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ABC MADRID 04-06-2013 página 13
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MARTES, 4 DE JUNIO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 13 MONTECASSINO UNA RAYA EN EL AGUA HERMANN PACTOS TÓXICOS Los intentos de este apaño general del establishment para superar la crisis están condenados al fracaso ICEN que hoy en España, si eres hombre, blanco, católico, de derechas, heterosexual, madridista y taurino, estás invitando a que te agredan. Y a que después te echen la culpa de haber comenzado el lío. Pues en esta primavera tardía da la impresión de que si, a esas perversas características mencionadas, añades la de sospechoso de aznarismo, la paliza, aunque sea verbal, se tiene asegurada. Y no sólo por matones surgidos de las trincheras de la izquierda. Sabemos mucho de las insidias, difamaciones y descalificaciones que utiliza esta izquierda española para intentar liquidar social o políticamente a la gente que le incomoda. Van desde las campañas coordinadas con virtuosismo y precisión contra políticos, jueces o cualquier persona de relevancia social que apetezca destruir. Hasta los acosos mediáticos con sus mensajeros expertos en el trabajo sucio. Pero ahora estamos en tiempos de pactos fantásticos. Y el primero habido es el de esta tropa del gentucismo izquierdista con nuestro ultracentrismo, siempre deseoso de compartir espacio, mesa, cama e ideas con ese progresismo que tanto le fascina. Ahora tienen a Aznar de enemigo común y eso une mucho. A todos ellos les parece intolerable y muy desleal que ese expresidente, no otros, exprese sus preocupaciones. Pero además es muy útil para generalizar la prohibición de toda opinión que no sea el aplauso. En eso están enseñando mucho los más D encanallados de la tropa mediática de la izquierda a los jenízaros del poder presente. Se había preparado toda una batería de acontecimientos para celebrar como merece el advenimiento de la cultura del pacto. Felipe González va a visitar al presidente del Gobierno. También parece que estuvo por allí Zapatero. El experto en pragmatismos diversos, como definen los más piadosos el oficio de González, no tendría que esforzarse mucho para llevarse al presidente a la fiesta socialdemócrata de París, organizada por el magnate Nicolas Berggruen y el socialismo francés y capitalizada para España por Prisa. Allí salió Cebrián a recibirle. Ya de paso le contaría Cebrián a Rajoy que se lleva a su ministro de economía Luis de Guindos a la reunión de Bilderberg para consolidar esos lazos de común dependencia que tanto convienen. A unos más que a otros. Pero seguro que este Gobierno considera todo ello un golpe de fortuna. Es un Gobierno en el que hay ministros que, cuando llaman a sus subordinados, lo primero que preguntan es: ¿Estás oyendo la SER Rubalcaba también está encantado con esta renovada cultura del pacto. Le pone a salvo de los lobos de su partido al menos por un tiempo. Y puede presumir, sin que le desmienta nadie, de tener ya casi convencido a Rajoy de hacer un pacto contra Merkel y la Comisión. Entusiasmado de nuevo en este papel de estadista impostado, don Alfredo ya exige públicamente a Rajoy que desmantele la ley Wert y alguna más si quiere participar con él en la celebrada insurrección de los pobres contra el poder oscuro de Merkel en el norte. Hay consuelo ante tanta trampa al votante, al español en general. Uno está en que la realidad es muy terca y ahí está la troika para recordarlo. La verdad europea no está a su disposición. Los intentos de este apaño general del establishment para intentar superar la crisis sin tocar sus propios intereses, sin una reforma en profundidad del Estado y la Constitución, están condenados al fracaso. Esperemos que Rajoy venza con lucidez esta tentación. O que otros le impidan consumarla. Este intento de resucitar pasados tiempos del permanente cambalache ha de fracasar. Si no, nos llevará a todos, eso sí, muy consensuados, a escarbar juntos en la más profunda miseria. IGNACIO CAMACHO IMPUESTOS, LITERALMENTE Concentrada en la renta de las clases medias, la recaudación se ha frenado por agotamiento de sus propias posibilidades OS impuestos se llaman así porque nadie los paga voluntariamente o, dicho de otra manera, porque sólo los pagan aquellos que no pueden eludirlos, que en España son sobre todo quienes viven de sus nóminas. El IRPF constituye en realidad un tributo sobre las clases medias, puesto que las altas escapan de la presión a través de pantallas societarias y otros trucos de ingeniería fiscal mientras las bajas lo hacen por la vía de la economía informal, cuya generalizada mala fama olvida a menudo el papel de amortiguador social que desempeña en las capas más golpeadas por la crisis y el desempleo. Es por tanto sobre la burguesía cautiva de sus ingresos controlados donde recae el peso de un esfuerzo tributario asimétrico que el Gobierno no deja de incrementar pese a la evidencia de que ha llegado un momento en que la recaudación se ha frenado por agotamiento de sus propias posibilidades. El Estado, incapaz de autolimitarse en su gasto administrativo, está alcanzando ya el tope a partir del cual lo único que consigue es reducir la renta disponible que podría contribuir mediante el consumo al relanzamiento de la economía. Las directrices de la Comisión Europea auguran sin embargo más vueltas de una tuerca que ya no puede girar más sin efectos contraproducentes. Proceden estas consignas comunitarias de una mentalidad calvinista que entiende el sentido de la responsabilidad pública de un modo diferente al de nuestra tradición contrarreformista; suponen los eurócratas luteranos que el Estado se corresponsabiliza en su ajuste de forma proporcional al esfuerzo de los contribuyentes, lo que en España constituye a todas luces una utopía. Aquí los ciudadanos trabajan para alimentar una maquinaria elefantiásica cuya propia existencia desincentiva el sentido de colaboración individual, de modo que el problema no es sólo la subida continua de los impuestos sino la frustración que sufren quienes están obligados a pagarlos sin recibir la contrapartida de una gestión diligente y eficaz de su dinero. Forzado o no por las circunstancias, el Gobierno se mantiene en una vía socialdemócrata tributos altos para sostener un aparato administrativo incólume en la que tal vez no crea pero que recorre con una determinación digna de mejor causa. Está aniquilando el ahorro de una mesocracia empobrecida sin ofrecer a cambio una reforma estructural que no sólo dé significado al sacrificio exactivo sino que al menos sirva para cuadrar sus apuradas cuentas. Y su persecución del fraude sigue centrada en un escrutinio minorista. Topado ya en teoría el IRPF en tipos confiscatorios, amenaza con centrarse ahora en las deducciones, el IVA especial y otras figuras marginales. Y sigue asfixiado porque, simplemente, no tiene otro camino que el que se resiste a emprender reduciendo el tamaño del gigante que se come las escasas rentas de quienes aún pueden aportarlas. L JM NIETO Fe de ratas

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