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ABC MADRID 27-05-2013 página 13
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ABC MADRID 27-05-2013 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC LUNES, 27 DE MAYO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN LA ESPAÑA RELATIVA La España actual es relativa en términos morales. Ni siquiera la vida es capaz de generar un consenso EMOS pasado de la España discutida y discutible de Zapatero a la España relativa de Rajoy. Es verdad que el actual presidente del Gobierno nunca ha formulado en voz alta tal definición, pero no lo es menos que toda su gestión traduce esa idea, esa concepción flexible, o mejor dicho blanda, de la Nación que le otorgó hace menos de dos años una mayoría absoluta suficiente para llevar a cabo una auténtica revolución democrática. La España actual es relativa en términos políticos y territoriales. Una España menguante, que se diluye en taifas cada vez más poderosas en detrimento de la patria común. Una España cuyos dos ejes vertebradores, PSOE y PP, han cedido sucesivamente a la tentación de adaptar su discurso a la dictadura localista, hasta perder sus señas de identidad y su capacidad de cohesionar al conjunto de la sociedad. El PSOE, desnaturalizando por completo su esencia y su herencia para convertirse en una fuerza defensora de la autodeterminación. El PP, reduciendo el volumen de su altavoz, vaciando su mensaje y asumiendo resignadamente la idea de que la derecha vasca y catalana son y siempre serán nacionalistas, por lo que hay que entregar esos campos al PNV y CiU y pactar con ellos lo que se pueda, siempre desde la debilidad de quien no defiende convicciones sino conveniencias. Una España asimétrica con ciudadanos de primera, de segunda o de ter- H cera en materia de servicios sociales, dependiendo de su comunidad de residencia. Donde algunos ejecutivos autonómicos tienen licencia para derrochar y elevar el umbral de su déficit mientras a otros se les aprietan las tuercas en castigo por haber sido leales a los intereses generales a costa de grandes sacrificios. Una España presuntamente políglota, en la que un número creciente de españoles se ve privado de su derecho a educarse y expresarse en español. La España actual es relativa en términos económicos. Tan pronto se nos asegura que para crear empleo es menester bajar los impuestos como se apuesta incondicionalmente por subirlos. Hoy las pensiones son intocables pero mañana es indispensable recortarlas. No hay principios, únicamente coyuntura. La España actual es relativa en términos morales. Ni siquiera la vida es capaz de generar un consenso. Mucho menos respeto merecen la verdad o la palabra dada, por supuesto. El aborto sigue siendo una realidad impune diez y nueve meses después de la llegada al poder de un PP que prometió en su programa derogar la ley que convierte la muerte del niño en derecho de la madre. Los gurús de la calle Génova se devanan la sesera pensando qué les restará menos votos, si dejar las cosas como están o cumplir con el compromiso adquirido, porque no hay creencias o valores profundamente arraigados con los cuales ser coherente, sino encuestas a las que responder. La España actual es relativa en términos de decencia... Total y absolutamente indecente en lo que atañe a las víctimas del terrorismo, por ejemplo. A su abandono, espejo de nuestra ingratitud. A la libertad, definitiva o temporal, de depredadores irredentos como Bolinaga o Lasarte. A la legalidad de formaciones filoterroristas como Bildu, Amaiur y Sortu. Ésta es la España de Rajoy. La España de la que se desmarcó Aznar con ese puñetazo televisivo lanzado a la mandíbula de su delfín, al que conocía perfectamente y del que sin embargo hoy reniega, como si no hubiera sido posible prever cuál iba a ser el proceder del gallego. La España a la que amenaza con volver, sabiendo que no tiene ni media posibilidad de que el partido, antaño suyo, le siga. IGNACIO CAMACHO DEFENSA DEL BIPARTIDISMO La frustración social augura una catarsis en las elecciones europeas, propicias a la eclosión de demagogos y frikis L ahora denostado bipartidismo español no es ningún invento del demonio; surgió en la Transición de una ley electoral pensada para favorecer la gobernabilidad y está a la vista que ha rendido resultados más que notables. La inestabilidad de los gobiernos sólo les interesa a quienes pretenden sacar provecho de ella en el mercado negro de la política, como han demostrado los nacionalismos cuando han tenido la oportunidad de ejercer como bisagras de poder. La alternancia bipartidista funciona, con matices, en las democracias más sólidas de Europa: en Alemania, en Gran Bretaña, en Holanda, en los países escandinavos y en Francia, donde el sistema la ha reforzado mediante la doble vuelta o ballotage. Los modelos alternativos actuales son Italia y Grecia, caóticos descalzaperros de minorías enfrentadas que parecen la referencia subyacente en ciertas propuestas de reformas electorales formuladas por quienes desean convertir la escena pública española en una jaula de grillos. O de Grillos, con mayúscula. El retroceso evidente del respaldo a nuestros dos grandes partidos obedece a su incapacidad para encontrar soluciones a una crisis en la que la gente quiere buscar culpables. El malestar ciudadano se dispersa entre la voluntad abstencionista y el voto a partidos minoritarios, terceristas o radicales. Lógico: se trata de un estado de opinión fruto de la radicalización y el desengaño que ha provocado este proceso de empobrecimiento de las clases medias ante la rigidez autista de la casta dirigente. Pero en ningún lugar está escrito que la atomización del Parlamento garantice los éxitos que no ha logrado el imperfecto modelo bipartidista. La frustración social augura una catarsis en las elecciones europeas de 2014. El Europarlamento, elegido en circunscripciones nacionales, propicia la eclosión de un voto de castigo que suele premiar a exaltados, demagogos y frikis en detrimento de la partitocracia convencional. Bien está; otra cosa será ver si el electorado español, de tradición prudente y pragmática, está dispuesto a trasladar su cabreo a otras etapas del calendario- -locales, autonómicas y generales- -donde se ventilan compromisos mayores. Ocurrirá si no hay síntomas de recuperación económica y si los partidos hegemónicos continúan despreciando o maltratando a sus bases sociales. Pero no es un fenómeno irreversible. El remedio está en la buena política. En que el Gobierno deje de perjudicar a sus grupos de apoyo y en que la socialdemocracia abandone su convalecencia para hacer frente al desafío de la wikipolítica radical que le madruga la iniciativa y la calle. En este momento tan convulso, PP y PSOE sólo han perdido entre ambos menos de diez puntos respecto a noviembre de 2011. Si en dos años no son capaces siquiera de recuperarlos es que de veras los españoles nos merecemos que el fracaso de dos se multiplique por seis o por cuatro. E 110 AÑOS DE HUMOR GRÁFICO EN ABC Antonio Mingote (07 06 2010)

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