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ABC MADRID 06-07-2013 página 32
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  • EdiciónABC, MADRID
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32 INTERNACIONAL Golpe militar en Egipto El cambio político SÁBADO, 6 DE JULIO DE 2013 abc. es internacional ABC El nuevo régimen disuelve el Senado e inicia la transición Intenta que los islamistas participen en el proceso abierto, pero estos no aceptan el cambio político impuesto P. ROSAS EL CAIRO Los Hermanos Musulmanes perdieron ayer su último refugio en las instituciones egipcias, el Consejo de la Shura. El nuevo presidente del país, Adli Mansur, disolvió ayer la Cámara Alta del Parlamento, que estaba dominada por la cofradía, y comenzó a aplicar la hoja de ruta consensuada por los militares y la antigua oposición. La Hermandad sigue, sin embargo, desafiante ante la nueva situación política egipcia, y aboga por seguir en las calles hasta que Mohamed Mursi sea repuesto en la presidencia. La escena política de la nueva transición empezó ayer a ponerse en marcha. Tras ordenar la disolución de la Shura, Mansur nombró a sus prime- ros consejeros, un académico y un constitucionalista, y designó a un nuevo jefe de los servicios secretos, Mohamed Ahmed Farid. Las nuevas autoridades y diferentes líderes de la oposición han mostrado su deseo de que la cofradía islamista participe del nuevo proceso, pero por ahora los Hermanos Musulmanes no están dispuestos a aceptar el nuevo statu quo. Especialmente después de que sus principales líderes se vieran entre rejas o con órdenes de arresto o prohibiciones de vuelo a las pocas horas de que se ejecutara el golpe. La confusión sigue reinando en torno a estas detenciones, especialmente después de que el guía supremo de la cofradía, Mohamed Badie, apareciera ayer en la masiva manifestación proMursi en el barrio de Medinat Na- ser. La televisión estatal había anunciado su detención el día anterior, pero la hermandad aseguraba ayer que había sido liberado El propio Badie negó, sin embargo, que hubiera sido arrestado en ningún momento. Liberado fue también ayer Saad el Katatni, presidente del Partido Libertad y Justicia, y el viceguía de los Hermanos Musulmanes, Rashad Bayumi por falta de pruebas después de ser interrogados. Las nuevas autoridades intentan dar una imagen de imparcialidad ante los derrocados, aunque el cierre de los canales islamistas y la oleada de arrestos resulta difícil de enmarcar en esta versión. Ayer, el fiscal general egipcio, Abdelmaguid Mahmud, anunciaba que dimitirá para no tener que investigar a los que le cesaron en el cargo. Mah- En el Sinaí Desde el derrocamiento de Mursi, unos 20 yihadistas han muerto en choques con las fuerzas de seguridad mud fue depuesto por Mursi el pasado noviembre y restituido el miércoles por un tribunal de apelaciones. No abandonaremos las calles hasta que el presidente Mursi sea reinstaurado arengó ayer a las masas Mohamed Badie. El desafío en las calles de la hermandad, que no parece estar dispuesta a marcharse sin oponer resistencia, y los nuevos llamamientos del movimiento que inició las protestas contra Mursi a manifestarse para defender los logros de la segunda oleada de la revolución del 25 de enero han añadido más tensión a la ya de por sí explosiva situación. Así las cosas, en la península del Sinaí, un territorio cada vez más fuera de control de las autoridades, milicias armadas mataron ayer a un soldado y atacaron varios puestos de control. Por la tarde, otros cinco policías morían tiroteados en la ciudad de El Arish. No está claro si estos ataques se producen en respuesta al golpe de los militares, pero el Ejército puso en alerta a las tropas desplegadas en el Sinaí y cerro indefinidamente la frontera con Gaza, posiblemente por el temor a que milicianos de la franja pudieran cruzar a territorio egipcio. Según el diario Al Ahram desde la expulsión de Mursi del poder, unos 20 yihadistas han muerto en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Partidarios de Mursi rezan ayer junto a la mezquita Raba El- Adwyia de El Cairo TO UNA PROMESA ECONÓMICA LASTRADA POR LA INESTABILIDAD La caída del turismo aceleró la crisis que acabó con Mursi VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN MADRID Apenas han pasado unos años desde que el banco de inversión Goldman Sachs incluyese a Egipto en el grupo de los N- 11, los once países del mundo que se presentaban como economías proclives a la inversión y para las que vaticinaba un futuro de crecimiento económico. La Primavera Árabe que precedió a la caída de Mubarak, la decepcionante gestión de Mursi y la incertidumbre que se abre tras el golpe de estado tiñen de negro las esperan- zas del crecimiento futuro. El país es altamente dependiente del turismo, sector que representa en torno al 10 de su Producto Interior Bruto, y la inestabilidad política se ha convertido en el peor ingrediente para presentar al país como un entorno atractivo. En el año 2010 llegaron a Egipto 14,7 millones de turistas extranjeros. Por aquel entonces el sector empleaba a 1,8 millones de personas, e indirectamente a otros cinco. Tras el estallido de la revolución en 2011, el número de visitantes cayó hasta los 9,8 millones, perdiendo en solo un año cerca de 3.000 millones de euros de facturación. El desempleo que se generó y la desconfianza en la libra egipcia encarecieron el coste de la vida de un país que importa el 40 de los alimentos que consume. El intento del presidente Mursi de poner fin a las subvenciones al combustible, en las que el país invierte entre el 20 por ciento y 25 por ciento del presupuesto, fue otro de los factores que extendió como una mancha de aceite el malestar social.

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