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ABC MADRID 08-07-2013 página 3
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ABC LUNES, 8 DE JULIO DE 2013 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA ¿EXISTE UN ISLAM LIBERAL? POR MERCEDES MONMANY Varios hechos apuntalarían nuestra pesadilla contemporánea, no sólo de desencuentros filosóficos, sino de agresivas declaraciones de guerra por parte del islam radical. Bien las puntuales, llevadas a cabo por lobos solitarios en mitad de una calle de Londres, o bien, tal y como ha advertido el Instituto Elcano, las perfecta y pacientemente planificadas por células yihadistas de nuestras sociedades XISTE un islam liberal? Es una pregunta que se hacen frecuentemente muchos ciudadanos y, en especial, intelectuales de nuestros países, acostumbrados a firmar generosamente manifiestos de denuncia y cartas de solidaridad, a organizar conciertos o espectáculos para recaudar fondos y, de forma mucho más vasta, a emprender todo tipo de iniciativas para ayudar desinteresadamente a los más desfavorecidos. Desfavorecidos ya sea a causa de un desastre natural de origen tropical, a un terremoto devastador o a una nueva ola dramática de refugiados, fruto de tal o cual conflicto. Iniciativas que nunca llevan un sello ni escogen identificar exactamente a esos desasistidos mundiales, acudiendo allá donde se produce la tragedia en ese momento, ya sea un país musulmán, uno cristiano, otro de mayoría hindú o el mismo Israel, tan demonizado y tomado como blanco recurrente de críticas de todo género, si se diera la ocasión y una ayuda humanitaria de ese tipo así lo requiriera. En 2010 el politólogo y ensayista americano Paul Berman, comentarista a menudo incisivo y nada complaciente en sus tomas de posición, autor de libros como A Tale of Two Utopies o de Terror and Liberalism (2003) publicó un polémico libro, La huida de los intelectuales (The Flight of the Intellectuals) poniendo el dedo en la llaga sobre esta cuestión. Por un lado, Berman emprendía una neta deconstrucción de intelectuales europeos musulmanes, como el oscuro y camaleónico Tariq Ramadan, nacido en Suiza, y, que mientras enseña filosofía en Ginebra y es profesor visitante en Oxford, minimizó también en su día los atentados de Bali y Madrid, tratándolos de intervenciones Al mismo tiempo, como recordaba Berman en su libro, Ramadan no tenía problema alguno en impartir conferencias en abarrotadas salas donde hombres y mujeres se sentaban en espacios separados Pero el analista americano resaltaría la lasitud que se había instalado, poco a poco, entre los intelectuales occidentales a la hora de analizar cuestiones muchas veces inequívocamente alarmantes relativas al islam. Es decir, la extensión de una creciente ausencia de crítica de ningún tipo o, si se prefiere, una clara capitulación ante la amenaza de violencia. Todo ello, según apuntaba sin remilgos un habitual colaborador de The New York Times como Berman, se daba sobre todo por parte de muchos progresistas, y en concreto en el reducto de la prensa progresista, que ridiculizaba a menudo la supuesta paranoia e ignorancia masiva occidental que no entendía ni manejaba las ideas adecuadas sobre las auténticas claves históricas y culturales del complejo e idiosincrático mundo musulmán. Como recordaba Berman, las invitados en cantidad de foros y órganos de consulta, como es el caso de Tariq Ramadan? El lector y espectador de noticias de nuestro entorno, el no especialista, se siente a menudo desconcertado, desasistido, a la hora de calibrar este viejo tema de choque de civilizaciones con su enorme capacidad de perturbar e inquietar mentes y conciencias, ya que se ha sido educado en una civilización de valores firmes, intocables, en una sociedad de defensa de las libertades, fundada en el respeto, la tolerancia y la igualdad de oportunidades. En cualquier tipo de pensamiento instintivo sobre la cuestión parecen surgir inmediatamente prejuicios morales e históricos de todo tipo, y saltan todas las alarmas: ¡ojo