, acostumbrados a pontificar sobre lo divino y lo humano para a continuación incurrir, sin remordimiento aparente, en aquello que con más dureza critican. El refranero está lleno de vigas y pajas al respecto, de prédicas y trigo. La coherencia es probablemente la virtud que más se echa a faltar en los llamados a liderar esta sociedad huérfana de referentes, que va viendo caer, uno tras otro, los modelos sobre los que había levantado su esperanza. Bárcenas y sus revelaciones referidas a las miserias del PP, tan oportunistas como creíbles por plausibles; el escándalo multimillonario de los EREs fraudulentos, que salpica, cuando menos, a toda la cúpula del PSOE andaluz; Valderas, el comunista subastero que se hizo a bajo precio con el piso de un desahuciado; los filoetarras de Bildu Sortu rentabilizando en las instituciones cada uno de los asesinatos de la banda terrorista; Bolinaga en la calle; la reforma de la Ley del Aborto aplazada sine die... Son síntomas distintos de una misma enfermedad: La indecencia que se ha adueñado de nuestra vida pública. Cada uno tiene su tipificación legal y su precio político. Cada cual asignará a estos y otros tantos casos paradigmáticos un nivel diferente de gravedad. Pero todos contribuyen a destruir la fe de los españoles en una democracia que hace apenas 35 años nos unía en una misma ilusión y hoy parece una gran estafa. IGNACIO CAMACHO LA INDUSTRIA DE LA CONSPIRACIÓN Éste va a ser un verano fecundo para las dos primeras industrias españolas: la del turismo y la de la conspiración STE verano promete resultar próspero para dos grandes industrias nacionales: la del turismo y la de la conspiración. Las crisis de Turquía y Egipto van a llenar los hoteles españoles y los procesos de Bárcenas y de los EREs están cargados de combustible para la máquina de intrigar. La estabilidad política del país depende de que una cuerda de sospechosos se ponga a cantar la Traviata en los juzgados, que es donde en esta legislatura reside la verdadera oposición; mientras a Griñán sólo lo desestabiliza la jueza Alaya, los enemigos de Rajoy confían mucho más en Bárcenas que en el mustio Rubalcaba. El bipartidismo reposa sobre una ciénaga y ésa es una mala noticia porque su eventual desplome sólo conduce al apogeo de una Frikilandia populista poblada de radicales, agitadores, oportunistas y demagogos. A falta de que en Andalucía afloren los imputados de la traca final con que la magistrada del trolley se despedirá del sumario, la pasión conspirativa de la Corte se agita en torno a la presunta venganza de un Bárcenas incómodo en el traje de presidiario. La base de la expectativa son los apuntes que el ex tesorero ha ido desparramando cuando entendió que se le estrechaba el cerco penal. Pero la evidencia del chantaje, practicado en restaurantes concurridos a plena luz del día, no ha impedido que esté durmiendo en Soto del Real. El antiguo contable, rodeado de ese cierto halo de seducción que siempre tienen los personajes turbios, es un experto en el arte de la confusión y sabe manejar el impacto político y mediático de las medias verdades entreveradas de mentiras. Su estrategia ofrece un punto débil: tiene explicaciones para todo menos para el origen de su propio dinero, que es lo que lo mantiene en prisión. Su objetivo no es derribar al Gobierno sino aliviarse penas y para eso carece de aliados porque el periodismo lo va a utilizar como carne de cañón. Si le da un ataque de locuacidad puede atarse una piedra al cuello y si se limita a amagar lo van a echar a los leones quienes ahora le jalean para que se arranque por carceleras. En el PP cunde el pánico porque Rajoy sigue haciendo la estatua. La mayoría de los dirigentes se agarran a la jaculatoria de que lo que no diga Bárcenas al juez será sólo verdura de las eras pero en el fondo saben que para incendiar el rastrojal basta con que utilice a cierta prensa como mechero. Los profesionales de la conjura andan haciendo cábalas secretas sobre los beneficios y los beneficiarios de una catarsis. Ayer, bajo la canícula, el presidente se retrató charlando con Aznar ante una inocente mesita de jardín y parecía por la rigidez que estaban los dos sentados sobre una santabárbara. Con mayoría absoluta, me dijo al teléfono una voz nostálgica de liderazgo, al del bigote no le duraría esta crisis ni hasta la luna de agosto. Pero el poder lo tiene un hombre que desayuna diazepán político. E JM NIETO Fe de ratas