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ABC MADRID 23-05-2013 página 14
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ABC MADRID 23-05-2013 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN JUEVES, 23 DE MAYO DE 2013 abc. es opinion ABC TRIBUNA ABIERTA A LOS CUATRO VIENTOS Libertad (parcial) de información Conocida por la impunidad con la que se expresan sus participantes, una red social fue ayer escenario del linchamiento de Carlos Hidalgo, redactor de ABC que había publicado una noticia sobre el activismo radical de determinados fotógrafos Tras la detención de dos de estos reporteros por agredir a la Policía, todo fueron insultos y amenazas hacia Hidalgo, señalado como cómplice. En defensa de una presunta libertad de información, la turba carga contra quien a diario, y sin violencia, ejerce de periodista. GLORIA Y DECORO DE SEVERO OCHOA POR MARINO GÓMEZ- SANTOS La muerte de Severo Ochoa, de la cual se cumplen veinte años, interrumpió nuestras conversaciones en la clínica madrileña donde permanecía internado te para participar en un programa de desarrollo de la Universidad española, Severo Ochoa regresó a condición de colaborar en la creación de un Centro de Biología Molecular. Sus propósitos de ayuda incondicional le llevarían muchas veces a decepciones dolorosas, que emergían, no obstante, en momentos de intimidad. Me dices que revise ese papel, incorrectamente escrito en inglés y que no está terminado. Yo no puedo avalar un trabajo de alguien que tiene prisa en publicar, perseguir premios, subvenciones y hacer compatible la política con la ciencia Se daba también la circunstancia de que en sus últimos años, evitó la asistencia a ciertos comités científicos de los que era presidente por lo cual fue criticado al advertir que los premios o las becas estaban previamente adjudicadas. Su pulcritud moral era rigurosa, sobremanera cuanto se relacionaba con la ciencia, y no toleraba los achaques de la picaresca celtibérica. Muy al final de su vida sentía que sus buenos propósitos de ayuda habían resultado infructuosos. No me consultan dijo resignadamente porque me consideran un vie- E RAN tardes estivales, de largos crepúsculos. Severo Ochoa permanecía en silencio, con la sonda nasogástrica implantada sine die, memorizando tal vez con resignación, el sabor de las cigalas que ya no volvería a disfrutar, en cenas que alegraron sus noches de desconsolada viudedad. Entonces compartimos largos silencios, mientras su pensamiento flotaba en las aguas muertas del pasado. Uno de sus temas recurrentes, en aquellas tardes, eran los grandes enigmas, en especial el origen del Universo y de la vida. La fe, buscada con obstinado empeño, resultaba dolorosamente bloqueada por la razón, ya desde sus tiempos de estudiante en los Jesuitas de Málaga. Una tarde entró en la habitación el pater de la clínica, que solía visitarle con regularidad. El diálogo fue breve y cortés, porque Ochoa no era un agnóstico radical, sino un ser angustiado por su fracaso en la búsqueda de la fe. El tiempo vertiginoso, tan preciado en su vida activa, se le ofrecía en aquel año de 1993 con generosa disponibilidad, cuando ya había perdido su cotización, al no poder utilizarlo en el laboratorio. Había salido de España, en los comienzos de la guerra civil, animado por Carmen, su mujer, para continuar su labor como el mejor modo en que un científico puede servir a su país. Tras su estancia en laboratorios europeos, inició su carrera estelar en la Universidad de Nueva York, donde dispuso de los más amplios medios y lideró el grupo de investigadores, en su mayoría norteamericanos. Antes y después de haber recibido el Premio Nobel, la precariedad de la bioquímica en España seguía siendo para Ochoa un gran dolor y en cuanto le fue posible, admitió en su laboratorio al menos dos posdoctorales, formados por Alberto Sols, considerado por Ochoa como el primer científico en implantar con éxito la bioquímica en suelo español También recibió, con calidad de visitantes, a varios científicos españoles procedentes de otras escuelas, que no obstante se autoproclamarían sus discípulos, cuando es evidente que en España no ha tenido ninguno. Al hilo de esta observación, he de puntualizar a los hacedores de leyendas, que en sus años de estancia en la Residencia de Estudiantes, no coincidió con Salvador Dalí, ni con Buñuel y habló casualmente una vez con García Lorca. Tampoco se fue de España como exiliado político lo cual se repite obstinadamente sino como exiliado científico, al ser interrumpido su trabajo por los combates de la guerra civil en la Ciudad Universitaria. Años después, cuando fue requerido oficialmen- CARTAS AL DIRECTOR No hay político que valga un duro Hay razones más que sobradas para que la afirmación del título de esta carta la compartamos muchos ciudadanos, aparte de que nos avergoncemos de sus aptitudes y de sus inculturas Recientemente se ha premiado a nuestro paisano José Manuel Caballero Bonald con el Cervantes de las Letras, un orgullo para Jerez, Andalucía y España. Un premio a su trabajo, a su esfuerzo y a su aportación a las letras. Todos los que amamos la literatura estamos orgullosos de que, al fin, se le haya hecho el reconocimiento merecido. Sevilla, capital de Andalucía, le dedicó su Feria del Libro a José Manuel Caballero Bonald. Él, a pesar de su avanzada edad y sus achaques de salud, fue a la misma, hizo el esfuerzo y estuvo en la carpa central de presentaciones y se sometió a una entrevista pública. Luego, terminado el acto, pasó a firmar libros, sin que diera muestra de cansancio o fatiga alguna, con toda la afabilidad que le caracteriza. Fue lo mejor de lo mejor. ¿Por qué lo del título de esta carta? Pues porque por allí no apareció ninguna autoridad política de Sevilla, ni de Andalucía, a recibirlo, a darle la bienvenida, ni a acompañarlo. De vergüenza. ¿Dónde estaba el señor alcalde de Sevilla? ¿Dónde el titular de Cultura de la Junta de Andalucía? ¿Dónde estaban? Ya digo, de vergüenza. Y eso que la Feria del Libro de Sevilla, la capital de Andalucía, estaba PIEDRA jo que ya no cuenta nada, y quizás tengan razón Pero había algo más, de lo que no llegó a darse cuenta: a su regreso a España había sido recibido con reservas, por temor a que el glorioso Premio Nobel se llevara la parte del león, del presupuesto destinado a la ciencia, o en puestos directivos de las multinacionales farmacéuticas. Ochoa no consideraba especialmente trascendente la significación de su obra. Pensaba que la ciencia es un mar sin orillas y por eso sentía abandonar este planeta, que le impediría conocer los grandes descubrimientos del nuevo siglo. Tampoco ponía en valor el hecho singular de haber sido con Cajal, uno de los dos únicos Premios Nobel de investigación, que enaltecieron en el mundo la ciencia española del siglo XX. Y cuando podía suponerse que lo había entregado todo en favor de la bioquímica, su pensamiento postrero fue para los jóvenes investigadores españoles, a quienes legó su patrimonio personal. MARINO GÓMEZ- SANTOS ES BIÓGRAFO DE SEVERO OCHOA

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