ABC MADRID 14-06-2013 página 16

16 OPINIÓN VIERNES, 14 DE JUNIO DE 2013 abc. es opinion ABC A LOS CUATRO VIENTOS ¿Reformar o eliminar el Senado? La propuesta del Gobierno irlandés de suprimir el Senado para ahorrar 20 millones anuales al Estado lleva discutiéndose en España desde que se vio que la crisis no era cosa de un año. Sin entrar en las características de la Cámara Alta de Irlanda, sí conviene recordar el origen de nuestro Senado como Cámara de representación territorial. Que sus funciones primigenias no se hayan cumplido es una realidad. Pero antes de lanzarse a desmantelar una institución que tiene toda su lógica, habría que estudiar primero si su reforma es posible y beneficiosa. Concierto vasco no, pacto fiscal catalán sí La petición de Pere Navarro de suprimir el concierto económico vasco y el de Navarra no tendría nada de extemporánea si no fuese porque el primer secretario del PSC ha reclamado antes el pacto fiscal para Cataluña. No se puede exigir la anulación de unos privilegios que se remontan a las guerras carlistas avalados por la Constitución siglos después, guste o no por el simple hecho de que a su Comunidad se le ha negado una financiación especial. El imparable efecto cláusula suelo La decisión de BBVA y Cajamar de eliminar las cláusulas suelo de sus hipotecas no ha sido imitada en un principio por otras entidades, que parecen ser reacias a hacerlo. Pero es cuestión de tiempo que estas comiencen a desaparecer de todas las hipotecas una vez que los tribunales han marcado el camino que muchos usuarios no tardarán en transitar reclamación en mano. Como en las retiradas militares, una buena concesión a tiempo es una gran victoria para recuperar la credibilidad y la confianza de futuros clientes. POSTALES JOSÉ MARÍA CARRASCAL EL GALIMATÍAS CATALÁN A la postre, el problema catalán puede reducirse a su incapacidad de liderazgo A política catalana empieza a parecer la casa de tócame Roque o como te llames. Ahí tienen a Mas que, tras el referendo sí o sí nos sale con que hay que pactarlo con el Gobierno español. A Junqueras, trazando el programa del Gobierno catalán sin querer entrar en él. A Navarro, defendiendo la consulta sobre la soberanía, pero para votar no A Durán Lleida, socio del gobierno sin pintar nada, y así sucesivamente. Toda la fama que tenían los catalanes de serios, concienzudos, previsores se está yendo por la cañería con esta serie de dislates más propios de un auca en el Teatro Romea que de un debate en el Parlament. ¿Es que han perdido aquel sentido común que tanto admirábamos y se dedican a levantar castillos en el aire como los más fantasiosos españoles? Porque ya ven a su president dispuesto a montar una Seguridad Social propia sin tener dinero para pagar las nóminas del próximo mes. O a encargar al Ejército francés la defensa de Cataluña tras expulsar al español, olvidando que ya lo hizo Pau Claris hace 350 años, con el resultado de que poco después estaba pidiendo que volvieran las tropas españolas pues las franceses les trataban mucho peor. ¿Se trata de un juego, de un amagar y no dar, de un sí, pero no, sino todo lo contrario? Esto no es se- L rio, esto es hacer trampas, no ya a los demás sino a uno mismo. Preocupante es que la entera sociedad catalana está metida en ese juego, tan divertido como peligroso. Ahí tienen a sus historiadores organizando un simposio sobre España contra Cataluña cuando, si España ha ido contra alguien, ha sido contra sí misma. Pues Cataluña ha tenido siempre la admiración, el aprecio, la estima de sus compatriotas, al representar la parte más dinámica, más moderna, más emprendedora del país. Algo que se está perdiendo a la carrera y no por culpa del resto de los españoles, sino de unos nacionalistas catalanes que ofenden, insultan, denigran a España diariamente con infundios como nos roban cuando quienes más han robado en Cataluña son sus elites. Tan chusca es la cosa que si considerase a esas elites inteligentes algo que, a la vista de su gestión, no es pensaría que han trazado un plan maquiavélico para acceder a la independencia: ofendernos de tal forma el resto de los españoles que terminemos hartos y les digamos: ¡Iros al cuerno con vuestra independencia y dejadnos en paz de una vez! Pero, repito, cuanto hacen no muestra tamaña sutileza política, sino más bien lo contrario: un apetito de poder insaciable, unas ansias de dinero todavía mayores y unas ganas locas de quedarse con el Principado para succionar hasta su último céntimo, sin tener ya que rendir cuentas a la Justicia, pues la controlarían. Lo único claro de este galimatías es que Cataluña avanza hacia una soberanía virtual siete ejes de actuación, 2.000 medidas ejecutivas ha anunciado Mas a medida que se aleja de la realidad. Aunque lo peor de todo sería que terminara contentándose con el famoso pacto fiscal O sea, que el nacionalismo catalán se quedase reducido a obtener ventajas económicas, como ha venido ocurriendo, envuelto en buena literatura, pésima historia, trasnochado victimismo y nula capacidad de liderazgo, donde puede estar la clave de su problema. En cualquier caso, espero que Rajoy no caiga en tan vieja trampa, pues hay cosas que ni se compran ni se venden. La primera, la igualdad de todos los españoles. CARTAS AL DIRECTOR ¡Qué país tenemos! Durante mi niñez, cuando cursaba estudios de Bachillerato, allá en la década de los cincuenta, en plena dictadura franquista, recuerdo cómo ciertos represaliados de aquel régimen me decían: Tú estudia y procura el día de mañana comer de la olla grande Yo entendía la frase y su significado, no así la intención con la que se expresaban. Hoy, y después del largo discurrir de los tiempos, comprendo perfectamente aquellos consejos. Quién les iba a decir a aquellos señores de la época que tanto añoraban un país libre que con la democracia que tenemos son muchos los comensales que se abastecen de esa olla grande, y algunos de ellos sin estudios. Eso sí, mucha habilidad y verborrea para engañar a quienes se les pongan por delante. Este es el país que tenemos: poca formación, minúscula preparación, mediocridad en buena parte de la clase política, escasa honradez por parte de algunos de sus dirigentes, etcétera. Así nos va a todos los que no formamos parte de esa casta. Cada día con menos poder adquisitivo, y otros muchos, en el umbral de la pobreza; mientras, ellos disfrutando de las prebendas y los privilegios que ellos mismos se impusieron, y, a la vez, si tienen a mano algo ajeno que agarrar no lo desaprovechan, no vaya a ser que se lo lleve el compañero. Me formé, finalicé mi carrera, pero desatendí las recomendaciones de aquella gente y el resultado ha sido: 41 años trabajando sin cesar, una raquítica cuenta corriente porque me obligan a tenerla para