ABC MADRID 10-06-2013 página 63

ABC LUNES, 10 DE JUNIO DE 2013 abc. es cultura CULTURA 63 OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE ADIÓS AL HOMRE QUE REINVENTÓ EL CINE ESPAÑOL S Elías Querejeta, en una imagen de 2008 como Cannes y Berlín, reconocido por el festival de San Sebastián, premio Nacional de Cinematografía, miembro de honor de la Academia de Cine... Este guipuzcoano que fue expulsado de la carrera de Químicas, que cursó estudios de Derecho y que llegó a la Primera división era, en palabras de su hija, un productor a la americana, un productor creador, un frontón, FERNANDO BLANCO una pared con la que contrastar las cosas Recientemente, el propio Elías Querejeta relataba una anécdota para un documental sobre su trayectoria emitido en Televisión Española. Al final del rodaje de El espíritu de la colmena una niña llamada Ana Torrent le cogió de la mano y le dijo: ¡Elías, Elías! Tú que puedes, haz que no se acabe nunca esta película... i hubiera que encontrar media docena de nombres para interponer entre la palabra cine y la palabra español, el de Elías Querejeta sería sin duda uno de ellos. Nació productor de películas como otros nacen rubios, manchegos o guipuzcoanos, aunque fuera el fútbol, su otra pasión, el que lo mantuviera entretenido esos primeros años en los que no es del todo aconsejable hacer películas. Jugó en la Primera división en ambas disciplinas y marcó dos goles decisivos en las dos, uno al Real Madrid de Di Stéfano y el otro al cine español, al que remató (para que volviera a nacer) a mediados de los sesenta con La caza esa película de Saura que aún hoy da qué pensar. Querejeta ha sido una denominación de origen, para el cine, desde luego, pero también para una discusión, una velada o un modo de ver la vida: el personaje que con más autoridad y personalidad ha puesto en entredicho ese concepto de autoría que se arrogó ante su imponente nariz la figura del director de cine. Sus películas han sido siempre tan suyas, que ni los más prestigiosos directores han podido arrebatárselas del todo. Carlos Saura, Víctor Erice, Montxo Armendáriz, Fernando León o su propia hija, Gracia Querejeta, han hecho grandes películas que llevan impreso su sello, su ADN, la huella de una paternidad imborrable más allá de nombres o apellidos y que está latente en cien rasgos, desde el modo de mirar a la forma de pensar, desde la letra a la música. Jugó siempre de extremo y en campo contrario, en el del productor cuando el mundo empezó a ser de los directores, hasta el punto de que no requiere un gran esfuerzo el detectar el hilo que une a películas como La caza El espíritu de la colmena Elisa, vida mía El Sur Barrio Deprisa, deprisa Una estación de paso o Los lunes al sol que son absolutamente suyas, pero de otros. Sobre su total bulimia sobre las películas que producía hay notables ejemplos, aunque quizá el más prestigioso sea el caso de El Sur la otra obra maestra de Víctor Erice que solo puede explicarse bajo ese bendito síndrome devorador de la figura de Querejeta, que fue quien le puso fin antes de tiempo, o sea, un lazo que la embelleció para siempre pero que ahorcó a su director: Erice nunca entendió que su sur no alcanzara nunca El Sur que Querejeta le desordenó hasta convertirlo en un picasso. Hasta la fogata interior de Elías Querejeta se podía llegar por su cine, pero también por su relato de una tarde entera en el restaurante La Ancha o un trasnoche en el hotel María Cristina, donde mezclaba el verdejo con Bertrand Russell o el buen destilado con el cine de intriga o las intrigas del cine. Productor y hablador de cine, rebosante siempre de filmografía y de proyectos, guionista eterno de todas las películas, incluso de las casi suyas, encontró en los últimos años la ilusión primera y perdida por el documental (también encontró, y no por el camino de la vanidad, la tecla por pulsar de dirigirlos él mismo) y empeñó en ese juego o fuego hasta la última moneda de sus bolsillos. Junto a documentalistas como Eterio Ortega o Javier Corcuera cubrió su última etapa de ilusiones cinematográficas y donde a punto estuvo de inventar un nuevo género que él se empeñaba en llamar de películas documentales La muerte de Elías Querejeta es, además, la certificación, el acta de defunción de un modo de entender y hacer el cine, en el que la figura del productor no es algo que tiene o consigue un director, sino justamente lo contrario: Querejeta nunca fue un productor tenido por un director... Querejeta fue un productor que tenía o conseguía directores para que hicieran sus películas. Y el cine español lo que hará no será llorarle (que también) sino echarle mucho de menos. Historias del Kronen (1995) Dirigida por Montxo Armendáriz. Con Juan Diego Botto, Jordi Mollá y José María Pou Cuando vuelvas a mi lado (1999) Dirigida por Gracia Querejeta. Con Mercedes Sampietro, Jorge Perugorría y Julieta Serrano Los lunes al sol (2002) Dirigida por Fernando León de Aranoa. Con Javier Bardem, Luis Tosar y José Ángel Egido