ABC MADRID 24-05-2013 página 74

74 CULTURA VIERNES, 24 DE MAYO DE 2013 abc. es cultura ABC Georges Moustaki Adiós al barbudo pastor griego que conquistó Francia El músico falleció ayer en Niza, a los 79 años de edad, debido a una enfermedad pulmonar MANUEL DE LA FUENTE MADRID Cuentan que en esos días de Mayo del 68, debajo de los adoquines esperaba la playa. Y añaden que por aquellos bulevares incendiados ninguna noche dejaba de pasearse un tipo barbudo, con aires de pastor del Peloponeso, con dos canciones en su mochila de forastero, Le métèque Con mi cara de extranjero, de judío errante, y mis cabellos a los cuatro vientos que grabaría un año después) y Ma liberté Mi libertad, durante mucho tiempo te he guardado como una perla rara. Mi libertad, eres tú quien me ha ayudado a soltar las amarras Aquella alma errante y cantante tenía entonces treinta y cuatro años, se llamaba Giuseppe Mustacchi, un griego hijo de griegos de Corfú, y había nacido en Alejandría, en el corazón del Mediterráneo de atardeceres rojos, ese que pinta de azul cien pueblos de Algeciras a Estambul. bitar las canciones y la existencia de Moustaki, un andariego al que nunca le gustaron las fronteras. En 1951, un adolescente Moustaki llega a París, y la Ciudad de la Luz y sus encantos musicales, culturales y nocturnos le ciegan. Conoce a Georges Brassens, y a imagen y semejanza del mito de la chanson se cambia el Giuseppe por un Georges. Se hace un hueco en la música, al principio cantando en restaurantes y cafés y escribiendo para otros, Yves Montand, Juliette Greco, Barbara, Dalida. En 1958, conoce a Edith Piaf y le compone un traje a la medida, Milord una de las canciones más populares de Moustaki. Agradecida, la Piaf le regala una guitarra a Georges que él guardará y reverenciará, sin apenas tocarla, en su buhardilla parisina. Se cuenta que además de pentagramas compartieron durante algún tiempo la melodía del amor. La fama Moustaki se ha convertido ya en uno de los grandes de la canción gala, además de un artista comprometido con la izquierda, aunque casi siempre fuera por libre, de acratón, con sus barbas al viento. Y llega ese mayo de las barricadas, y unos meses después Georges Moustaki publica aquella canción imaginada entre los molotov, Le métèque el extranjero, el meteco, que le haría famoso en medio planeta. Aunque más que extranjero, Moustaki fue siempre un ciudadano del mundo, un apasionado de la vida, un rompecorazones que se escondía tras su perfil de hoplita griego, un apasionado del Brasil, un tipo que cruzaba las calles de París a bordo de su motocicleta a toda pastilla para que no faltara quien le agarrara muy fuerte la cintura. Cantó hasta donde pudo, hasta el año 2009 en que ofreció su último concierto en Barcelona. Los bronquios ya no le dejaban entonar. No pudo acabar su recital. Pero el corazón de Moustaki seguía latiendo y viviendo: He dado la vuelta al mundo. He vivido cosas magníficas. He aprendido que lo que creemos adquirir es solo una pequeña e ínfima parte de lo que nos queda por descubrir. Ahora quiero escribir, pintar. Consagrar mi tiempo a lo que me da placer, como siempre he hecho decía entonces Moustaki, que deja un repertorio de trescientas canciones. Mi libertad, tú que me has hecho amar incluso la soledad, tú que me has protegido cuando fui a esconderme para curar mis heridas Desde ayer, Georges Moustaki vuelve a ser Giuseppe Mustacchi, y esta noche una nueva estrella brillará en el cielo de Alejandría. Llega a París en 1951 Giuseppe, Georges Moustaki en las cuatro esquinas del mundo, nunca se olvidó de aquel Mediterráneo en cuyas luminosas orillas, en Niza, ha muerto ayer a los 79 años de edad, debido a una enfermedad pulmonar que hace varios años le apartó del que había sido el camino de su vida: la música. Viejo Mediterráneo, cuna de razas y culturas, que nunca dejaría de ha- Discografía Georges Moustaki grabó su primer álbum, Les orteils au soleil en 1961, pero el éxito le llegó en 1969 con Le métèque En 1973, llegaba la habitual cita de cualquier grande de la chanson en el Olimpia parisino, pieza imprescindible. Maravillosas son también Méditerranéen (1992) y, más recientemente, Vagabond de 2005. Georges Moustaki, en Fráncfort, durante un concierto en 1998 EFE Hombre sin fronteras Más que extranjero, Moustaki fue siempre un ciudadano del mundo, un apasionado de la vida Mare Nostrum Toda su vida y su obra están marcadas por el Mediterráneo, en cuyas orillas nació y murió