ABC MADRID 08-07-2013 página 5

ABC LUNES, 8 DE JULIO DE 2013 abc. es ENFOQUE 5 ARTÍCULO DE ESPERANZA AGUIRRE LIBERTAD Y DEMOCRACIA La Historia nos muestra infinidad de casos en los que unos gobernantes que llegan legítima y democráticamente al poder luego lo usan para cercenar la libertad de los ciudadanos L A intervención del Ejército egipcio el pasado día 3 para derrocar al presidente democráticamente elegido, el islamista Mohamed Mursi, en nombre de la libertad y de la reconciliación nacional, según declaraba el premio Nobel de la Paz egipcio Mohamed el Baradei, aparte de las incalculables consecuencias internas y geoestratégicas que encierra, nos pone ante uno de los problemas políticos más importantes que existen y ante el que todos debemos tener las ideas claras: la relación entre libertad y democracia. Empezaré por decir que se trata de dos conceptos que no pueden compararse porque se refieren a categorías filosóficas y políticas muy diferentes, por más que puedan guardar relaciones y por más que, con demasiada frecuencia, se coloquen al mismo nivel. Uno, la libertad, es un atributo esencial de las personas cuando viven en sociedad. Decir que es un atributo esencial quiere decir exactamente eso, que si a una persona le arrebatamos o cercenamos su libertad le estamos impidiendo ser persona. Podemos recordar una cita de Manuel Azaña muy pertinente para remachar esta idea: La libertad no hace ni más ni menos felices a los hombres, los hace, sencillamente, hombres Así de claro, si nos quitan la libertad nos están impidiendo ser personas. Por eso, toda organización social tiene que defender y preservar la libertad de sus miembros por encima de todo. Más aún, podemos afirmar que el objetivo último de toda organización social debe ser, precisamente, ese: garantizar la libertad de los individuos. De manera que una organización social será tanto más perfecta, desde el punto de vista político y desde el punto de vista moral, cuanto mejor garantice el ejercicio de la libertad de sus miembros. Y cuando hablamos de organización social nos referimos, en primer lugar, al Estado. El otro concepto, que acontecimientos como los egipcios nos obligan a analizar una vez más, es la de- CARBAJO ROJO mocracia, que no es ningún atributo esencial de las personas, sino una herramienta que se dan las organizaciones sociales, en este caso el Estado, para tomar decisiones según la voluntad de la mayoría. Creo que Friedrich von Hayek acierta cuando, en su fundamental Camino de servidumbre afirma que la democracia es un medio, un expediente utilitario para salvaguardar la paz interna y la libertad individual y nos advierte de que bajo el gobierno de una mayoría muy homogénea y doctrinaria el sistema democrático puede ser tan opresivo como la peor dictadura Porque la democracia es un instrumento y, como tal instrumento, no es un bien en sí mismo. Depende de cómo se utilice, porque, como bien nos dice Hayek, puede ocurrir que un gobierno democrático actúe de forma dictatorial y, encima, se escu- de en ese carácter democrático de su origen. Y no es que pueda ocurrir, es que la Historia nos muestra infinidad de casos en los que ha ocurrido, en los que unos gobernantes que llegan legítima y democráticamente al poder luego lo usan para cercenar la libertad de los ciudadanos. Herramienta La democracia no es ningún atributo esencial de las personas, sino una herramienta que se dan las organizaciones sociales, en este caso el Estado, para tomar decisiones según la voluntad de la mayoría El ejemplo más llamativo y conocido por sus trágicas consecuencias lo tenemos en Hitler, que, recién elegido canciller democráticamente y tras el incendio del Reichstag en febrero de 1933, consiguió que se aprobase un decreto que limitaba los derechos reconocidos por la Constitución alemana, lo que le permitió, a partir de entonces, detener y perseguir a sus adversarios políticos e implantar ya de facto la dictadura nazi. Hitler cumplió con la democracia... hasta que utilizó el poder democráticamente adquirido para acabar con ella y, lo que es más grave, para acabar con la libertad de los alemanes. Otro ejemplo menos conocido, pero también de consecuencias catastróficas, es el de las elecciones democráticas en Checoslovaquia en 1946. Es verdad que el Partido Comunista fue el más votado, con un 38 por ciento de los sufragios, y, por tanto, empezó a gobernar democráticamente pero en 1948, con el apoyo de los soviéticos y con la excusa de que las potencias occidentales conspiraban contra ellos, se arrogó todos los poderes, y la democracia checoslovaca pasó a ser una ficción hasta la caída del Muro en 1989. Y los pobres ciudadanos checoslovacos tuvieron que pasar más de cuarenta años bajo un régimen criminal que reprimía absolutamente sus libertades. Los ejemplos pueden multiplicarse y lo que nos enseñan es precisamente eso: que la democracia es una herramienta para tomar decisiones, pero que esas decisiones no siempre garantizan la libertad, que es el bien superior que hay que preservar. ¡Ojo, pues! la democracia no garantiza la libertad, aunque sea, como Churchill dijo con su peculiar ironía y su aguda inteligencia, la peor forma de gobierno, excluidas todas las demás Porque lo que sí es seguro es que sin democracia no hay libertad. ESPERANZA AGUIRRE PRESIDENTA DEL PP DE MADRID