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ABC MADRID 07-07-2013 página 120
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ABC MADRID 07-07-2013 página 120

  • EdiciónABC, MADRID
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120 GENTESTILO DOMINGO, 7 DE JULIO DE 2013 abc. es estilo ABC ISABEL PERMUY LOS DOMINGOS DE... Zoé Valdés Yo soy triste; antes la tristeza se consideraba una ventaja para un escritor El 22 de enero de 2014 se cumplirán diecinueve años desde que la escritora cubana Zoé Valdés partió a un exilio que ella asegura que no la amarga, pero sí la entristece. Aunque a ella la tristeza le gusta, y hasta dice que le ayuda a escribir tarde se defiende) y lo primero que hace es ponerse a leer la prensa en internet. La lee mientras desayuna un jugo de naranja o arándano, una tostada y un café Luego se lanza a recorrer el mercado de la Bastilla, que lo tiene muy cerca de su casa en el Marais. Y ya le toca volver a casa a preparar el almuerzo (le encanta hacerlo muy cubano, que si arroz amarillo con pollo, que si ensalada de tomates y aguacate... para la familia, esencialmente su marido y su hija de 20 años, Luna. Además se acerca a llevarle comida a una amiga cubana y pintora que ya está muy viejita; desde hace tiempo me gusta ir a verla y a charlar con ella los domingos, se llama Gina Pellón Suele rematar en un museo o en el cine, o arrebujada leyendo en casa si hace demasiado frío en París para salir. Por la noche se pone unos ciclos increíbles de películas japonesas mudas y sonoras de los años 20 y 30. La introdujo en el vicio Míriam Gómez, la viuda de Cabrera Infante. Míriam convenció a Zoé de que ver este cine era mucho mejor que ir al psiquiatra. Y así se vive en el exilio, un tema sobre el que Zoé Valdés dispara enunciados tan conmovedores como contradictorios. Niega que su condición de exiliada sea traumática, pero lleva la cuenta al día y casi al minuto de todo su tiempo fuera de Cuba. A regañadientes admite que sufrió los primeros tres años pero rauda apunta que a partir de ahí el exilio me ha enriquecido mucho, se aprende mucho saliendo de Cuba Suspira. Y precisa que tanto ella como el álter ego suyo que es la narradora del libro sobre Dora Maar son mujeres no amargadas, sino tristes: Yo soy triste, me gusta la tristeza, aborrezco esa exuberancia y esa euforia que ahora parece que haya que tener para todo, en otros tiempos la tristeza se consideraba una ventaja para un escritor A la primera pregunta más o menos directa sobre lo que está pasando en Cuba se cierra en banda, se niega a hablar de eso E inmediatamente habla de eso: Yo mientras estén los Castro no vuelvo a Cuba. No le doy mi dinero, ni mi energía ni mis fuerzas a una dictadura. ¿Qué cambios dicen que hay? Si Franco hubiera tenido un hermano y le hubiera dado el poder, ¿ustedes habrían llamado a eso cambio? Dicho lo cual proclama que el exilio no la ha afrancesado lo más mínimo: Cuba está en todo mi yo, yo bailo como cubana, como como cubana, hago el amor como cubana... Y en esto último, ¿en qué se nota la diferencia? Ella levanta suavemente el pie del pedal: Bueno, para empezar porque tengo un marido cubano, no necesité casarme con un extranjero para salir, salimos los dos juntos, toda mi familia que está fuera es así, y cuando nos reunimos todos, somos cubanos Exilio de adolescente Nos despedimos ahondando en ese otro exilio suyo de adolescente que escribía arrobadas odas a Picasso, para acabar de adulta enfadadísima con él y con el trato que daba a sus mujeres. O a amigos como Max Jacob, muerto en el campo de concentración de Drancy. Picasso sugirió que como Jacob era un ángel saldría volando y se escaparía, y no movió un dedo para ayudarle. Dora Maar nunca se lo perdonó. Zoé Valdés tampoco. A ella la pone especialmente nerviosa cierta tendencia muy europea a idealizar cosas en el fondo crueles. Como los genios sin entrañas. O algunos dictadores carismáticos. Pero en serio que ella no quiere hablar de eso. Nos da un último consejo, cazado al vuelo de los domingos que la pillan en Madrid: acercarse a comer comida cubana al restaurante Zara en la calle Infantas, número 5. Sobre los mojitos no recomienda nada porque ella no los bebe. La cubanía puede ser mucho más trágica y más sutil. POR ANNA GRAU N o hay que sorprenderse entonces porque decidiera titular La mujer que llora su envolvente última novela, ganadora del premio Azorín 2013 y dedicada a Dora Maar, quizá la más surrealista de las amantes y musas de Pablo Picasso. Zoé Valdés ha rastreado el legendario llanto de Dora Maar en París, donde ella vive y donde los domingos se levanta a eso de las once es el único día que me puedo levantar tan Regreso Yo mientras estén los Castro no vuelvo a Cuba. No le doy mi dinero, ni mi energía ni mis fuerzas a una dictadura. ¿Qué cambios dicen que hay? Si Franco hubiera tenido un hermano y le hubiera dado el poder, ¿ustedes habrían llamado a eso cambio?

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