ABC MADRID 16-06-2013 página 126

DOMINGO 16.6.2013 Editado por Diario ABC, S. L. Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S. L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 35.600 D. L. I: M- 13- 58 Apartado de Correos 43, Madrid. Publicidad 902 334 556 Suscripciones 901 334 554 Atención al cliente 902 334 555. CARLOS SAINZ, piloto de rallys Españoles Retratos de ÁLVARO YBARRA ZAVALA Senderos de gloria Por IGNACIO CAMACHO E N el deporte de alta competición sucede con la suerte lo que decía Picasso de las musas, que te tienen que sorprender trabajando. A Carlos Sainz Cenamor el capricho de la fortuna se le ha cruzado algunas veces para ponerle la zancadilla en pleno esfuerzo y crearle una injusta fama de fatalismo que es el reverso pesimista de la mejor y más intensa de sus virtudes: la perseverancia. Una tenacidad persistente y luchadora, una determinación tozuda, ejemplar y constante contra la adversidad, la impotencia y el desánimo. La larga y pese a todo triunfal carrera de este hombre es en sí misma una continua declaración de persistencia, un obsesivo empeño de superación que le ha llevado, entre éxitos y desdichas, entre títulos ru- tilantes y fracasos agónicos, a una continua reinvención de sí mismo. Aquel famoso ¡arráncalo, por Dios! del rally de Inglaterra es la metáfora de una trayectoria indesmayable en la que Sainz ha arrancado una y otra vez en pos de su propio afán competitivo. Ha recorrido pistas y desiertos, montañas de arena, de polvo y de nieve, zanjas de infortunio y senderos de gloria; se ha enfrentado a averías y accidentes y se ha jugado el tipo en muchas de esas curvas donde el destino depende de un ápice de temple o de un hilo de nervios. Y siempre ha vuelto a comenzar con la ilusión intacta de un estreno, en busca de una victoria esencial que no consiste tanto en superar a los rivales como en desafiar al desaliento.