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ABC MADRID 16-05-2013 página 3
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ABC MADRID 16-05-2013 página 3

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ABC JUEVES, 16 DE MAYO DE 2013 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA ¿RECORTES O ESTÍMULOS? POR JOSÉ MARÍA CARRASCAL Albert Hirschman, que acaba de morir a los 97 años, ideó una teoría optimista de la economía, que más bien debería llamarse neutra. Pero nos ayuda a entender el origen y el sentido de las crisis cial de Bienestar habría correspondido al del reparto, pero creciendo hasta el punto de amenazar a la sociedad misma, incapaz de sostenerlo. Lo que obliga a pasar a una fase de recorte de prestaciones y acumulación de riqueza para restablecer el equilibrio económico- social. La crisis, por tanto, no debe tomarse como anomalía, sino como algo natural dentro de los ciclos de vacas gordas- vacas flacas y de pulsos individuosociedad. Una teoría interesante, posible y... discutible. Lo que, en cambio, considero indiscutible e innovador de Hirschman es esta advertencia: Solemos pensar que en cada momento sólo ocurre una cosa, cuando en realidad están ocurriendo varias a la vez y no todas en la misma dirección. Lo que confunde y suele traer diagnósticos falsos y medidas contraproducentes Si aplicamos tal observación a la hora presente, no hay duda de que la economía europea se halla en franco retroceso, acaparando nuestra atención e impidiéndonos ver que la economía de los países emergentes se ha disparado, con algunos de ellos, como China, sobrepasando a potencias europeas, como el Reino Unido. O sea, el argumento de la historia es siempre el mismo, pero los protagonistas varían. Con la crisis como vehículo de crecimiento de unos países y hundimiento de otros. Que se esté entre los vencedores o entre los vencidos dependerá de si uno se aferra al pasado o elige el futuro. E N las páginas de Opinión del New York Times se enfrentaban hace poco los espadachines de las dos escuelas económicas que vienen batiéndose desde hace décadas. A un lado, Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff. Al otro, el eterno Paul Krugman. La pareja Reinhart- Kenneth se hizo famosa en 2010 por el estudio que hizo sobre el impacto del déficit en la economía de los países, del que se deducía que cuando su deuda supera el 90 por ciento del PIB frena el crecimiento. Mientras que Krugman nos repetía por enésima vez la tesis por la que le dieron el Nobel de Economía: que a la crisis no se la combate con recortes, sino con estímulos gubernamentales que fomenten la actividad económica. En realidad, se trata del debate iniciado en el crash de 1929, con Hoover defendiendo las medidas de austeridad y Roosevelt poniendo en práctica las teoría de Keynes de más gasto público. La opinión generalizada es que ganaron estos últimos, aunque hay especialistas convencidos de que la economía norteamericana no despegó con el New Deal rooseveltiano, sino con la Segunda Guerra Mundial, que envió millones de hombres al frente y puso a todo vapor la industria USA. En cualquier caso, Keynes se convirtió en el profeta de todos los gobiernos occidentales y en padre del Estado Social de Bienestar, que nos ha llevado al más alto nivel de vida de la historia. Hasta que el crash de 2008 nos recordó que incluso lo bueno puede terminar siendo demasiado y llevarnos a la bancarrota. Lo que reanuda el debate recortes- estímulos, con los dos bandos defendiendo fieramente sus posiciones. Argumentos sobran a ambos. No hace falta ser economista (o puede que se necesite no serlo, visto su papelón) para darse cuenta de que un excesivo endeudamiento no es sano. Las deudas hay que pagarlas y, de seguir creciendo, llega un momento en que sólo los intereses de esa deuda acapararán de tal forma la tesorería de un país que le impedirán atender sus necesidades más urgentes. Si la línea roja de esa deuda es el 90 como dicen Reinhart- Rogoff, o puede sobrepasar tranquilamente el 100 como dice Krugman, dependerá de cada país, pues las condiciones y actitudes difieren considerablemente. Hay países, como Estados Unidos y Alemania, que pueden permitirse ese lujo por la confianza que inspiran. Mientras que otros, como los mediterráneos, no podemos permitírnoslo por la desconfianza que generamos. No voy a ser yo, pobre de mí, quien decida la controver- sia, aunque a estas alturas puede decirse que, si dar barra libre al endeudamiento es como querer curar el alcoholismo con whisky, fiar la recuperación sólo a los recortes puede llevarnos a lo de aquel que cuando había acostumbrado a su burro a no comer se le murió. Una combinación de ambas medidas parece ser la medicina apropiada, dependiendo la mezcla de las circunstancias de cada caso. El nuestro es tan grave que Europa nos advierte que, aunque los ajustes hechos van por el buen camino, debemos seguir recortando. Seguro que no gustará, pero ¿tenemos otra salida? De ahí que me haya parecido interesan- omo les dije, se ha calificado de optimista la economía de Hirschman. Yo la llamaría más bien neutra o realista, al conJAVIER CARBAJO siderar la crisis un vehículo entre el progreso y el retroceso, según la actite una teoría, resurgida a la luz con la muerte de tud que se adopte ante ella. Quienes se rinden a su diseñador, Albert Hirschman, con 97 años, su brutal catarsis, como a cualquier desastre naque casi corresponden a los del turbulento siglo tural, no sobrevivirán o, si lo hacen, será en un XX. ¡Qué vida la suya! Nació en Berlín y recaló nivel inferior al que estaban. Mientras que los en Estados Unidos después de exilios, guerras, que aceptan el desafío, aúnan fuerzas contra ella servicios de inteligencia y labores de intérpre- y buscan la forma de reorganizarse en el desote en el proceso de Nuremberg, para iniciar, en lador escenario que ha dejado tras sí alcanza 1952, una brillante carrera académica, enseñan- rán un nivel más alto que el anterior. Algo lógido economía, política y cultura en Columbia, co y comprobado, pues a estas alturas deberíaYale y Harvard. Se haría famoso por una diser- mos saber que el progreso no es lineal ni tación que hoy suena a chiste o sarcasmo: La indefinido, como nada en este mundo, sino zigEconomía Optimista según la cual lo que lla- zagueante. Del mismo modo que el movimienmamos crisis no es otra cosa que esos pasos atrás to continuo no existe, la expansión, física o ecoque dan los saltadores para llegar más lejos. nómica, tampoco puede ser eterna. Necesita pauHirschman los llama impulsos del progreso sas, descansos, incluso destrucción de lo que el y los atribuye a las tensiones que se generan desgaste del tiempo ha dejado obsoleto, para poentre los intereses individuales y los de la co- der dar el próximo salto adelante. munidad que se dan en todas las sociedades viY a lo práctico: ¿cuándo, según la teoría de gorosas Sucediéndose en ellas los periodos en Hirschman, acabará la crisis? Pues cuando haque prevalecen los intereses de los individuos, yamos vuelto a reunir dinero para que las emcorrespondientes a los de creación de riqueza, presas puedan de nuevo contratar gente. Parey en los que prevalecen los intereses de la comu- ce que nos queda aún bastante trecho. nidad, correspondientes a los de reparto de la misma. De atenernos a esa teoría, el Estado SoJOSÉ MARÍA CARRASCAL ES PERIODISTA C

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