con posicionarse en uno u otro bando! Ni en el flower power paradisíaco de cándidas alianzas y una absoluta negación de peligros potenciales, ni en el belicoso y paranoico de la extensión sin límites de un Enemigo Total de más de 1.600 millones de musulmanes con una inmensa variedad cultural, geopolítica, religiosa, económica y antropológica. Un mundo que al carecer, en ocasiones, de frentes críticos constantes, ha dejado crecer aquí y allá sus propios extremismos locales, esos ultras del islam más violento, como es el salafista, cuyo único objetivo es hacer regresar a todos los países musulmanes, JAVIER CARBAJO desde Indonesia, al Magreb, Túnez o Egipto, o incluso a los que no lo son, como Francia y España, a los tiempos originarios del Profeta y los cosas habían cambiado notablemente desde que conquistadores árabes, en base a una lectura sesSalman Rushdie fue condenado a muerte en 1989 gada y extraliteral del Corán. Movimientos enmaspor el islamismo radical y numerosos pensadores carados o no, que en cuanto se alzan con unas elecde todo el mundo se atrevieron a arriesgar su vida ciones democráticas, su primera obsesión es insen su defensa. En la actualidad, sin embargo, se taurar la Sharia, la estricta ley islámica, en produciría una paradoja llamativa. Si bien había sustitución del Código Civil y Penal. aparecido una nueva generación de islamistas mon varios de estos países, a través de revoderados éstos se abstenían con demasiada freluciones que los occidentales rápidamencuencia de denunciar inequívocamente el terrote bautizaron con poéticas metáforas carrismo y la intolerancia, por no hablar de la misogadas de futuro, como ha sucedido con las ginia y afrentas hacia las mujeres en la mayor parte primaveras árabes muchos de estos dirigentes de los países de mayoría musulmana. Desde la época de las Cruzadas los desencuen- de nuevo cuño han descubierto con alborozo las tros, más o menos virulentos, más o menos beli- virtudes de una antaño denostada democracia de cosos y a la expectativa de quién movía pieza an- quita y pon, cuando conviene. Es decir, un bien putes, no han dejado de producirse. Si echáramos la blicitario de alta resolución mediática, manejado vista atrás, varios hechos apuntalarían nuestra pe- hábilmente en la forma arrogante de mayorías sadilla contemporánea, no sólo de desencuentros parlamentarias y absolutistas. Un poder ejercifilosóficos, sino de agresivas declaraciones de gue- do de forma desdeñosa y cínica, ya sea por parte rra por parte del islam radical. Bien las puntuales, de dictadores potenciales o declarados, como sullevadas a cabo por lobos solitarios al estilo low cede en Irán, o por parte de líderes de agendas oculcost improvisado con un machete en mitad de una tas y mandatarios supuestamente europeizados, calle de Londres, o bien, tal y como ha advertido el como Erdogan, de claras derivas autocráticas y Instituto Elcano, las perfecta y pacientemente pla- actitud insensible como ha declarado recientenificadas por células yihadistas de nuestras socie- mente el Nobel Orhan Pamuk, al salir en defensa dades. Un extremismo islamista que no deja de in- de los manifestantes de la plaza Taksim. Alguien corporar a jóvenes musulmanes radicalizados, cre- que llama terroristas a jóvenes indignados que cidos entre nosotros mismos y aparentemente se manifiestan pacíficamente y que, como dicen integrados en nuestras abiertas y confiadas socie- sus críticos, no reconoce la pluralidad, la diversidades occidentales, como fue el caso del asesino dad y la participación en una sociedad democráde niños judíos en un colegio de Toulouse hace algo tica, queriendo imponer a la fuerza su moral relimás de un año, o los dos hermanos de origen che- giosa y su imaginario político Es decir, todo aquello que para él es bueno, justo y deseable cheno autores del atentado de Boston. ¿Era exagerada la visión de Paul Berman, así MERCEDES MONMANY ES ESCRITORA como su severa crítica a intelectuales tolerados e ¿E E

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