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ABC MADRID 21-05-2013 página 13
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ABC MADRID 21-05-2013 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MARTES, 21 DE MAYO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 13 MONTECASSINO UNA RAYA EN EL AGUA HERMANN NAZIS Y COMUNISTAS Los nazis ideológicos son un fenómeno marginal mientras que el proyecto totalitario comunista goza de espacio político, cultural y madiático L nazismo es autor del mayor crimen de la humanidad. No porque el comunismo, la otra ideología criminal, asesinara menos. Al contrario, asesino más. Las muchas decenas de millones de muertos por el comunismo a lo largo del Siglo XX superan en mucho a las del nazismo en sus 12 años de poder totalitario y guerra genocida. Pero el nazismo fue único por su sofisticación en medios y objetivos. Mientras el comunismo mató con los mismos medios y fines de todo terror invasor o genocida a lo largo de la historia, el Holocausto nazi es un salto cualitativo en la historia. El crimen comunista es primitivo, el crimen nazi fue la modernidad más terrible. Se muere igual, el horror inmediato para la víctima, sus consecuencias para la víctima, son iguales, pero se mata de forma diferente. La industrialización de la muerte, su diseño, su meticulosa ejecución, su gerencia, se elevan cualitativamente a una cima de maldad en cierta forma metafísica, jamás conquistada por otros crímenes por monstruosos y aberrantes que sean. El muy diferente trato que se da a las dos ideologías no se basa en esta consideración sofisticada de la que se ocuparon grandes cabezas de la posguerra como Theodor Adorno y célebres supervivientes como Primo Levi. Porque, aunque lamentable, es explicable que la magnitud de sus crímenes no haya llevado a la ideología comunista a la misma merecida marginación de la ideología nazi. Se debe a la E muy prosaica realidad de que una perdió la guerra y la otra la ganó, en alianza con el Occidente democrático. Aquello convirtió al comunismo en una alternativa que, por conocidos que fueran sus crímenes y monstruosidades, tuvo una gran patria soviética y un imperio en constante expansión hasta poco antes de su colapso. Nunca dejó de tener adeptos entusiastas en todo el mundo. Y nunca sufrió el desprestigio social del nazismo. En Occidente, la inmensa mayoría de los intelectuales europeos tuvo una relación, cuando no de abierta simpatía, sí de complicidad o al menos comprensión o condescendencia hacia el comunismo. Por eso el término nazi sirve hoy como insulto, mientras el de comunista no ofende. Por lo mismo que antinazi o antifascista es un epíteto siempre positivo mientras anticomunista es absurdamente despectivo. Esta asimetría en la consideración de ambas ideologías lleva a mucha paradoja y contradicción. Porque los nazis ideológicos que, en las democracias están con razón acosados social, política y policialmente, son un fenómeno marginal. Mientras el proyecto totalitario de la izquierda, el comunista, goza siempre de espacio político, cultural y mediático. Y mucho más en tiempos de tensión, crisis y aumento de la frustración y el resentimiento. Estos grupos, que están siempre en la oposición en las democracias si llegan al poder desaparecería el sistema utilizan los mismos métodos que los nacionalsocialistas alemanes en la oposición. Los SA nazis y los comunistas de Spartakus, hacían lo mismo en su propaganda y lucha. En gran parte porque los activistas, los matones, eran intercambiables, cuando no mismos. Por tanto es cierto que los acosos y la violencia que llevan a cabo los grupos ultraizquierdistas son prácticas nazis. Lo que no debe confundirse con el insulto personal. Llamar nazi a alguien es tacharlo de peor criminal y por tanto una injuria. Y para quienes tenemos cultura alemana, mucho más. Ahora Berlín va a tomar acciones contra el primer ministro húngaro, Orban, harta Merkel ya de insultantes evocaciones nazis. A mí me pagó Radomir Antic unas vacaciones por llamármelo. Ahora es, al revés, un entrenador, Mourinho, quién cobrará 6.000 euros de un periodista. Por cierto, un periodista que también me llamó nazi a mí. Casi me están entrando ganas de pleito. IGNACIO CAMACHO DEJARLO A TIEMPO La política está tan desprestigiada que sólo alcanza cierto respeto quien, como Basagoiti, la abandona a tiempo A política ha alcanzado en España tal grado de desprestigio que en ella sólo obtiene aplauso público quien la abandona. Los políticos ya no se hacen perdonar ni muriéndose porque la fobia de la crispación los persigue en el anonimato de internet, como ha pasado hace poco con Mercedes de la Merced, y les clava obituarios feroces que son como escupitajos en la tumba. Así que Antonio Basagoiti, que aún es joven y después de haber esquivado a la ETA no parece entusiasmado por palmarla a destiempo, ha optado por el portazo antes de que sea demasiado tarde para vivir la vida que tiene derecho a ganarse. Tampoco es que lo hayan despedido con torrentes de lágrimas sobre todo los suyos, que siempre son los que más se alivian cuando corre el escalafón pero ha dejado patente que aún hay dirigentes en cuya escala de valores no figura en primer término la pasión por envejecer calentando una poltrona o un escaño. A Basagoiti, moderado, flexible y moderno, se le calificaba tópicamente de político prometedor aunque nadie le había prometido nada; figuraba en fantasmagóricas listas de ministrables como si Rajoy fuese aficionado a las quinielas. En un arranque de pragmatismo vital ha optado por no esperar eventualidades y largarse a hacer las Américas ahora que aún puede y sabe; se va con la reputación intacta y algún sinsabor de ingratitudes genéricas porque en el jardín de nuestra olvidadiza democracia no sólo ya no pastan héroes sino que a los supervivientes de las batallas los reciben a gorrazos. Un tipo se pasa media vida bajo el acoso terrorista, arriesgando el pellejo por la libertad, y cuando desaparece la amenaza el premio consiste en un escrache. Antes de irse ha dejado en los anales parlamentarios un testamento formidable: esa intervención en la Cámara vasca en la que leyó en voz alta, mirando a la cara de los batasunos, los nombres de las 858 víctimas del delirio etarra. Veinte minutos escalofriantes; un monumento a la dignidad y la memoria levantado con inspirado coraje moral en las narices de los testaferros del crimen. Sólo por eso Basagoiti merece una despedida honorable después de haber atravesado un desfiladero en el que le han llovido pedradas; desde sus propias filas por ser leal a Rajoy y por haber pactado con el PSOE a cambio de nada como si desalojar al nacionalismo de un feudo vigesimal fuese poco y desde las adversarias por no acabar de aceptar el relato oficial de una paz sin derrota de los malos. Hacer política en España es un oficio vilipendiado pero hacerla en el País Vasco fuera del circuito hegemónico representa el suplicio de Tántalo. Dicen los entendidos que pese a todo este hombre tenía porvenir en la política. Pero ha preferido buscarlo en otra parte al entender que el presente es el período en que el futuro pasa por un mientras antes de transformarse en pasado. L 110 AÑOS DE HUMOR GRÁFICO EN ABC Francisco Martínmorales (06 02 2002) -No protestéis por escrito contra el regreso de la Reválida, para que nadie vea que no sabéis escribir sin faltas de ortografía.

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