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ABC MADRID 12-05-2013 página 3
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ABC DOMINGO, 12 DE MAYO DE 2013 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA DILACIONES Y DEMORAS POR OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL El elogio de las demoras es lo contrario de una incitación a la pereza. Esta es un pecado capital y su virtud contraria es la diligencia. Diligencia que es amor y empeño, aguardo y espera activa. La aceleración desemboca en desilusión y fracaso: dar al hombre tiempo, como Dios nos lo da a cada uno, es el primer imperativo de humanización y la condición de la libertad y felicidad verdadera ómo diagnosticar la cultura espiritual de nuestro tiempo? ¿Con qué ideal forjamos hombres? En el entusiasmo de tantos descubrimientos admirables, la pretensión moderna ha sido doble: el apoderamiento primero del ser y luego del tiempo. Parte de una decisión: todo existe por el hombre y para el hombre. El final de esa voluntad de apropiación ha sido olvidar que el ser se le da Para los alemanes existir es ser dado: Es gibt A Nietzsche esa expresión lingüística le pareció una espada de tajante filo que deja sangrado el ser con la noticia de su origen divino. Temo dijo que no vamos a desembarazarnos de Dios, porque continuamos creyendo en la gramática (Crepúsculo de los ídolos) Percibió que ensuciar o dar muerte a las palabras es asestar un golpe a la presencia de Dios en el mundo. Y a la inversa, un golpe a la presencia de Dios es un atentado a nuestras palabras. Por eso Wittgenstein programó: Teología como Gramática- Gramática como Teología La segunda gesta prometeica es el apoderamiento del tiempo. El hombre hoy no quiere aguardar, reclama tenerlo todo en el instante y a su medida. Para cada deseo exige la satisfacción inmediata. Aguardar sería un freno a su libertad y acelera el crecimiento, excluye las dilaciones, no tolera las demoras. Esta actitud repercute en tres grandes órdenes en los que no se llega de golpe al final y en los que los procesos constituyentes no se dejan violentar. Los resultados aparentemente serán los mismos, pero solo en apariencia. Los tomates de invernadero con su rojo ardiente incitan nuestras glándulas; probados no saben a nada. Dos semanas nunca son dos meses. Así somos los hombres: sin maduración sólo hay inmadurez, mera adolescencia retardada. Antes que Heidegger escribiera Ser y Tiempo ya nuestro Antonio Machado había escrito: Al borde del sendero un día nos sentamos. Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita son las desesperantes posturas que tomamos para aguardar... Mas Ella no faltará a la cita Quien no tiene capacidad para aguardar hasta que llegue el tiempo propio de cada realidad: el crecimiento de cada río, la rama de cada árbol, el experimento en el laboratorio, la aparición del verso exacto, ese no sabe lo que es ser hombre, porque no cultiva el terreno en el que crece la esperanza. Y entonces nace el miedo ante lo que en sus entresijos sabe que consuma la vida. La muerte es fiel a su hora. La incapacidad para el aguardo en la vida primero produce el gozo de la conquista inmediacobijo en el interior del hombre, trenzándose con las anteriores y esperando las ulteriores, como esas piedras salientes de muchos edificios sin concluir que los franceses llaman pierres d attente en castellano adarajas, que están esperando a ser completadas. La enseñanza no se puede comprimir en solo días intensivos, ni fragmentar en capítulos, ni comprimir en fórmulas aisladas de la totalidad, ni suplir con fotocopias. Tampoco se deja acelerar el proceso de aprendizaje por el uso excesivo de medios técnicos sin la implicación del sujeto. Necesarios son la calculadora y el ordenador, pero ¿qué sujeto los utilizará? La radicación en éste es directamente proporcional al tiempo empleado en pensar y al esfuerzo en discernir e integrar. Ser persona lleva su tiempo y sin la duración consentida no hay humanidad verdadera. El tercer campo donde las dilaciones, la espera y los entretiempos son esenciales es el amor. En él se trata del encuentro de personas y no sólo de cuerpos; del alcance de la alegría y la felicidad, no solo de una pulsión inmediata o de una necesidad biológica saciada. Los rituales amorosos crecidos a lo largo de siglos acumulaban cláusulas y ritos que modulaban la espera mediante el afianzamiento y familiarización desembocando en la vida compartida, que incluía el encuentro sexual como la forma final de conocimiento personal. Él era a la vez en su gratuidad el inicio del misterio suNICOLÁS AZNAREZ premo: una persona surgiendo de aquel amor. En este orden el cambio ha afectado al propio lenguaje: hacer el amor lejos de significar ta, pero luego genera la desesperación. Ser hom- un acto físico puntual, sin un antes preparador y bre es dar tiempo al tiempo, darnos a él como él un después acreditador, hasta la revolución sese nos da a nosotros. Solo lo que se hace con la co- xual del siglo XX equivalía a cortejar a una mujer laboración del tiempo arriba a la eternidad. hasta lograr su aquiescencia y la de su familia, gaLa actual agonía del tiempo repercute mortal- narse su consentimiento y entregarse. mente en muchos campos. Solo aludo a algunos: la comunicación intersubjetiva, la enseñanza esay otros dos grandes campos en los que colar, el amor personal y la creación poética. Que esta dilación activa, que aguarda y traun alma llegue a otra, sin rozarla ni mancharla baja, ha mostrado ser esencial: la creasino abriéndose con pudor y temblor, es un milación intelectual y la vida eclesial. Rilke, gro que, cuando se da, transforma a quienes así en su Carta a un joven poeta, le recomendaba aguarse encuentran en seres más transparentes y feli- dar, no escribir sin más ni más, contar con la paces. Esa comunicación requiere el tiempo que nos ciencia de madurar hasta que la flor de su almenhace posible madurar, encontrar la palabra exac- dro interior anunciase una primavera, que siemta, los circuitos y meandros a través de los cuales pre tarda, pero luego es tan bella cuando llega. nos damos con generosidad y esperamos con gra- Congar, en su libro clásico, enumera como tercetitud al otro. No hay comunicación con imperati- ra condición de la verdadera reforma en la Iglevos, con solo frases hechas, con giros vulgares, tó- sia: La paciencia: el respeto a las demoras y junpicos, o abreviaturas en el móvil. Las excesivas co- to al aprecio por Hans Küng muestra cómo su error municaciones fútiles pueden facilitar o entorpecer, es olvidar que la verdad llega con pasos serenos y que no se deja imponer. afinar o volver roma la comunicación personal El elogio de las demoras es lo contrario de una El segundo campo en el que repercute la enfermedad actual de acelerarlo todo, sin dar tiempo incitación a la pereza. Esta es un pecado capital y al tiempo, es la enseñanza. En ella está en juego su virtud contraria es la diligencia. Diligencia que la persona, y no solo la inteligencia. Y en esta está es amor y empeño, aguardo y espera activa. La en juego el espíritu, y no solo la razón instrumen- aceleración desemboca en desilusión y fracaso: tal apta para saberes acumulativos, cuantitativos, dar al hombre tiempo, como Dios nos lo da a cada pero no para aquel reino de realidad que es lo per- uno, es el primer imperativo de humanización y sonal y espiritual. Hay saber cuando la realidad la condición de la libertad y felicidad verdadera. va insertándose y tejiéndose en el espíritu del homOLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL ES TEÓLOGO bre. Cada palabra y cada idea quedan entonces a ¿C H

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